Se cerraron las aulas, pero se abrió la escuela del maíz

En el estado de Veracruz los alumnos y alumnas de secundaria y preparatoria se sumaron a la siembra colectiva de la milpa, como se llama en México a la parcela familiar de tierra cultivada con maíz, alimento base en Centroamérica y gran parte del continente. Cerradas las aulas, ahora aprenden y ayudan a los adultos a trabajar la tierra que les da de comer. Muchos jóvenes volvieron de las ciudades donde el trabajo escasea por la crisis provocada por el COVID-19.

En diferentes culturas y de diversas maneras, las chicas y los chicos se han volcado a las tareas de reproducción de la vida de las que solían estar alejados por la escuela. Ayudar en casa a cocinar, limpiar, comprar, construir, arreglar, sembrar, cosechar y hasta buscarse una primera «changa» o «champa» en ocupaciones temporales o las que surgieron por necesidad durante la pandemia. Sin dudas, una escuela diferente a la otra, pero en la que también se aprende, y mucho.

“Cuando empezó la pandemia, muchos empezaron a regresar porque perdieron su trabajo. Empezaron a trabajar en la milpa, los jóvenes que habían dejado de trabajar el campo porque decían que no les gustaba y preferían ir a las ciudades a trabajar ahora decidieron organizarse para hacer Mano-Vuelta”, dice uno de los testimonios en la nota publicada por el sitio «Desinformémonos. Periodismo de abajo».

Podés leerla completa acá: https://desinformemonos.org/sierra-norte-de-veracruz-donde-se-cerraron-las-aulas-pero-se-abrio-la-escuela-de-la-milpa/?fbclid=IwAR3C4G_j1AfwflY5I_mHcXTdrq9Mp6QiR1pfJ03bCFU48LCcTUWd9cqbhIE

Foto: Desinformémonos

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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