La característica principal de la educación democrática y libre es que los estudiantes eligen qué aprender. Pero, ¿cómo es eso en la práctica? El año pasado estuve en Summerhill, el ícono de la libertad para aprender, que funciona hace 100 años en Inglaterra.
«Cada comienzo de trimestre, todos los estudiantes acuden a su profesor para inscribirse en sus lecciones específicas. Cuando tienen 13 años o más, recorren la escuela para hablar con cada uno sobre sus intereses y lo que ofrecen. Eligen qué lecciones quieren y escriben en sus hojas de inscripción un máximo de 25 lecciones por semana. No hay un mínimo.
Al mismo tiempo, los profesores escriben las lecciones que ofrecerán y, al final del día, un equipo de horarios reúne todo y crea un horario que se ajusta a todas las lecciones.
La clase 2, con niños de 10-12 años, tiene el mismo sistema de inscripción pero lo hacen con su maestra principal, que les organiza ese horario. Los de 5 a 9 años pertenecen a la Clase 1 y hacen lo mismo: van a su salón de clases y hablan sobre sus intereses con la maestra y ella crea un horario en torno a esos intereses. Todos, de 5 a 18, tienen la libertad de elegir sus lecciones. Y también la libertad de no elegir».

Fuente: https://www.facebook.com/asneillsummerhillschool
Leé mis notas sobre la educación democrática en Summerhill:
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