Le sacó la máscara a la escuela y le dieron un premio

Acaban de darle el premio Princesa de Asturias a la Cooperación al inventor de la Academia Khan, que desde 2009 ofrece videos gratuitos online sobre cualquier materia. Personas de todo el mundo la usan para entender lo que no se entiende en la escuela, recibió donaciones millonarias y hasta los profesores se inspiran para mejorar sus clases. Yo no sé si aplaudir o llorar: premiar y financiar algo que te demuestra en la cara que el sistema educativo no sirve, en vez de modificarlo, es sadismo del más puro. Somos una especie adicta al sadismo.

Pero parece que también somos adictos a negar las pruebas, las científicas y las del sentido común. Salman Khan dice en su libro La escuela del mundo, una revolución educativa (Ariel) que se sabe que el límite de atención de las personas oscila entre los 10 y los 18 minutos, y sin embargo las clases siguen siendo de 50. Que el cerebro humano aprende por conexiones, por relaciones, y que sin embargo se siguen enseñando asignaturas en forma estanca. En esta entrevista que le hizo el diario El País de España también opinó que la enseñanza debería respetar el ritmo de cada niño, porque todos son distintos.

Las pruebas de sentido común las tenemos todos y también, con ojos vendados, las negamos. Hace unos años conocí a una padre que mantenía a toda su familia dando clases particulares de las materias más duras a chicos y chicas de una escuela carísima de la zona norte del conurbano. Él mismo, aún en contra de su interés económico, había hablado con los directivos para mostrarles la contradicción: algo en la escuela no estaba funcionando si todos necesitaban apoyo escolar. Las familias, cómplices, seguimos financiando las clases particulares porque la escuela lo dice. El círculo vicioso se cierra. La serpiente se muerde la cola.

Según Planeta de Libros, el de Salman Khan, editado en español por Ariel este año, «es una visión radical del futuro de la educación y, al mismo tiempo, la historia personal de un hombre que ha apostado por el aprendizaje personalizado, la interacción humana y el pensamiento alternativo». Más información acá.

Texto: Dolores Bulit

Fotos: Khan Academy y Planeta de Libros

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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