Es mexicana y maestra en Summerhill: Montse Mejía Ortiz cuenta cómo es un día típico en la escuela

Dos de las maestras del equipo de educadores de Summerhill son de México y Brasil. Aproveché su presencia en el Festival por los 100 años de la escuela para conocerlas y charlar con ellas.

Esta es la entrevista exclusiva que le hice a Montse Mejía Ortiz, oriunda de México.

-¿Te acomodaste en estos casi siete años que llevás en Summerhill? ¿Encontraste muy diferente la cultura cuando llegaste?

-Al principio era diferente, sí. Quizás en la forma de que en México tal vez hablamos un poco más directo, y aquí dan más vueltas. Yo me quedaba pensando, ¿me dijeron que sí o que no? A veces de tan polite, no entiendes. Pero con los niños todo fue muy bien. Fueron los que me ayudaron cuando empecé a trabajar como house parent de los de 10 a 12 años. Me sentí muy bien.

-¿Vuelves a México de vez en cuando? ¿De dónde sos?

-Vuelvo mínimo una vez al año. Soy de la Ciudad de México.

-¿Entienden allá cómo es tu trabajo acá, o les resulta raro?

-Al principio era raro, sí. Mi familia lo entiende más. Cuando vine me enteré de que mi papá había leído a Neill de más joven. Estaban hablando con un amigo chileno sobre cómo querían educar a sus hijos y mi padre dijo que lo que más deseaba era que tuviéramos confianza en nosotros mismos. Entonces, su amigo le prestó el libro de Summerhill.

Mis amigos, en cambio, siguen diciendo que soy la que trabaja en la escuela donde no aprenden a leer. Tengo que explicarles todo de cero: que empiezan a leer mientras están jugando, no a los 7 como dice el curriculum en México.

-¿Estás en contacto con alternativas educativas de México?

-No. Alguna vez me entrevistaron alumnos de la universidad. Otra vez, me contactó una madre de Puebla que quería hacer una escuela parecida, pero ya no supe qué pasó.

-¿Pensás quedarte, volver?

-Llegué aquí pensando en dos años y regreso. Pero en esos dos años me enamoré y me casé con Will, que es parte del equipo directivo junto con Zoe y Henry, además de profe de carpintería y herrería. ¡Así que mi plan ahora es quedarme! Llevo seis años y medio en la Clase 1, pero en septiembre voy a cambiar de puesto. Voy a estar en la oficina administrativa y de finanzas, además de ayudar con la tienda y el sitio web. Y también voy a estar a cargo de la parte de educación sexual, que la estamos haciendo más oficial porque las inspecciones lo están pidiendo. Para eso voy a tomar un curso y diseñar todo el curriculum de sexualidad.

-!Epa, qué linda historia! Cuántas cosas diferentes hacés. Hablando de eso, ¿cómo se eligen los educadores para trabajar en la escuela?

-Muchos entran primero como house parents y luego cambian a maestro o profe. Cuando alguien se va, por cualquier razón, se pregunta internamente si hay un interesado. Y si no hay, se busca afuera. Primero abrimos las aplicaciones. Las leemos con todo el staff y decidimos quién viene a la entrevista. Lllegan a las 9 de la mañana, hacen un tour y luego tienen entrevista con los niños. Después, pasan un tiempo en el salón y luego conversan con Zoe o con Will. Más tarde, se les pregunta a los chicos qué piensan. Es muy interesante ver que los alumnos suelen coincidir con la opinión de los profes.

-Tienen buen ojo…

-Sí. Te dicen, por ejemplo: «ella me cayó muy bien, pero no la veo viviendo con los niños». Cuando estamos en medio de la entrevista también preguntamos si están dispuestos a vivir acá, porque Leiston es un pueblo chico, no hay mucho para hacer. Y a veces los mismos entrevistados deciden que no.

-¿Te imaginás algo como Summerhill en Latinoamérica?

-Híjole. Yo la respuesta que tengo de mexicanos es: «para qué tienes hijos si después los vas a mandar a un internado». Es cierto que los padres que la eligen tienen que conocer, entender y apoyar la filosofía de la escuela. Y entienden que es dejar a sus hijos ser, y que se ven en las vacaciones. Quizás la parte de la democracia, de la asamblea, sí se podría replicar, solo que no conozco si hay.

-Hay, muy pocas, y no iguales, por supuesto. Si tuvieras hijos, ¿los traerías a Summerhill?

-Sí, y siempre lo pensé, incluso antes de Will. Claro que el dinero puede ser una limitación, pero a mí de niña me hubiera encantado estar. Yo tuve la experiencia de ir a un internado en Canadá, durante un año, y me encantó. Y eso que no era como esto, era bastante tradicional.

-¿Cómo es tu familia?

-Mis padres y tengo un hermano mayor, que tampoco vive en Ciudad de México, sino en una ciudad de la costa. Los dos nos fuimos lejos de casa. Quizás, no lo sé, en ello hayan influido nuestros padres, que no era tanto que les interesaba que habláramos inglés sino que pudiéramos conocer otras culturas, que viéramos que hay otra gente en este mundo.

-¿Cómo fue tu formación hasta llegar acá?

-Tomé la Licenciatura en Pedagogía en México, que es muy teórica, muy filosófica, con pocas prácticas. Luego tomé un máster en España sobre educación bilingue en centros primarios, y ahí vi más didáctica. Yo sabía que me gustaba trabajar con niños, pero también quería saber cómo era trabajar con adultos, así que un tiempo trabajé en Recursos Humanos en la parte de formación de un banco. Y me gustó, pero no era lo mío. Pasé a una escuela primaria por dos años, pero luego me fui a España a hacer el máster y ahí hice suplencias en todo tipo de grados y escuelas.

-Bien, te integraste rápido, ¿sos flexible?

-Bueno, en cuestión de trabajos, sí. En lo emocional soy menos flexible…

-Ah, pero me imagino que justo Summerhill es también una escuela para adultos en ese sentido…

-La verdad es que sí, es muy bonito que aunque llegues como adulto también aprendes. En la escuela se vale llorar, se vale estar triste, que no significa necesariamente estar deprimido. Yo pensaba, ¿pero cómo voy a llorar, si tengo que gradecer todo lo que tengo en mi vida? Y eso me ha encantado.

-Supongo que si estás acá es porque en algún momento te cuestionaste la forma habitual de ser maestra, ¿o no?

-En México tenía niños de 8 años. Pero en un momento tenía que dar otra clase a niños de 7. Ahí había una niña que, cada vez que le pedía leer algo en voz alta, empezaba a temblar de una manera… Y yo me decía ¡pobre niña! Entonces, dejé de pedirle que lo hiciera. Había otro niño que tenía reportes de mala conducta porque no se estaba quieto, siempre estaba bailando. Le dije «vamos a quitarte la silla y trabajas parado»; estaba feliz. Pero pasaban los directores y me llamaban la atención porque estaba parado y bailando. Tú, como maestro, se supone que debes de tener a todo tu salón sentado y callado. Yo les decía que si estaban trabajando en equipo, ¿por qué no podían hablar?

Yo quería ser una maestra que los deje ser. Yo sé que están trabajando, que es una disciplina que no se ve ordenada, pero hay disciplina. Pero los directores no querían ver eso por la ventana. Decían que si un padre viera eso pensaría que ahí había desorganización. ¡Pero si son niños!

-De alguna manera, pensás que es un beneficio que los padres estén fuera de escena…

-Lo cierto es que en muchas escuelas el cliente es el papá y el niño va en segundo lugar. Aquí en Summerhill es al revés.

-¿Suelen haber estudiantes de Latinoamérica?

-Ahora tenemos un mexicano, que tiene otras dos hermanas que se van a unir. También están los hijos de Andresa, otra maestra que es de Brasil. Cuando Will era chico también había dos mexicanos, hermanos.

Montse en una foto del libro del fotos de Summerhill

UN DÍA CUALQUIERA EN SUMMERHILL – Por Montse Mejía Ortiz

«Tenemos niños internos en el cole y niños de día que viven con sus padres relativamente cerca del cole. A ellos les llamamos day kids.

Un día normal en Summerhill empieza a las 8 AM cuando los beddies officers (dos miembros grandes de la comunidad) pasan por toda la escuela despertando a todos los demás. El desayuno es de 8:15 a 8:45, y todos tenemos que estar despiertos y afuera de nuestra cama a las 8:30.

Los day kids llegan a las 8:50, van a cambiar su peg de ‘far out’ a ‘in’ en el pegboard (tablero) y luego van con su houseparent a decirle que ya llegaron a la escuela para que lo podamos registrar y saber que ya están adentro del cole.

Las clases empiezan a las 9. En clase 1 nos gusta empezar con un cuento. Yo normalmente elijo un cuento que se va a relacionar con algún tema que vamos a ver ese día o esa semana, pero a veces escogemos algo que no se relacione y por puro entretenimiento. Los niños llegan al salón a la hora que quieran o no van, que las clases no son obligatorias, pero normalmente están en el salón en la mañana. Yo les recuerdo que clases tienen ese día, y empezamos.

El salón se divide en dos cuartos. En el primero tenemos todos los materiales para hacer arts and crafts (arte y artesanía), las lecciones o cualquier proyecto que se les ocurra a los niños. El segundo cuarto tiene muchos juegos de mesa, Legos, maderas y demás para construir. Ahí también hay una biblioteca y un espacio para leer con un sillón y cojines cómodos para pasar un rato agradable.

Normalmente los niños comienzan a hacer sus proyectos y jugar con muchos materiales. Tenemos una campana que nos ayuda a saber cuando cambiamos de clase. Yo les digo qué quiere decir la campana y qué clases tiene cada uno y ellos deciden si quieren ir ese día o prefieren hacer otras cosas. Las clases de Inglés y Matemáticas las doy yo en grupos pequeños, por lo que puedo estar dando la clase a 3 alumnos en una mesa del salón y los otros pueden seguir con sus proyectos al mismo tiempo. Solo pedimos que no hagan mucho ruido para poder concentrarnos.

A las 11 tenemos un receso de 20 minutos y toda la escuela va al comedor por galletas y té. La regla es que solo puedes comer 2 galletas, pero también le puedes pedir a alguien si te regala sus dos galletas, para tener un máximo de 4.

Después regresamos a clase 1 o pueden también tener otras clases como Música, Arte, Ciencia, Carpintería, Inglés como Idioma Adicional o ITDT (computación y robótica). Yo también soy maestra de Español de los alumnos más grandes, así que también doy esa materia después de ese break.

Luego, el almuerzo para los más pequeños es a las 12 y para los grandes a las 12:40. Los niños van a la cocina y las cocineras les muestran las opciones. Son súper flexibles: si a alguien no le gusta la comida le pueden hacer un sándwich fácil y rápido para hacer las cosas más simples para los pequeños.

Después volvemos al salón de clases. Si quieren se pueden quedar jugando afuera todo el día, nadie les obliga ir a clases. Sin embargo, yo a los más pequeños sí les recuerdo qué clases tienen para que ellos puedan elegir ir o no. Las últimas clases van de 13:40 a 15:00.

Al final de las clases volvemos a tener un brake que le llamamos té. Pasamos a la cocina por algo de té y galletas, con la misma regla de un máximo de dos.

A las 15:15 los lunes y viernes tenemos la asamblea general, donde se ven casos generales o más particulares. Después de la asamblea ya no hay nada en el horario.

En todo el día los niños pueden organizar juegos. Tenemos una timetable limpia (una planilla vacía con un horario) donde pueden escribir el juego para que los demás sepan que se está organizando y participar si lo desean.

Toda la tecnología está prohibida antes de las 16 PM, a menos que sea algo educacional. Para juegos puedes usarlos después de esa hora. A las 17 PM los day kids se van a sus casas.

A las 17:30 es la cena en Summerhill y el resto de la tarde/noche de es de juegos y todo lo que niños quieran organizar. Tal vez una peli en el Jazz cafe, la la piscina en verano o jugar individualmente. Todo lo que se les ocurra.

Para finalizar el día, los beddies officers pasan por cada área a hacer 30 minutos de bed time. En ese momento con el houseparent hacen pan tostado y algún té o chocolate caliente.

Los más que pequeños (5 a 8 años) viven en el San y se van a dormir a las 8:45. Luego siguen los del Cottage (8 a 10 años), su bedtime es a las 9:30. Los del House (10 a 12 años) se acuestan a las 10:00, y los siguientes son del Shack (13 a 15 años), cuyo horario es a las 10:30. Los más grandes Carriges (15 a 17 años) no tienen bedtime, pero sí tiene que estar en sus áreas a las 12 AM. La hora del silencio empieza desde las 11, cuando los del Shack se van a dormir. Claro que los niños se pueden dormir antes, solo se chequea que sí estén en sus habitaciones a la hora que corresponde.

Y pues así es un día normal entre semana. Los fines de semana es todo organizado por los alumnos o también por el staff. No hay nada en el itinerario excepto POC (pocket money o dinero de bolsillo) que se entrega los sábados a las 14 horas. Las comidas son mas o menos a la misma hora que entre semana».

Esta nota forma parte de la cobertura periodística de AlterEdu en el Festival de la Niñez por los 100 años de Summerhill, celebrado en Inglaterra en Agosto de 2022.

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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