Pasó por Santa Fe el movimiento latinoamericano que busca la emancipación de las personas a través de la educación integral

Nueve países de América se reunieron en el «6o. Encuentro de Nuestra América» (ENA), que tuvo lugar del 16 al 18 de agosto en la Escuela de la Nueva Cultura La Cecilia, ubicada en las afueras de la ciudad de Santa Fe y pionera de la educación democrática en Argentina. Llegaron a la conclusión de que el panorama de la educación alternativa y la dirección de las políticas públicas suelen coincidir, con matices, en Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Puerto Rico, Perú, México, El Salvador y Colombia, los países que contaron con asistentes al evento.

Puntualmente, nombraron la inestabilidad política de la región como perjudicial para el desarrollo de alternativas educativas de calidad, que se suma al desprestigio de los servicios de salud y educación pública como instrumento del llamado «capitalismo del desastre» para desfinanciarlos o privatizarlos, y que a su vez abre el camino a franquicias de alta demanda «académica» enfocadas en los resultados. También cuestionaron la efectividad de la tecnología a la hora de enseñar, a partir del efecto pospandemia de saturación en los niñxs y jóvenes, y hablaron sobre lo que genera la aprobación automática que impulsan casi todos los gobiernos para mejorar sus estadísticas escolares.

Resaltaron el aumento de familias insatisfechas por lo que ofrece la escuela convencional, que se volcaron a educar en casa o en proyectos autogestivos. Coincidieron en las consecuencias que la pandemia trajo a la salud mental de la población menor de edad y la importancia del encuentro en espacios de aprendizaje acogedores. Lamentaron la falta de apoyo y la presión normativa de las administraciones estatales que dificultan el surgimiento y la estabilidad de las alternativas educativas.

El encuentro, que se realiza en distintos países desde 2012, definió tres ejes de debate y construcción: descolonización, emancipación y transformación. «Dirijo una escuela sin reconocimiento en Chile, lo cual significa que consideran que lo que pasa en nuestro espacio no es educación. Me rebelo a eso. El desafío de la descolonización que propone el ENA también pasa por comprender que tampoco debemos colonizar esas mentes desde otras verdades, sino por fin comprender qué es el convivir. Ahí encontraremos el sentido de Nuestra América», dijo Felipe Espinoza Rojas, codirector de Peumayén Montessori y presidente de la Asociación Chilena de Educación Alternativa.

Asistentes de México y Perú se refirieron especialmente a la intromisión brutal del narcotráfico en la vida de niños, niñas y jóvenes. «El coletazo es que buena parte de la sociedad cataloga cualquier cosa relacionada con el cambio como una cuestión de «terruco», reflexionaron. Sumado a los pobres resultados en las pruebas estandarizadas, resurgió «la ansiedad por hacer más efectiva la instrucción en lugar de la creación de conocimiento». Además, contaron que «la pandemia trajo nuevas exigencias edilicias, y eso produjo un ahogamiento de escuelas independientes, que se van amoldando a los requisitos del Ministerio, sobre todo en Lima. En el campo es más fácil porque los controles son menos», explicó una madre que educa sin escuela.

Los representantes de Brasil destacaron la solidaridad y la labor de los movimientos sociales, que no se detuvieron durante el aislamiento y mitigaron los efectos de las políticas de Jair Bolsonaro. «Las ocupaciones fueron la cosa más linda que viví como educadora, porque los jóvenes se apropiaron y cuidaron sus escuelas», contó una profesora de la Universidad Federal de Paraná. Miembros de la organización socio educativa UNAS, que funciona en Heliópolis, la mayor favela de San Pablo convertida en «barrio educador», contaron que se implantó la justicia restaurativa como herramienta dentro de las escuelas.

«Tenemos que pensar en qué lugar estamos las experiencias alternativas y populares. Es raro que la clase política quiera dar lugar a procesos educativos emancipadores, y a nosotros nos importa la felicidad de la gurisada, como decimos en Corrientes. La escuela se volvió fría y los chicos buscan lugares humanos«, dijo Miguel Nicolini, del centro integral disidente «Patricia Natividad Ramírez» que impulsa el colectivo Transfeminista en esa provincia con apoyo del Bachillerato Popular Mocha Celis.

Los representantes de la Red de Educación Transformadora de Uruguay explicaron que se dedican a «contener y apoyar a los proyectos y familias que sienten que no tienen un espacio en el espectro educativo, teniendo en cuenta que en la mayoría de las constituciones se les reconoce el derecho prioritario a elegirla». «Los más viejos compartimos experiencias y porrazos para que estos espacios surjan sin tanta dificultad. También hacemos otro trabajo de conectarnos con las autoridades para ponerlos en conocimiento de que hay una necesidad insatisfecha y ver cómo hacemos de puente. Como dentro de cada autoridad hay un ser humano, algunos son más abiertos y otros están muy estructurados para cumplir su mandato. Nuestra aspiración, con el tiempo, es generar un impulso legislativo que permita crear un marco legal que contemple a esta creciente población uruguaya que no se siente representada en la oferta educativa«.

Los asistentes de Puerto Rico, promotores iniciales del ENA, nombraron los efectos devastadores de las catástrofes naturales recientes y recordaron el papel que tuvieron el magisterio y la universidad en la lucha por la independencia. Justo Méndez Arámburu, miembro de «Vamos», un espacio político no partidista por la descolonización de la isla, explicó cómo trabajan en «Nuestra Escuela» para lograr el compromiso de los estudiantes con su proyecto pedagógico emancipador. «Antes de fundar la escuela hacíamos un taller vital para jóvenes con historias de vida muy difícil, para trabajar su autoconcepto y sanar sus historias de dolor. Más tarde fundamos la escuela, y al principio todo era caótico. No sabíamos qué hacer, así que un día se nos ocurrió volver a dar ese taller. Cuando recibimos a un joven que quiere estudiar con nosotros, tiene que atravesarlo como requisito. Lo hacemos en un bosque donde antiguamente vivían los tahinos, junto a un río donde se respira aire puro. Allí ocurre un proceso de perdón hacia esas historias personales. Los ayudamos a dejar ir eso para luego tomar el compromiso de aprender con nosotros y salir a construir un Puerto Rico libre. Lo espiritual es político y hay que traerlo como didáctica«.

La delegación de Puerto Rico

Propuestas

Durante la segunda jornada, las conversaciones se dieron en torno a la reflexión de qué nos une como «nuestramericanos» y se ensayaron propuestas para lograr la descolonización, la emancipación y la transformación a través de la educación. Fortalecer y cuidar el movimiento, tomar compromisos al interior de las redes regionales y sus espacios educativos, promover procesos decoloniales al interior de las personas, poner metas alcanzables en materia medioambiental y promover el contacto con la naturaleza fuera de la escuela. También se puso énfasis en el autocuidado y la necesidad de devolver la vitalidad a los cuerpos en los espacios de aprendizaje. Para lograrlo, coincidieron en el poder de las prácticas de los pueblos ancestrales para generar ritmos diferentes a los impuestos por la cultura escolar convencional. También se recordó la potencia de las pedagogías generadas por las mujeres y las disidencias para lograr espacios educativos libres de violencia.

ENA joven

La edición del ENA realizada en Chile en 2019 impulsó un encuentro paralelo protagonizado por los adolescentes que forman o formaron parte de las escuelas alternativas. Así, a La Cecilia llegaron jóvenes de Chile, Uruguay, México, Perú, Puerto Rico y Argentina. Al final de una de las tardes, en un círculo alrededor del fuego, los adultos los escucharon.

Uno de los gestores, que ya estudia en la universidad, contó cómo se fueron acercando para romper el hielo, jugando al vóley, a las cartas, haciendo música y cuidando el fuego. «La educación alternativa tiene mucho en común, sobre todo en que la persona sea más autónoma y proactiva. Acá hay mucho respeto y cuidado por la palabra de la otra persona y se puede conversar transparentemente. Pasa mucho que sales a la vida y es muy hostil todo, la gente trata de estar por encima de ti». Hay dos ejes que siento aprendí e incorporé realmente en mi vida, la autonomía y la comunidad. Esas dos cosas me fortalecieron como persona y las he aplicado en todo ámbito de mi vida».

«Nos sentimos bastante solos porque tenemos otra mentalidad, otra manera de relacionarnos, y a veces sentimos que no encajamos bien en los espacios educativos convencionales. Este encuentro nos sirve mucho para entender que no estamos solos«, expresaron. «Hablamos de cómo cada uno de nosotros en nuestros lugares vivimos las diferencias entre la educación normal y la diferente. Notamos que nos acompañan más que imponernos algo, para que desarrollemos una capacidad propia de pensar».

«Muchos contamos que habíamos escuchado alguna vez la frase: «tu única responsabilidad es estudiar». Cuando alguien decía que se sentía mal y no podía prestar atención, le contestaban eso. Pero nadie les estaba enseñando a resolverlo. En una escuela alternativa dejás de ser una maquinita que tiene que leer y aprobar. Podés tener tu personalidad, tu estilo, y van a parar muchas veces la clase para que vos te puedas sentir bien. Te enseñan cómo manejar lo que te está pasando y a no reprimirlo. En la escuela tradicional no puedo sentirme mal porque tengo que aprobar mañana. Eso es algo súper valioso de la educación alternativa».

«Algunos vivimos una dualidad y tenemos traumas que traemos de una escuela común. Sentimos discriminación por distintos motivos, de adultos y compañeros, pero creemos que no es culpa de los profes y otros adolescentes, que quizás nos fueron cuidados como nosotros. En el sistema tradicional no se toma como una persona integral». «A veces uno lloraba de impotencia en un examen y el docente tampoco podía responder. Acá está ese apoyo, esa compañía. Más que una escuela, es una segunda casa para todos. Sentimos que no vamos a ser juzgados«.

«En la otra escuela hay un desarrollo académico que genera más dudas y estrés. Yo tuve la suerte de que me encontraron otro lugar. En las alternativas te desarrollás como persona. No se hacen la idea de lo importante que es para un joven saber desde chico que es alguien y tiene voz propia«.

«Sentimos que el sistema educativo tradicional le falla muchísimo a los jóvenes. No creemos que esté planteado para transitar ni la niñez ni la adolescencia. Queremos agradecer, porque sin las personas que crean estos centros estaríamos un poco perdidos. Valoramos todo el esfuerzo que hacen estas personas que llevan a cabo estos proyectos porque créanme que lo están haciendo muy bien«.

No todo fueron rosas. Después de los elogios, llegaron las críticas. «Desde el lado de las alternativas muchas veces se piensa que son mejores, pero hay escuelas públicas súper buenas. Además, las escuelas libres no son la opción más viable para llegar a todos. No todo el mundo tiene el privilegio de ir a escuelas alternativas».

Más información sobre el ENA y sus participantes, en esta nota: https://alteredu.com.ar/llega-a-santa-fe-el-encuentro-por-la-emancipacion-de-la-educacion-en-america-conoce-a-los-participantes/

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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