Son argentinos y hacen homeschooling con sus hijos en EE.UU.: «Terminan la currícula en tres horas y luego se enfocan en sus intereses»

A través de un amigo en común me puse en contacto con una pareja argentina que vive hace algunos años en Estados Unidos. Sabrina es mecánica dental y maestra; Juan es emprendedor tecnológico. Desde que salieron del país tuvieron siete hijos. Tras una breve experiencia en la escuela convencional, hoy todos se educan fuera de la escuela: el más grande tiene 17 y la más chica, un año.

Viven en Houston, Texas, desde enero de 2021. «Nos mudamos desde Miami luego de que muchos amigos nos dijeran que es una excelente ciudad para familias y que la cultura es muy parecida, en muchos aspectos, a la argentina. Los sureños son muy cálidos y más improvisados que el resto del país, incluso que la gente en Miami», me contó Sabrina.

«Años antes de venir para Estados Unidos comenzamos algunos cambios en Argentina. Entre ellos, dejamos de ver televisión para ganar más tiempo. A mí me comenzó a dar vueltas la idea de dejar de trabajar y enfocarme en los chicos. Hice todo el análisis financiero y me di cuenta de que gastaba lo mismo que ganaba yendo a trabajar, entre el seguro del auto, combustible, niñera, etc. Así que estuve varios meses pensando que iba a renunciar al trabajo administrativo en la empresa de la familia. Pero Juan no quería y me pedía que me quedara un mes más ¡todos los meses! Hasta que un día llegó y lo esperé con mi carta de renuncia en el escritorio. Ahí empezó el gran cambio».

-¿Sus hijos fueron a la escuela antes?
-Juan: Ben, que hoy tiene 17, fue a la escuela hasta sus 8 años. Cuando llegamos a Estados Unidos, fueron un año. Para el segundo año estaban anotados, pero Sabrina ya estaba demasiado convencida de hacer homeschooling. Ella había sido maestra de escuela primaria durante varios años en Argentina. Me avisó un día antes de comenzar el ciclo escolar que los iban a hacer homeschooling. Yo no estaba muy convencido, por lo que pusimos ciertas reglas, que de no cumplirse debían volver a la escuela. Debo reconocer que el nivel de paciencia de Sabrina es extraordinario.

-¿Cuáles fueron sus motivos para elegir el homeschooling?
-Sabrina: Uno de nuestros hijos es disléxico, al igual que Juan. Y pasaron varias cosas. Entre ellas, que es mucho para una maestra tener 30 niños y algunos con necesidades especiales. Me di cuenta de que no iba a ser posible que mi hijo tuviera el nivel de apoyo que necesitaba en la escuela. Y, por otro lado, una vez que vinimos a Estados Unidos por trabajo de Juan por unos tres meses, hicimos homeschooling para que no se atrasaran en la escuela en Argentina. Ahí nos dimos cuenta de cuánto más eficiente era: podían terminar la currícula en 3 horas y luego enfocarse en descubrir y expandir sus pasiones. Nuestros hijos mostraron claras pasiones por otras actividades que han ido desarrollando. Ben desde muy chico es fanático de los molinos de energía eólica. A los 11 años hizo dos cursos online sobre el tema. Y en 2021, a sus 15 años, hizo un programa de diseño de granjas de molinos en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN Argentina). Fue el alumno más joven que tuvo el programa y le fue ciertamente muy bien.
A Jere le gusta la historia y escribir. A los 9 escribió un libro sobre la segunda guerra mundial. Se levanta solo todos los días antes de las 6 de la mañana a estudiar y luego se pone a leer.
Bauti, que hoy tiene 11, empezó a los 9 años a hacer animaciones stop-motion. Es realmente muy bueno y nos divertimos mucho viendo sus “cortos”.
Homeschooling nos ha dado el tiempo a todos no solo para disfrutar el estudio, sino también para que todos avancen en sus pasiones.
Otro beneficio del homeschooling es que nos vamos de vacaciones cuando queremos. Tenemos ganas de visitar algún lugar, nos organizamos y vamos en cualquier momento del año.
Pasamos muchísimo tiempo en familia y con otras familias de homeschoolers. Una típica concepción es que el homeschooler no va a saber relacionarse. Sin embargo, al no existir roles como en una escuela, nadie es el popular y nadie es el nerd. Esto hace que no exista esa tensión en lo relacional y que disfruten mucho lo social.

-¿Pueden describir un día típico? ¿Siguen un currículum, toman clases con profesores o en plataformas online?
-Sabrina: Tratamos de mantener una rutina. Nos levantamos bien temprano, desayunamos todos juntos, ponemos un poco de orden en la casa y arrancamos con el estudio. Estamos inscritos en una escuela de Virginia que nos proporciona la currícula y los libros. Los más grandes ya saben qué es lo que tienen que hacer, así que se hace más fácil. Solo los supervisamos para que no se salteen nada o se olviden alguna tarea. Los más chicos, en cambio, necesitan mi apoyo, sobre todo los que todavía no leen.
Generalmente, los temas son repetidos para todos en distintos niveles. En el caso de las materias extracurriculares, como música, reciben clases online con un profesor. Si alguno presenta alguna dificultad con la cual no pueda ayudarlos, nos encargamos de pedir ayuda extra con algún counselor o profesor de apoyo. La mayoría de los exámenes son online y corregidos por los profesores de la escuela en Virginia. Reciben los certificados finales con sus notas al terminar el año, como cualquier escuela.

-¿Qué nivel de aceptación y control tiene el homeschooling en Texas?
-En general, el homescholing es muy bien aceptado en la mayoría de los Estados. En Texas en particular no hay tanto control, no así en Florida. Cada Estado tiene sus propias reglas.

-¿Qué se siente educar así, cómo se sienten sus hijos? ¿Cuáles son las ventajas y las dificultades?
-Creemos que la educación en casa es una de las mejores opciones que ha funcionado para nuestra familia. Las ventajas son infinitas, sobre todo en la relación padres-hijos. Sabemos exactamente las necesidades de cada uno, sus pasiones, y nos enfocamos más en eso. Si alguno presenta más dificultad en alguna materia, se le da el tiempo que necesita para que logre sus objetivos sin caer en la frustración.
Al estar más tiempo en casa y al ser una familia numerosa aprenden muchas virtudes y tareas en la casa. Todo el día es un aprendizaje. También hay que tener mucha paciencia, ya que no todos los días son iguales. Por ahí alguno tiene un mal día y no logra hacer todo lo que se propone, entonces se trata de amoldar el día. Para nosotros lo primero es el bienestar y la paz en la familia antes que terminar la currícula. Por supuesto que también saben que hay un objetivo que cumplir y las tareas deben ser terminadas en tiempo.

-¿Cuáles son las reacciones cuando les cuentan a sus conocidos en Argentina?
-Reaccionan como cuando uno hace algo fuera de lo normal. De sorpresa, a veces incluso creen que estamos haciendo algo ilegal. Pero cuando les contamos cómo funciona y los beneficios, muchos se quedan pensando.

-¿Creen que esta opción podría o debería estar disponible en Argentina?
-No hay una ley en Argentina que regule el homeschooling. Sé que hay varias posturas acerca de su legalidad: algunas que apoyan la idea de que es legal y otras que no.
Creo que sería muy valioso que en Argentina se promueva el homeschooling. Existen programas de otros países que se podrían adaptar y estar online en períodos cortos de tiempo. Recuerdo que en Florida había un programa totalmente online para K-12 sin costo alguno. Hay curriculas de todo tipo en Estados Unidos que Argentina podría tomar y desarrollar.

-¿Qué intereses o posibilidades ha ganado su familia gracias a esta forma de aprender?
-Lo más importante de todo es que van desarrollándose en lo que realmente son buenos desde muy chicos. Si cumplen con su currícula, luego pueden usar el día en otras cosas que les apasionen. Podemos acompañar a cada uno a que brille en lo que le guste. Es interesante ver que ninguno de nuestros hijos hasta ahora mostró interés por lo que hacemos mi marido o yo.. Más aún, entre ellos tampoco comparten pasiones: cada uno tiene en claro lo que le gusta y no coincide con lo que hacen los demás.
También nos ayudó mucho como familia para estar más juntos y que todos se preocupen por los demás. Disfrutamos estar en familia y lo más importante es que los chicos disfrutan mucho eso. Tenemos ya dos adolescentes y eligen hacer programas con nosotros, incluso el más grande junto con su novia.

-Como pareja, ¿se repartieron la tarea de educar?
-Sabrina: Generalmente soy yo la que está a cargo del estudio de los chicos, ya que Juan trabaja full time. Lo bueno es que al estar trabajando desde casa, ayuda muchísimo en las otras actividades y planean muchas salidas y proyectos juntos.

-Supongo que ustedes se educaron en escuelas convencionales. ¿Qué cosas ven que diferencian esa experiencia y la de sus hijos? ¿Les hubiera gustado educarse así en sus épocas y contextos?
-A mí en general me gustaba ir a la escuela, sin embargo me hubiera gustado mucho poder estudiar así desde casa. Mi marido, como disléxico, lo padeció más. Ahora entiende las ventajas del homeschooling, y sin dudas hubiera preferido este formato.

-¿Cómo se ve a los homeschoolers en Estados Unidos, en general? ¿Es una opción educativa plenamente aceptada, que se ve como culturalmente legítima, o no tanto? ¿Hay sectores de la población que la eligen más? ¿Observan que ha crecido?
-En Estados Unidos hay unos 75 millones de estudiantes desde Inicial a Secundaria, mientras que los homeschoolers son unos 4 millones. Pre Covid-19 eran 2.5 millones.
Aunque somos una minoría, todo el mundo está familiarizado y conoce la opción. A diferencia de otros países, en Estados Unidos el homeschooling no está relacionado a un grupo específico de personas: hay programas de todo tipo y en general todos son muy buenos.

Anécdotas e intereses familiares

«A Bautista (11 años) le encanta hacer videos con la computadora. Primero crea los personajes de su historia con arcilla y filma cada movimiento, luego lo compagina y le agrega música. Además, es un excelente dibujante. Benjamín, el fan de los molinos de energía eólica, está por terminar high school. A Jeremías (15) le gusta mucho la historia y escribir libros. Ellos dos están aprendiendo con su papá para poder comenzar a emprender. Elías (9) tiene una personalidad muy particular, es el que más tiempo pasa creando cosas con sus Lego, y le encanta la vida en el campo y los animales. Isabella y Anna juegan mucho juntas, les encantan las manualidades. Philomena está en la etapa de descubrir todo lo que la rodea, sus hermanos la malcrían enormemente.
Todos se identifican mucho con la Argentina aunque no tengan mucho contacto en el día a día con la cultura, excepto con nosotros. Su primer idioma es el inglés, y cuando hablan en español exageran mucho el acento argentino, ¡es muy gracioso!».

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

Tambien puede interesarte...