La escuela de los siete pétalos: una propuesta práctica para reorganizar la enseñanza y el aprendizaje de forma integral

Cuando organizaba charlas sobre diferentes miradas pedagógicas en mi barrio, durante 2011, conocí a Noemí Paymal. En esa época ya venía agitando las aguas de la educación y me gustó porque lo hacía con histrionismo, con simpatía y sin pedir permiso, comunicando como nadie de otras corrientes alternativas lo estaba haciendo. Fue la primera en usar las redes con ingenio para romper el cerco de desinformación, misterio o negocio para pocos que a veces rodea a las escuelas y espacios de aprendizaje no convencional. También, producía material abundante y accesible y alentaba a la gente a replicar sus ideas. «Pedagoogía 3000 no es un método, es un conjunto de herramientas para que todos podamos usar», decía.

Noemí es antropóloga y nacida en Francia, se instaló en Bolivia y tuvo cuatro hijos. Combina varias experiencias de vida en una, y eso es lo que ha volcado en un plan de acción y transformación que llamó «La escuela de los 7 pétalos». Esta semana lanza un diplomado específico para ayudar a personas y grupos deseosos de transformar la educación a poner en práctica este esquema, organizado por los referentes de Pedagogía 3000 de Argentina y Chile. El DIPLOMADO INTERNACIONAL EDUCACIÓN EN 7 PÉTALOS. ESCUELA PARA LA VIDA, que se prolonga hasta noviembre de 2020, está dirigido a «profesores, directivos, maestros, maestras, estudiantes, padres, madres, terapeutas, profesionales de la salud y la educación, estudiantes y todos las personas que sientan desde el corazón, el deseo de compartir y co-crear, paso a paso, la nueva Educación Integral, con conciencia, amorosa y respetuosa de la vida en todas sus manifestaciones», explican en su web. Para inscribirse hay que escribir al correo redescuelas7petalos@gmail.com o ingresar a la página: http://p3000.info/diplomado

«Como antropóloga podría decir que el papel de la escuela es acompañar al ser humano en su siguiente paso evolutivo. Es el sector que da contención emocional y cognitiva de manera masiva. Yo inicié Pedagogía 3000 en parte porque veía cosas diferentes e increíbles en mis cuatro hijos, tenían grandes ideas proyectos a los 6 o a los 9″, me cuenta Noemí desde su cuarentena argentina. «Al principio éramos 13 en la red y ahora somos 50, en varios continentes, y nos dimos cuenta de que en cualquier lugar del mundo, sin importar la pertenencia social o geográfica, habían estos niños despiertos que nos hacían replantearnos todo. Creo que hay un desfase que no es culpa de nadie, hacen lo mejor que pueden con la información que tienen. Me gustaría que se atienda a los niños como se debe, su curiosidad es inmensa. Los docentes son la puerta a los cambios y la escuela puede abrirse a todo eso, a ayudar a formar a un ser humano más sabio y empático«.

«Empezamos en 2001, hicimos mucha investigación simultánea en varios países y publicamos siete cuadernillos con herramientas, pero era mucha información. Así que hicimos, a petición de padres, madres y maestros, algo que es más fácil de hacer en la práctica y que se llama la «Escuela de los 7 pétalos». Con siete áreas pedagógicas que recomendamos atravesar porque las consideramos fundamentales para el desarrollo del ser humano, como persona, como sociedad y como planeta. El primer pétalo es la actividad física, dejarlos correr, escalar, saltar, lo cual mejora los procesos cognitivos. El segundo pétalo es la parte cognitiva, que debe ser divertida, contextualizada, etc. El tercero es el aspecto social, el cuarto es el de la expresión, el quinto condensa la relación con la naturaleza, el sexto la producción y el séptimo el desarrollo personal», resume.

A esta altura, ya existen pequeñas escuelas piloto en distintos lugares. En Los Cardales, provincia de Buenos Aires, con apoyo municipal. En Chile con el formato de grupo de homeschooing, en México una escuela estatal, en Uruguay una escuela privada, en Italia la gestiona una ONG y en Portugal otra escuela privada.

También hablé con Clarisa Ponce, responsable de la escuela argentina «Guayacán. El octavo pétalo«, que coordinará uno de los módulos del diplomado. Le pregunté cuál será su aporte y me contó que va a contar «cómo esas herramientas se ponen en práctica con los niños y las niñas, cómo es la funcionalidad y cómo repercute dentro de un espacio. Voy a desarrollar puntualmente el pétalo azul, el del movimiento, la voluntad; el pétalo rosa, de la multicultura, la educación emocional, y el pétalo verde, de la ecología y lo que llamamos consciencia planetaria», detalla. «En cada pétalo estaré acompañada de distintos especialistas con los que vamos a construir las herramientas. Es un diplomado vivencial, primero para ponerlo en práctica conmigo mismo para después poder hacerlo con mis alumnos, y ahí comienza la aventura. Son dinámicas iguales tanto para el docente, el profesional de la niñez como los padres, porque la idea es que todo esto repercuta en toda la comunidad».

Guayacán se sumó un octavo pétalo, así que le pregunté la razón a Clarisa. «Porque pensamos que justamente todas estas herramientas las tenemos que incorporar también junto a los papás y mamás, así que este es el pétalo de los adultos. Que tienen que hacer una transformación, un reseteo, porque si cambiamos todo cambia el mundo. Es en honor a los padres y madres que abrazaron nuestra propuesta que agregamos este pétalo, que es turquesa. Y vaya que es importante, como demostró esta pandemia, el rol de la familia». También quise saber qué encontró en esta mirada pedagógica que no vio en otras. «Hice una de mis primeras experiencias con la comunidad aymara y abracé la cosmovisión andina. Fue estar conectada con el cielo y la tierra al mismo tiempo, desde una visión planetaria, y desde nuestras raíces, con toda la dinámica que tiene nuestra cultura, algo que no sentí con otra mirada pedagógica. Y también me encanta el enlace mundial que tenemos», me explicó.

El libro “La Escuela de los 7 Pétalos®» puede conseguirse en este enlace: http://pedagooogia3000.info/index.php/es/libros-3000

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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2 Respuetas

  1. 16 de septiembre de 2020

    […] conocer más sobre la escuela Guayacán leyendo esta nota: https://alteredu.com.ar/2020/06/29/la-escuela-de-los-siete-petalos-una-propuesta-practica-para-reorg… o visitándolos en Instagram: […]

  2. 2 de septiembre de 2021

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