Semillas de mi tierra: el primer PEI Waldorf aprobado en Chubut

En marzo del 2012, Laura Ferreyra y su familia buscan una vida más tranquila y deciden mudarse de Buenos Aires a Puerto Madryn, en Chubut. Ella es profesora de nivel Inicial y su marido, Matías, es cocinero profesional. Tienen dos hijos, Joaquín y Simón.

«Semillas de mi Tierra nace gracias a la unión de varios factores. En primer lugar, nuestra familia estaba dispuesta a emprender un desafío que acompañaron María Luz Podetti, dueña de un instituto de inglés de la zona que amablemente nos cedió un espacio para comenzar con el proyecto, y las otras siete familias que nos eligen como espacio educativo ese primer mes», me cuenta Laura acerca de los comienzos y las motivaciones.

-¿Cuándo supieron qué orientación tendría el proyecto educativo?

-Desde un primer momento supimos que nuestra idea original era poder orientarnos desde una mirada antroposófica. Por eso le dimos inicio al primer grupo de Pre-seminario Waldorf de la ciudad, conformado por familias y profesionales de la educación. Mantuvimos este grupo durante dos años, luego comenzamos a incursionar también en otras corrientes pedagógicas. Con la excusa de conocer más, sedientas de aprender, el grupo de maestras se mostraba siempre listo para incorporar nuevas experiencias. Fue ahí donde comenzamos a pensarnos como una escuela en movimiento, una escuela de la pregunta, una escuela crítica.

Los años pasaron y las familias nos comenzaron a impulsar, a los fundadores, a que continuemos el proyecto para el siguiente nivel. En cada paso que fuimos dando nos preguntamos y re-preguntamos si estaba bien lo que estábamos haciendo. Tal cual lo dijo un gran maestro que tuve: “Sólo los educadores profundamente vocacionales son capaces de embarcarse en un proyecto tan ambicioso en un rubro tan devaluado y difícil como es el de sostener una escuela”. A esto sumo la importancia de hoy pensarnos como escuela, tomando el esfuerzo de reformar equipos, de experimentar y reajustar constantemente y de afinar la comunicación con las familias.

-¿Qué rol tienen las familias en la escuela?

-Más allá de que nuestra sociedad propietaria involucre a dos personas, las familias sin dudas colaboran y participan desde un principio, tanto en el quehacer con diversas actividades, variedad de eventos, festivales, celebraciones y colaborando activamente de nuestras formaciones educativas.

-¿Cómo fue el reconocimiento por parte de la provincia?

-En el año 2017 nos dan el aval ministerial para el jardín de infantes. Nos convertimos en la primera escuela en la provincia del Chubut que presentaba un PEI fundamentado en la pedagogía Waldorf. A fines del año 2021 nos dan el aval pedagógico de la escuela primaria y hasta el momento nos encontramos en la espera de la resolución ministerial completa, ya que al mudar la escuela a una sede nueva, debemos presentar todas la habilitaciones nuevamente.

Para comenzar la nueva aventura de la Primaria, se conversó con el grupo docente y fue la maestra con más años de antigüedad en la institución quien tomó la posta. Comenzamos postpandemia, en 2021. Hoy puedo decir que fue un beneficio trabajar en “burbujas”. Era algo nuevo trabajar en pequeños grupos.

Semillas abarca hoy día tres niveles, desde los 2 hasta los 13 años, con casi 120 estudiantes y 20 adultas/os profesionales de la educación.

-¿Cómo describen los objetivos y el ambiente de la escuela?

Nos preguntan en muchas oportunidades cómo enseñamos. Nuestra respuesta es: “Lento pero sin pausa”. En nuestra casa-escuela nos caracterizamos por enfatizar la importancia del tiempo y la calidad de las experiencias en el aprendizaje. A diferencia de otras pedagogías que pueden centrarse en el aprendizaje acelerado y la acumulación de conocimientos, nos enfocamos en el desarrollo equilibrado y saludable.

Consideramos fundamental poder generar un espacio tranquilo, libre de estrés y lleno de experiencias significativas para aprender de manera afectiva. Se me viene a la cabeza un claro ejemplo en el área de matemáticas: la gran mayoría de nosotras fuimos educadas de una manera que, cuando nos daban un ejercicio, debíamos realizar la actividad de una misma forma, ya fuera sumar, restar, dividir o multiplicar. En nuestra escuela solemos comenzar por la respuesta, lo que hace que las y los estudiantes puedan observar la gran cantidad de posibilidades que tienen para llegar a ese resultado.

Me gusta decir que “damos herramientas para la vida”, que las y los preparamos para enfrentarse a un mundo que puede tener diversos procedimientos, diversos caminos para llegar a un mismo resultado de manera significativa.

-¿Cómo inician la alfabetización?

-En relación a la alfabetización, todo está representado por imágenes, es decir, a través de un sentimiento artístico. Buscamos la emoción de cada letra, mediante un cuento en el que aparezcan personajes con el carácter y la personalidad de cada una.

Con cada letra trabajamos aproximadamente tres días. El primer día se narra el cuento, al día siguiente recordamos la historia, hacemos el gesto correspondiente y comenzamos a vivenciarla. Se puede ver a las niñas y a los niños de primer grado caminando las letras, modelándolas, dibujando con el dedo, dibujándolas en la pizarra para, por último, llegar al cuaderno.

De esta forma se va creando en las infancias una motivación e interés por la lectura, su creatividad e imaginación mediante lo artístico.

-¿Cómo se forma el equipo de educadores?

-Al día de hoy, la gran mayoría de las y los docentes se encuentran en formación de pedagogía Waldorf, algunxs participando del seminario que se dicta en nuestra ciudad, otras en el seminario dictado en La Pampa y otras lo realizan de forma virtual. No es una condición institucional el título de maestra Waldorf, pero nos damos cuenta que comienzan a tener la necesidad de poder fundamentar de manera consciente el proceder de nuestro proyecto.

CONTACTO con Semillas de mi tierra en Puerto Madryn, Chubut:

Tel. 0280 15-400-6459 / semillasdemitierramadryn@gmail.com / https://www.facebook.com/semillasdemitierra.madryn.9

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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