Turismo pedagógico en Rosario: la ruta Cossettini

Santa Fe tiene hoy una muestra interesante de diversidad educativa, a lo que se suma el patrimonio de dos experiencias históricas con amplio reconocimiento en el mundo de la pedagogía: la escuela serena de las hermanas Cossettini y el Integral de Fisherton. Para conocerlos, decidí parar dos días en Rosario cuando iba camino a dos encuentros programados en la capital provincial (mirá mis notas acá y acá).

Tuve dos guías de lujo en la ciudad. Daniela Cattaneo investiga la arquitectura escolar para la UNR, y aunque compartimos un foro de crianza virtual hace quince años, era la primera vez que nos veíamos cara a cara. Amanda Pacotti es una prócer del legado Cossettini, ex alumna de la señorita Olga, maestra y vecina de ella y su hermana Leticia. Nos encontramos las tres en el bar de una esquina del barrio Alberdi, epicentro del micromundo cossettiniano en la ciudad.

Entre café y medialunas -¿qué puede ser más lindo que hacer entrevistas en un bar rosarino?- pude ir juntando las piezas del esforzado legado de las maestras argentinas más famosas del mundo. Porque nada ha sido sencillo ni fluido desde la exoneración de Olga como directora en 1950, acusada de «actividades antiargentinas» (ver la respuesta de Olga acá). Recién en 2019, un acto simbólico de reparación derogó esa cesantía. En 2007 el Concejo Municipal de Rosario declaró al edificio de la escuela Carrasco de «interés histórico arquitectónico y cultural» y apenas este año otra parte del legado material de las Cossettini encontró un lugar físico para ser resguardado.

Cuando Olga muere, su hermana Leticia toma la antorcha hasta su propia muerte en 2004. «Todavía había material dando vuelta, aunque mucho se había dejado ya en el Archivo del IRICE-Conicet, donde está muy bien custodiado pero más bien parado», me explica Amanda. «En 2002 pude participar del «seminario permanente Cossettini» que había organizado con mucho esfuerzo Adriana Mendoza, directora de la escuela Carrasco en ese momento. Ahí me di cuenta de que había un interés en las bases por parte de las maestras, y un desconocimiento absoluto sobre la experiencia Cossettini. Ese bien podría ser el punto de nacimiento de la Red Cossettini, que se va armando sin querer queriendo, como diría El Chavo. Y que tuvo un gran espaldarazo con el estreno del documental «La escuela de la señorita Olga» de Mario Piazza».

«Más tarde se suma un maestro joven de Entre Ríos, Alvaro Augusto Escobar, que tenía material también, y aparece fuerte la necesidad de tener algo para llevar a las charlas que dábamos para difundir la experiencia. Así surge la mochila Cossettini, que tiene unos 17 facsímiles de cuadernos, 20 fotos y una fotocopia de la conferencia dictada por Olga en 1947 llamada «La pedagogía de la perversidad«, enumera Amanda.

«La pandemia en algún sentido nos ayudó, porque dimos el paso internacional de organizar una conferencia virtual, y a partir de allí nos vimos sobrepasados por el interés. Aunque en aquel entonces las autoridades del Instituto de Educación Superior 28 «Olga Cossettini» no eran propensas a atesorar el material, las nuevas directoras abren ahora la posibilidad maravillosa de destinar un espacio, que incluye la biblioteca personal de las hermanas, la mía y otras cosas inéditas que irán mostrándose desde ahora. Por fin, nuestra querida Red deja de ser puro corazón y pulmón y se enmarca en algo más formal que garantice su cuidado y difusión«.

Amanda se tiene que ir. Su actividad incansable en la Red Cossettini la lleva esa misma tarde a dar una charla en Cañada de Gómez. Antes, entre la catarata de nombres y recuerdos, hubo tiempo también para algunos datos de color. ¿Tenían amores estas mujeres en apariencia entregadas exclusivamente a su labor educativa? ¿Fernando Birri o Jesualdo Sosa le arrastraban el ala a Leticia? ¿Las discípulas de Cossettini en Paraguay habían recibido en su escuela al nieto del dictador Stroessner?

Guía para recorrer Rosario en clave Cossettini

1.La Escuela «Dr. Gabriel Carrasco» (calle Agrelo 1798)
Contacto: prim69_rosario@santafe.edu.ar 

A pocas cuadras de ese bar está el primer hito del recorrido Cossettini: la escuela No. 69 «Dr. Gabriel Carrasco», el santuario donde las hermanas dejaron su impronta escolanovista, serena y activa, entre 1935 y 1950. Con la exoneración de su directora le fue quitado también su adjetivo de experimental. ¿Acaso nos quedó una cáscara donde el único rasgo cossetiniano es el retrato de Olga que aún cuelga en la Dirección? Mi guía ahora es Daniela, cuya hija hizo toda la primaria acá. Viven cerca, y aunque ahora pasó a otra, siguen colaborando con la cooperadora escolar. El barrio se ha puesto peligroso, me cuenta. Ya no hay niños jugando alegremente y bajando la barranca como antes.

No importa si ya no hay coro de pájaros, cuadernos dibujados o música en vez del timbre. Me paro un rato a ver esa esquina tan particular para intentar imaginar ese barrio trabajador en los años ´30. Daniela la conoce bien, no solo porque fue madre de la escuela, sino porque la estudió para su ponencia «Espacios educativos e innovaciones pedagógicas: reflexiones en torno a la escuela serena (CURDIUR. CONICET-UNR)». Me muestra los característicos pasillos, que de tan amplios dejan de ser meros lugares de paso. El patio central, el retoño del ceibo que plantó Gabriela Mistral. Se me pone la piel de gallina ante la evidencia: la diferencia entre un edificio escolar y una escuela maravillosa son sólo las personas. «No reconozco que haya escuelas Cossettini hoy, sino maestros que tienen la médula de su esencia: la solidaridad, el cooperativismo y la ciudadanía», me había dicho Amanda una hora antes.

Nos recibe una directora nueva, que apenas tuvo tiempo de instalarse. No puedo evitar preguntarle a Vanesa Baltieri qué se siente sentarse cada día bajo el imponente cuadro de Olga. «Yo no caí de casualidad en esta escuela. Mi vínculo se fue forjando, fue un proceso que se dio más por una búsqueda personal que por la formación docente que recibí. A Leticia la visité mucho, fue un lujo conocerla no sólo como maestra sino también como persona. Además, participé del Archivo junto con Javiera Díaz». En ese punto nos dimos cuenta de que ya nos conocíamos: en 2012, ella y Javiera habían traído la Valija Cossettini para una de las charlas sobre pedagogía que organicé en un centro cultural de San Isidro previo ala formación de Tierra Fértil, nuestra comunidad de aprendizaje.

«Miro la galería y pienso cómo la vería Olga. ¿Dónde está acá la puesta en escena para la infancia?», reflexiona Baltieri mientras nos cuenta algunas de sus primeras «medidas» como directora: celebrar el mes de las infancias con salidas y talleres lúdicos, coordinando con la cooperadora para empezar a proyectar de manera colectiva como comunidad. Nos interrumpe la vicedirectora con un asunto muy urgente: trae una hoja con cien firmas donde niños y niñas de la escuela «piden helado gratis todos los lunes». Risas y emoción. «Si bien no dejamos de formar parte de un determinado sistema educativo, tengo claro que lo primero es la mirada hacia la infancia, que va y vuelve, por eso tengo las puertas de la dirección siempre abiertas, que es algo muy sencillo de hacer».

Cuando parecía que mi tour no podía mejorar, Vanesa nos anima a subir a la casa que ocuparon Olga y Leticia durante sus cargos en la escuela. Ni siquiera Daniela había podido visitarla hasta ahora. Una escalera angosta de mármol y hierro nos lleva hasta una estancia común muy luminosa, con objetos que recuerdan a ambas, una cocina y dos habitaciones. Comparten el piso el laboratorio y la biblioteca escolar. «Hay dos chicas a las que les gusta venir y nos ofrecieron ayudar a ordenar los libros en sus categorías», nos cuenta la nueva bibliotecaria, que también es nueva.

2.La Biblioteca Popular Alberdi (calle Zelaya 2089)

En esta biblioteca barrial hay muchos de los libros personales de Olga y Leticia. Ofrece múltiples talleres para los vecinos, que pagan un aporte ínfimo para ayudar a sostenerla. Quienes trabajan acá, me contaron, se embarcaron hace poco en una empresa digna de Penélope: están recopilando los subrayados y anotaciones que las hermanas dejaron en sus libros. Una herencia inesperada para los ávidos de seguir profundizando en su pensamiento y obra.

3.La casa de las hermanas Cossettini (calle Chiclana 345)
Contacto: https://iesoc.edu.ar/anexo-1028/

La que fue su última vivienda tampoco tuvo protección patrimonial adecuada hasta hace muy poco. La Red Cossettini y el centro de jubilados «Amigos del Paraná» ayudaron a mantenerla hasta que la provincia de Santa Fe la expropió en 2018 para convertirla en un “laboratorio pedagógico». Tal como dice la ordenanza, un «espacio de conservación, investigación, producción, socialización y difusión de experiencias educativas innovadoras”.

4.El Archivo Cossettini IRICE-Conicet (Boulevard 27 de Febrero 210 bis)
Contacto: http://www.irice-conicet.gov.ar:8080/portal/site/875b651a-b8f2-4adb-98e9-ee6faf003629

El IRICE (Instituto Rosario de Investigaciones en Ciencias de la Educación del CONICET y la UNR) dispuso un espacio físico y virtual con gran parte del material relacionado con la obra de las hermanas Cossettini. Tienen una valija que los investigadores pueden llevar de viaje a los espacios que lo requieran.

5.Centro De Documentación y Estudio en Pedagogía Cossettini (CEDEPEC) (calle Sarmiento 2902)
Contacto: https://iesoc.edu.ar/

Gracias a un convenio firmado con la Red la semana pasada, el profesorado docente IES 28 «Olga Cossettini» recibirá desde ahora la documentación sobre la obra Cossettini que seguía repartida entre distintas personas y lugares afines. El equipo directivo formado por Bárbara Nale, Dahlquist y Juan Matías Lobos dirigen la casa de estudios. Fernanda Foresi, exdirectora e integrante de la Red Cossettini me dijo sobre la función del flamante CEDEPEC que «es un espacio conjunto para la conservación y acceso libre de documentación sobre la obra de Olga y Leticia Cossettini que está en poder de la Red. En este momento, y considerando que el Instituto cuenta desde 2019 con la casa de calle Chiclana 345 como extensión áulica, en la cual vivieron las hermanas Cossettini desde 1950 hasta 2004, consideramos que es oportuno poner a disposición de la comunidad educativa los materiales que conservamos que han sido producto de diversas donaciones realizadas por las propias protagonistas de una experiencia pedagógica única en la ciudad de Rosario».

-¿Quiénes van a poder acceder a la documentación?
-La comunidad educativa: profesores, estudiantes y graduados de esta casa de estudios, así como un espacio abierto para todos quienes estén vinculados con la educación y la formación docente, tanto del país como del exterior. En síntesis, nos proponemos:
Seleccionar, analizar, recuperar y difundir la información y documentación sobre la experiencia Cossettini.
Generar espacios de intercambio, profundización de temas y de reflexión como ámbito permanente de formación y capacitación en la institución y en las escuelas asociadas en clave Cossettini.
Favorecer la investigación y la actualización bibliográfica y metodológica.
Utilizar las nuevas tecnologías para realizar el tratamiento de la información y para el acceso en línea a otras bases de datos y documentos electrónicos.
Acompañar la dinámica institucional del IES 28 “Olga Cossettini” en la formación de los futuros docentes y la capacitación continua de profesores y graduados.

Inauguración del CEDEPEC en Agosto de 2023

-¿Cuál es la diferencia con el Archivo Cossettini que ya existe dentro del IRICE-CONICET?
-El CEDEPEC tiene una mochila similar a la valija del IRICE, con facsímiles de cuadernos y fotocopias de cartas y documentos, pero de más fácil acceso para profesores y estudiantes que desarrollan esos temas en Pedagogía o Historia de la Educación. Por otro lado, cuenta con una biblioteca pedagógica latinoamericana con obras de las hermanas Cossettini, de Jesualdo Sosa, de Encina, de Freire, entre otros, algunas muy difíciles de conseguir.
Y otra diferencia es que tenemos varios escritos inéditos que Leticia le dio a Amanda Pacotti, exalumna y coordinadora de la Red. Hay diarios de Leticia, discursos de Olga. Una de nuestras primeras actividades será publicar ese material para ponerlo a disposición de todos.

-El Instituto «Olga Cossettini», ¿ofrece una formación diferencial o que pueda llamarse «cossettiniana», en comparación con otros profesorados docentes en Rosario?
-En términos generales el hecho de tener el nombre implicó un sello, una marca. De por sí tiene una organización democrática que no es común en otros de nivel superior, lo que implica la participación de todos los actores en un co-gobierno. Hay muchas de las ideas de Olga que se van plasmadas en el cotidiano del Instituto.
En términos de formación, si bien se organizan jornadas nacionales y latinoamericanas junto a la Red, hay un acercamiento hacia todo lo que sea cossettiniano en los diseños curriculares. El espacio de pedagogía tiene una impronta más latinoamericana, en contraste con una mirada más europeizantes que existe en otros lugares. Hay algunas cuestiones académicas que se vinculan con la obra de Olga.
Igualmente, decimos que es importante preservar el legado porque nos asegura seguir pensando críticamente lo sucedido. Probablemente ellas no hubieran hecho nada parecido en este contexto. No se trata de repetir prácticas del pasado que en su momento fueron situadas y resultaron buenas, sino que ahora es reformularlo en el aquí y el ahora. Hoy es difícil pensar como sería una educación cossettiniana. Seguro habría algunas cuestiones como el cooperativismo, ciertos valores, la apertura, la cultura en general, seguramente habría otras cuestiones que ella no desconocerían y serían de vanguardia.

Mirá el mapa de la ruta Cossettini en Rosario acá

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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