La película mexicana «El último vagón» lideró los rankings de Netflix este mes. Muestra cómo funcionaban las escuelas rodantes que acompañaban a los hijos de los trabajadores del ferrocarril desde los años ´20. Más allá de la historia que pone en escena, el mensaje es poderoso para quienes creemos que la escuela tienen que adaptarse a los niños, y no al revés.
Más potente es la moraleja cuando descubrimos que el niño protagonista no recibe una educación convencional, sino una mucho más flexible, que se adapta a su vida y sus intereses. Kaarlo Isaac Barria Molina, el actor de 13 años que interpreta a Ikal, es homeschooler. «Gracias a hacer escuela en casa es que él pudo concentrarse mucho en su pasión, que es ser actor y que es el cine», me contó su mamá, Paola Molina, desde México.
«Su vida como homeschooler ha sido muy placentera porque es un niño que ama aprender, nunca lo vio como un estudio. Es un niño muy curioso justo porque nunca lo sintió como una olbligación. Jamás se le puso un número ni estuvo expuesto a comparativas, como la de que el que saca 10 es excelente y el que saca 5 es mal estudiante. Él no conoció esa parte de la vida escolar de la que tanto me quejaba y por la que había yo decidido no escolarizar a mis hijos».
«Kaarlo empezó a actuar a los 4 años, y el homeschooling le permitió abrirse puertas a muchos proyectos. Porque lo primero que le preguntaban era, oye, pero la escuela, fíjate que van a ser tantos días, o hay que viajar. Era contarles que él aprendía en casa y el personal decía sí, perfecto entonces. Siento que eso lo ayudó a quedarse en muchos proyectos que a lo mejor siendo un niño escolarizado no hubiera podido tomar por cuestiones de no perder el año o las épocas de examen».
«Por ejemplo ahora, con «El último vagón», fue padrísimo, pues sin mucho estrés participó con otros niños. Los demás llegaban de grabar y era checar lo que les habían mandado del cole para ponerse al corriente. Incluso las mamás me platican que llegaban de la grabación a la escuela y ya van atrasados, y ponerse al corriente era pesadísimo. Karlo sabía que no iba a poder hacerlo por dos meses, pues además grabaron en una finca y locaciones súper alejadas de los pueblos donde no había ni señal siquiera donde nos hospedamos. Al hacer homeschooling e ir a su propio ritmo, sabe que cuando regresa se acomoda para terminar el programa sin complicaciones. Lo más maravilloso es que ama aprender, para él es un pasatiempo, es diversión, es muchas otras cosas menos obligación. Entonces, viéndolo desde ese aspecto, para nosotros como famila homeschooler ha sido un camino maravillloso, lleno de ventajas«.
¿Cómo funciona el programa de homeschooling del actor?
Consulté a Patricia Caballero, la coordinadora de «Libereco«, academia con sede en California que acompaña el aprendizaje sin escuela de Kaarlo y otros niños de distintos países latinoamericanos. «Cuando llega un niño hacemos un sondeo de su inteligencia, personalidad e intereses y entrevistamos a los padres. Ellos nos dicen qué es lo que quieren para sus hijos, como valores, círculos, si se imaginan una asistencia a la universidad o un emprendimiento, y así vamos creando una currícula para cada uno. Se les asigna una maestra -cada una tiene un máximo de 12 a cargo-«, describe.
«Si el primer mes, por ejemplo, una actividad de ciencias le gustó mucho, llevamos más de eso mientras tratamos de conectarlo a otras. Si algo no le gusta, le explicamos de manera diferente. El propósito es enseñarle de la manera en que lo puede aprender. Si están viendo los orígenes de la humanidad, por ejemplo, uno puede diseñar un escape room mientras que otro hace una reconstrucción de las lanzas que usaban y un tercero hace videos sobre el tema», detalla.
«Vamos siguiendo de acuerdo a los gustos, las situaciones y los horarios de las familias. Mientras Kaarlo aprende desde su tráiler en el set, Lisa vive en la jungla de Costa Rica y a veces no tiene Internet. Además de las áreas básicas, hay materias electivas. Por ejemplo, ellos están jugando con insectos y aprenden español e inglés. O hacemos la simulación de una estación espacial para que instalen en algún rincón de la casa, y mentras juegan están haciendo mapas de estrellas. Les damos retos, como que se descompuso esta máquina y ahora deben usar otra. Hay mucho trabajo por proyecto, problemas, simulaciones, planes de vida».
-¿Qué te llevó a crear esta academia de homeschooling?
-Yo soy mexicana, de Monterrey. Vengo de familia de abogados y estudié ciencias jurídcas. No conozco abogados felices, así que ni bien terminé le di a mi papá su palelito y le dije que en realidad yo quería ser maestra. En el ´91 me vine a estudiar docencia a los Estados Unidos y tengo una maestría en educación bilingüe; trabajé tanto en escuelas privadas como públicas, trabajé en ambientes tanto pobres como ricos. En esos treinta años recaudé contactos y recursos para sobresalir como docente.
Hace cinco años se me dio la oportunidad de trabajar en el programa de homeschooling de una escuela chárter. Primero tenía que aprender los curriculum que se ofrecían, y luego estudié distintas metodologías, como Reggio Emilia o Waldorf. Les daban a la familia una «caja» y ponían a su disposición un maestro para asegurarse de que estuvieran cubriendo los temas y presenten los exámenes. Pero para mí eso no es un buen homeschooling, así que decidí ofrecer a las familias programas realmente a la medida, que no estuviera estandarizado y más bien dirigido a las necesidades individuales.
También, tengo dos hijos. La mayor ahora trabaja conmigo en la administración, tiene 26. El menor tiene 22 y autismo. Con el muchacho hicimos más homeschooling: es genio de las mates pero batalla con lo demás. Ahora hace edición de videos.
Libereco está dirigido principalmente a familias de habla hispana, aunque también tenemos de EE.UU. Están en países como México, Guatemala, Ecuador, Colombia, Venezuela, Chile, Perú, República Dominiana, Argentina, y ahora también, en Nicaragua.
-Según tu experiencia, ¿cuáles son las razones que llevan a una familia a elegir esta modalidad en lugar de la escuela convencional?
-Hay diferentes puntos de vista. Puede ser que sientan que el sistema educativo «les queda chico» y quieran más para sus hijos. Otras personas me dicen que necesitan educación especial que el sistema público no le ofrece. Otros están muy adelantados o muy adelantados: otros porque sufren bullying o lo necesitan por su propia personalidad. Otras familias, también, dicen querer escapar de ciertas ideologías que rigen en algunas escuelas. O porque las propias creencias no son comprendidas o respetadas.
-¿Cómo se adapta la propuesta a los requisitos de homologación de cada país?
-Nosotros ofrecemos programas hasta el grado 12, según la nomenclatura escolar de EE.UU.
En México necesitan revalidarlo frente a la SEP, un trámite que tarda entre 2 a 4 semanas. Y en los países desde Guatamala para el sur, en general existe el convenio de La Haya, por lo cual tenemos que hacer un aspotillado con un notario. Eso tarda unos 45 días y tiene un costo estimado de 150 dólares. Luego les ofrecemos una inscripción vitalicia si toman un programa con nosotros que incluye el acompañamiento de una maestra y el uso de la plataforma para inglés y matemáticas. Hacemos nueve entregas de curriculum correspondientes a un año escolar, que dependen del grado.
Se hace una evaluación a principio de cada ciclo para saber dónde empezar su curriculum, y si se requieren otras evaluaciones para cambiar el nivel, se hacen cada perídos de dos o tres o seis meses. Más que calificaciones, se ponen metas y se evalúa en conjunto cómo se cumplieron del 1 al 4 como referencia. Y, por servicio a la comunidad latinoamericana, ponemos números o letras para facilitar la validación por petición de los padres.
Invitación a la comunidad homeschooler mexicana e internacional
Patricia me contó que cada año hacen un cierre de ciclo en diferentes ciudades, invitando además a toda la comunidad homeschooler a participar gratuitamente. El cierre de 2023 será de temática prehispánica en la ciudad de México. Habrá una búsqueda de tesoros -tipo Amazing Race- de 2 días de duración, el 28 y 29 de junio próximos, en el centro histórico y en Teotihuacán. El evento es gratis para la comunidad homeschooler, solo hay que pagar su entrada a Teotihuacán ($80 pesos y niños menos de 13 años
entran gratis) y su almuerzo.
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