Alfabetización fuera del aula convencional: ¿cómo se adquiere la lectoescritura en entornos alternativos de aprendizaje?

El mes pasado, un informe de la ONG «Argentinos x la educación» declaraba que en Argentina el 46% de los alumnos de 3er. grado de primaria no alcanzan el nivel mínimo de lectura. Y que hay grandes desigualdades: la cifra asciende al 61,5% entre los estudiantes del tercil de menor nivel socioeconómico, mientras que desciende al 26,3% entre los estudiantes del tercil de mayor nivel socioeconómico, según los resultados de la prueba regional ERCE, tomada en 2019, en la que participaron 16 países de América Latina.

Las cifras alcanzaron para abrir un debate sobre cómo se alfabetizan los niños argentinos en los primeros años. AlterEdu decidió consultar a distintas personas que alfabetizan en contextos diferentes al escolar convencional para aportar al intercambio de ideas. Estos son sus testimonios.

Aprender a leer y escribir en casa

Ivana Vallenari vive en la provincia de Buenos Aires. Es consultora educativa y madre de cinco hijos educados sin escuela. «Se está criticando el método global con la mirada constructivista. Yo pienso que no es tan drástico, no es blanco ni negro. Al anterior se le había criticado que había mecanizado demasiado la enseñanza con textos que no tenían sentidos, con sílabas y frases básicas del estilo mamá me mima. La lectura tiene un objetivo, que no es descifrar un texto sino comprenderlo, así como escribimos para comunicarnos, no para ejercitar caligrafia. Frente a esa postura nacen los métodos globales, como el que está en el diseño curricular actual», enmarca Ivana la discusión.

«Yo personalmente creo que la conciencia fonológica es súper importante porque es verdad que hay chicos que llegan a sexto sin saber leer. Pero también creo que no hay que mecanizar al extremo ese aprendizaje. Hay un objetivo final, que es que se transformen en ávidos lectores, pero ese trabajo va más allá de la alafabetización: en los hábitos que les creamos desde leerles desde muy temprana edad, que haya libros en casa, que los propios padres o docentes sean lectores. En ese sentido, uno tiene que transmitir esos hábitos con el ejemplo. La alfabetización va a ir apareciendo dentro de esa inmersión en ese mundo escrito. Y a medida que se van aproximando, porque vivimos en un mundo alfabetizado, ir propiciandolo que estén en contacto con carteles, con las búsquedas en Internet. Cuando aparece esa necesidad  de escritura creo que tenemos que hacérselas notar para que ellos también quieren aprender. Hay niños a los que se les despierta solos y otros que no, posiblemente porque están en un entorno que no lo fomenta», opina.

«Los que educamos en casa podemos ver que la mayoría aprende solo, porque lo propiciamos. Diría entonces que estoy de acuerdo con el método global porque el proceso tiene que tener un sentido, pero al mismo tiempo dándole importancia a la conciencia fonológica. Una vez que él mismo empieza a querer leer, se pueden identificar letras y palabras en un texto que estamos leyendo en voz alta, o empezar a escribir su nombre o el de conocidos. En ese proceso ir identificando los sonidos, y se puede recurrir a materiales como cuadernillos, letras de madera, juegos de palabras para crear la conciencia fonológica y que eso lo ayude a identificar cada grafía con su fonema correspondiente. Por eso, insisto que para mí lo ideal es una mezcla de métodos. Yo en casa hice justamente una mezcla. Leemos mucho y eso se los transmitimos, buscamos la lectoescritura en lo cotidiano, con un propósito. Pero también hacemos cosas para desarrollar la conciencia fonológica, como juegos de palabras, a veces los más chicos usan esos cuadernillos de Letramanía. Las letras no las trabajamos en un orden, sino que van apareciendo en función de cada niño. Normalmente aprenden primero las de su nombre, después la m y la p (de mamá y papá). Y así van agregando letras a medida que se van topando con palabras. Pero esas palabras no salen de algo estructurado, sino de lo cotidiano, de los cuentos», concluye Ivana, que desde este año brinda talleres de alfabetización como respuesta a esta inquietud. 

Contacto con Ivana Vallenari: @cambiandolaeducacion

La alfabetización en ambientes Montessori

Emilse Bossio es directora de la escuela Montessori Puerto Nuevo, en Villa Ballester, provincia de Buenos Aires. «Durante el tiempo que el niño está en Comunidad Infantil (0 a 3 años) se le ayuda a construir su lenguaje. En Casa de los Niños (3 a 6 años), por lo general ya posee lenguaje hablado y la ayuda de la guía será enriquecerlo y prepararlo para que pueda dominar el lenguaje escrito. Al entrar en Taller (6 a 12 años), nuestra función será guiarlo en el descubrimiento de la maravilla y la riqueza en formas de expresión que le ofrece tanto el lenguaje oral como el escrito, así como diferentes formas de análisis del mismo», explica.

«La lectura y la escritura son acciones con gran complejidad que requieren de una gran variedad de destrezas físicas y de habilidades mentales. Para ayudar a los niños a adquirir estas habilidades, la doctora Montessori utilizó dos principios: preparación indirecta y preparación directa. En los ambientes podemos encontrar muchos materiales que, además del concepto o dificultad que trabajan,  constituyen una preparación indirecta para otros», describe.

«Aunque los espacios de expresión y escucha se trabajan principalmente en Casa de los Niños y su propósito fundamental es el desarrollo del lenguaje oral, es importante mencionar que también en Taller (Primaria) son muy importantes, por lo que el guía incluye estos momentos dentro de las actividades del grupo. Algunos de estos momentos de expresión se trabajan con juegos de preguntas, círculos de expresión, conversaciónes, enriquecimiento del vocabulario a través de nomenclatura y tarjetas de tres partes».

«En cuanto a la escritura, se necesita que los niños incorporen dos habilidades: la primera es la habilidad motora, para lo cual la doctora Montessori analizó y aisló cada dificultad observando lo que se requiere físicamente para escribir con un lápiz. Cuando estas lecciones son dadas aisladamente no son realmente escritura en sí sino una preparación indirecta para la misma. El proceso mecánico de preparación de la mano se apoya en presentaciones del área de vida práctica y sensorial, además de los materiales propios del área de lenguaje. Por ejemplo, con la presentación de lavar mesa o encerar, los niños trabajan el movimiento de la escritura de izquierda a derecha. El desarrollo de la coordinación de los dedos pulgar–índice–medio se puede practicar con el material de bloques de cilindros, entre otros».

«La habilidad mental para la escritura implica la comprensión de los sonidos de nuestro alfabeto y cómo se conjugan entre sí. Se inicia con juego de sonidos para luego asociarlos con los símbolos de las letras correspondientes. Luego, cuando los niños pueden reconocer y combinar sonidos de cada letra, se forman palabras y oraciones. En Taller se trabaja además con el estudio de la gramática, la sintaxis y las reglas de ortografía y puntuación para que los niños pueden avanzar en la comprensión de su lenguaje», finaliza.

Contacto con Montessori Puerto Nuevo: https://www.instagram.com/montessori_puertonuevo/ montessori.puertonuevo@gmail.com

Con la maestra particular (de escolarizados y no escolarizados)

Mabel Oddone es profesora de Lengua y Literatura. Trabajó en todos los niveles del sistema educativo formal pero desde hace décadas acompaña niños y niñas afuera del aula. Da clases presenciales y virtuales personalizadas a quienes van a la escuela pero también a quienes aprenden fuera de ella, los llamados homeschoolers.

«Somos seres únicos e irrepetibles. Ya lo hemos escuchado mil veces, pero pareciera que nada ni nadie le otorga asidero a ese concepto en ningún ámbito de la vida. Cada ser necesita alfabetizarse de distintas y múltiples maneras. El lenguaje oral comienza desde el vientre y la comprensión lectora se constituye en la escucha atenta de las infinitas conversaciones que la persona escucha y luego reproduce. A mejor dicción y construcción correcta del lenguaje oral en la primera infancia, más exitoso será su mundo abstracto interior y el desarrollo de la lectura como la escritura», define.

«Por otra parte, su desarrollo psicomotriz, su entretenimiento corporal, su atención en tareas encomendadas y sus rutinas favorecen el tomar la decisión de sentarse a leer y a escribir. La misma emoción al escuchar una lectura desde pequeños debe sentir al hacerlo por sí mismo. Respetar ese sagrado momento en que descubre que sólo él o ella puede saber lo que piensa se da cuando empieza a leer y a escribir, y solo ahí puede darse cuenta de que su autorreflexión y autoconocimiento puede ser visto por otras personas. Es un momento mágico y especial como para que intervengan personas que no están preparadas o que ejercen violencia institucional», remarca.

«Así mismo, cada vez más la tecnología interrumpe ese sagrado momento de intimidad. Yo enseño hace 48 años y compruebo que cada uno piensa, se mueve y siente de manera distinta. Por eso cada vez tengo que innovar, ¡nunca me aburro! Nuestro cerebro es una máquina perfecta y es el mismo del Paleolítico: ama la repetición, cantar, danzar, dibujar y pintar, eso libera hormonas para ser felices y sobrevivir. A la hora de comenzar o continuar la alfabetización, yo conozco a cada quien, hago un historial de cómo fue articulando su lenguaje oral, sus vivencias, su lectura fotográfica, y arranco desde allí, desde donde está parado, con su talento incluido y sus intereses. Estas imágenes son de E., cuyo aprendizaje acompaño por segundo año consecutivo mediante clases virtuales. Empezó sin saber leer ni escribir», cuenta.

Contacto con Mabel Oddone:+54 9 11 5761-2534 / @apoyoescolartriplete

Aprendizaje libre y activo en una comunidad educativa de zona rural

Pakarina es una comunidad de aprendizaje creada por familias en Mallín Ahogado, muy cerca de El Bolsón, en la Patagonia. «En Pakarina acompañamos este proceso con materiales. Las letras y los números están presentes, sumado al entorno social, que los ofrece en el cotidiano: carteles, almacenes, el entorno familiar. Individualmente acompañamos la motivación de cada niñe según sus ganas e interés genuino, como procesos no lineales, dándole tiempo y con lapsos que pueden ser largos y discontinuos. Y al estar en el mismo ambiente niñes de distintas edades, se da un proceso de enseñanza/aprendizaje entre ellxs», me cuenta Manuel, uno de los educadores.

«Como acompañantes, fomentamos estos intercambios. Son frecuentes los momentos de lecturas espontáneas, donde niñes lectores le ofrecen sus relatos a lxs más pequeños. Consideramos a la alfabetización como un proceso más de aprendizaje, entendiendo los aprendizajes como acciones naturales y propias del interés de cada niñe. De todas formas, entre lxs adultes de nuestra comunidad educativa es un tema recurrente dado los fantasmas y mandatos sociales que vuelven, una y otra vez, a traer lo que debería ser o no un proceso de alfabetización. Eso genera desconfianza en torno a la capacidad innata de les niñes de aprender», admite.

Contacto con Pakarina: Manuel +54 9 2944 911485

Familias en red: abordaje lúdico y neurodiversidad

Karina Lorena González es docente de nivel primario y secundario, especializada en dificultaes específicas del aprendizaje, formada en Inclusión escolar. Fundadora, directora y coordinadora de «Espacio Familias en Red» y de Taller Jugar x Jugar, ambos espacios inclusivos en Talar, Tigre, provincia de Buenos Aires. También es miembro fundadora de la Asociación Civil Disciplina Positiva de Argentina y Vicepresidente de la Biblioteca Popular y centro cultural el Talar como colaboradora del área de cultura.

«Yo abordo la lectoescritura desde diversos aspectos. Primero es importante conocer los intereses del niño y luego veo cómo incorporar lo lúdico desde sus posibilidades. Trabajo tanto en la individualidad como en forma grupal. En lo grupal no pongo tiempos ni ritmos: cada uno va como puede y participa dentro de sus posibilidades. Inicio con el nombre, reconociendo las letras que lo componen, cuántas vocales hay, cuáles no están, qué vocales o consonantes se repiten con los nombres de los compañeros, etc. Es un abordaje que me funciona, aún si el niño presenta algún diagnóstico (autismo, dificultades de aprendizaje,trastornos de ansiedad, TGD, etc.). Todo aprendizaje es más significativo si se relaciona con los intereses del niño y se implementa de forma lúdica. Además si tenemos en cuenta la información sensorial que el ambiente y los materiales aportan, es una fórmula exitosa», recalca.

«Trabajo con masa, letras móviles, témpera. Primero se presentan las vocales para luego incorporar consonantes. El método es silábico. Por ejemplo, tengo un niño con dificultades sensoriales y ansiedad, entonces amasamos y cortamos como forma de preparar el aparato motor y luego amasamos la forma de las letras. Más tarde, las sílabas. Para otro nene que ama los dinosaurios, busco letras con fondos de dinos y trabajamos con ellas. Hay variadas formas lúdicas de iniciar el aprendizaje de las letras». 

-En tu experiencia, ¿cuánto se tarda en adquirir la lectoescruitura?

-Un niño sin diagnóstico de entre 4 y 6 años, con una práctica regular (un ratito todos los días) en dos meses está leyendo palabras cortas.
Si tiene alguna dificultad, depende de ello y de sus posibilidades en cuanto a la práctica. En general, niños autistas en 4 meses leen palabras simples de dos sílabas, reconocen las vocales y algunas consonantes. M. tiene 6 años cumplidos, diagnóstico de TGD y trastorno de ansiedad. Llegó en Febrero sin saber ninguna letra y se niega a trabajar en cuaderno. A través de juegos, en 3 meses lee palabras cortas, reconoce las vocales y algunas consonantes. Es capaz de escribir su nombre sobre el renglón y copiar el día.

-¿Por qué creés que hay tantos que no comprenden lo que leen?

-Yo creo que se debe a que no hay un hábito de lectura, y eso provoca que tengan muy acotado el lenguaje. Me pasa con niños de 4° y 5° grado, que no pueden seguir una lectura de un cuento corto porque hay varias palabras por párrafo que desconocen. Tampoco hay un hábito del uso del diccionario, una actividad que se perdió. Continúan la lectura aún sin saber qué significan las palabras.

Las consignas son cada vez más concretas, y en el momento de responder preguntas, las que infieren respuestas relacionadas con el tema o el nudo de la historia, no las pueden resolver, sí aquellas que son muy concretas en la historia. En producciones escritas pasa lo mismo. Si se les pide que inventen una historia, se les complica mucho.

Contacto con Familias en Red: espaciofamiliasenred@gmail.com

Primeros pasos en la educación viva 

Ana Bellavigna es co-fundadora de «La Vivaracha», un espacio de ajuego y aprendizaje para niños de 2 a 5 años en Bariloche. «Acompañamos el proceso de alfabetización desde el interés que va surgiendo espontáneamente durante la jornada. Para eso contamos con materiales de apoyo que están dispuestos en el ambiente y siempre disponibles: letras móviles, portadores de texto variados, materiales y herramientas para escribir, etc. Todes están en una etapa muy egocéntrica por sus edades, entonces el nombre propio es foco de interés constante. Tenemos un panel de asistencia donde están las fotos y nombres de todes, y esto, que inicialmente fue un material pensado con otro fin, termino siendo un medio súper valioso para explorar el propio nombre y el de los compas. Hay varios niños que todos los días toman sus fotos con su nombre, lo miran, comentan…», describe.

«Trabajando con niñes del segundo septenio me resulta llamativo cómo empieza a aparecer por todas partes la presión por leer y escribir convencionalmente alrededor de los 7/8 años. Elles perciben esta presión y muchas veces se cierran y les cuesta más esta conquista. A veces parece que hay que dejar de jugar y ponerse a «aprender en serio», por eso creo que con mucha fuerza debemos ser guardianes del juego/aprendizaje en esta etapa».

«Recuerdo el caso de un nene de segundo grado (en escuela tradicional) con un supuesto diágnostico de dislexia. Llegó al espacio de educación viva cargado de frustraciones y negación con leer y escribir. Le dimos tiempo y espacio para que pudiera entregarse a lo que le estaba interesando en ese momento, que no era leer y escribir. En paralelo, fuimos construyendo un vínculo donde él pudo relajarse y conquistar a su tiempo y a su modo este aprendizaje. Cuento este caso porque creo que resume los ingredientes que para mí son necesarios para una alfabetización autorregulada: tiempo, confianza y adultxs disponibles donando y acompañando lo que cada niñe necesita», remarca.

Contacto con La Vivaracha: @la.vivaracha

Cómo lo hace la pedagogía Waldorf

Laura Ferreyra es fundadora de la escuela Waldorf «Semillas de mi tierra» en Puerto Madryn. «En relación a la alfabetización, todo está representado por imágenes, es decir, a través de un sentimiento artístico. Buscamos la emoción de cada letra, mediante un cuento en el que aparezcan personajes con el carácter y la personalidad de cada una. Con cada letra trabajamos aproximadamente tres días. El primer día se narra el cuento, al día siguiente recordamos la historia, hacemos el gesto correspondiente y comenzamos a vivenciarla. Se puede ver a las niñas y a los niños de primer grado caminando las letras, modelándolas, dibujando con el dedo, dibujándolas en la pizarra para, por último, llegar al cuaderno», me cuenta. «De esta forma se va creando una motivación e interés por la lectura, su creatividad e imaginación mediante lo artístico».

Contacto con Semillas de mi tierra: @semillasdemitierramadryn

Educación sin escuela con aportes de la Antroposofía

Andrea vive en Hurlingham y educa a sus tres hijos sin escuela. Me cuenta especialmente cóno se alfabetizó el mayor, que hoy tiene 10. 
«Mi visión, sobre todo con él, iba de la mano de la Antroposofía, que dice que a partir de los siete que están preparados mentalmente. Con el segundo me pasó que se interesó antes porque quería ser como el hermano mayor, pero su actitud me mostró otra cosa a sus 6: se frustraba muy fácil, así que esperé y cuando tenía más de 7 me dijo que quería volver a aprender y esa vez ya no se frustraba. Ahora está aprendiendo muy rápido».

«El mayor empezó a los 7 con el silabario. Me di cuenta que es más fácil el silabario que la letra. Y así vamos pasando cada dos días una letra nueva, y cuando estaba muy apurado era una por día. O una por semana si no le había gustado tanto. Aprendiendo el sonido de la letra pudo aprendrer muy rápido a leer. Al principio decía que quería leer rápido como yo, practicaba y le empezó a gustar mucho leer. Leyó de muy chico libros muy complejos. Yo soy muy fan de Harry Potter, así que los leyó todos. Pero no le gustaba escribir nada, así que lo dejé a su ritmo. Creo que la lectura es la base de todo aprendizaje, así empezó a saber de todas las culturas. Para mí no tenía sentido enseñarle el abecedario, me parecía un aprendizaje de memoria. Pero un día, jugando con rimas de palabras nuevas, había que buscar en el diccionario, así que le escribí en una hoja el abecedario completo para que él puediera buscarlas», cuenta.

«Un día le regalaron un libro de Percy Jackso, y ala tarde siguiente me dijo que ya no tenía nada para leer, ¡lo había termino en un día! Después quería leer una saga de 16 libros de los Gatos Guerreros. Cada libro costaba una fortuna, pero a mí no me gustaba la idea de que leyera en un dispositivo electrónico. Pero charlamos con mi marido y decidimos comprar un e-book, así que ahora puede bajar todo lo que quiera. Acá no miramos televisión, y él tiene una imaginación hermosa.  A los 9 empezó a escribir, y ya escribió cuentos cortos y algunos capítulos de dos novelas».

«Me gusta leer porque me abre un mundo a nuevas posibilidades», me dijo T. desde el teléfono de su mamá.

 

Foto de portada: Argentinos x la educación

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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1 Respuesta

  1. Luciana Madrid dice:

    Cuanta información! Hermosa nota! Gracias gracias 🙏 🙂