«Quiero crear conciencia sobre la realidad que vivimos muchas personas con discapacidad que intentamos formar parte de un sistema educativo»

Conocí a Flor en la plaza de mi barrio, por intermedio de mi hermana. Ella es la mamá de Olivia, de nueve años, con parálisis cerebral. En ese momento hablamos un poco, para variar, de alternativas en educación y de cómo actuar en materia de aprendizaje frente a una discapacidad física como la de su hija. Hace unos meses, Flor me contó que habían descubierto una aplicación para que Olivia pudiera comunicarse, y que eso les había cambiado la vida. Se trata de Hablalo, una herramienta gratuita creada por el argentino Mateo Salvatto. Un adulto la ayuda a controlar su movimiento involuntario y a escribir letra por letra lo que quiere decir, que luego se reproduce en alta voz.

«En agosto se va a cumplir el primer año desde que encontramos esta posibilidad de comunicación. Además de que se nos abrió el inmenso universo interior de Olivia y podemos conocerla en profundidad, le permite ser independiente, tomar sus propias decisiones, ser ella misma. Aunque siempre pudo comunicarse, hasta ahora no le habíamos podido ofrecer las herramientas de comunicación facilitada para que ella pudiera mostrarnos quién era», me cuenta Flor. Y una de esas primeras cosas que pudo decir es que no quería ir más a la escuela. Sobre eso escribió en la cuenta de Instagram de la familia:

«Me preguntan mucho acerca de la escuela en casa, me gustaría compartirles lo que siento y pienso sobre la educación. Por un lado educación no es lo mismo que escuela, algo muy importante es poder ver que no son sinónimos. Por otro lado mi experiencia en la escuela no fue en igualdad de condiciones que mis compañerxs, no hubo adultxs a la altura de acompañarme en ese proceso, todxs subestimaron mi capacidad de entender, ni hablar de mi capacidad de aprender. Entonces, en un ambiente donde te subestiman no podes aprender nada porque no sos validadx como un alumnx más en la clase, sino que sos consideradx menos. Parece que la convención de los derechos de las personas con discapacidad la han usado para nada. Decidimos en familia que lo mejor era educarme de otra manera, sin tantxs adultxs decidiendo sobre lo que no tienen idea, donde lo que aprenda sea acorde a mi verdadera capacidad, donde yo sea creadora de mi aprendizaje y no una simple espectadora del circo, donde crezcamos todxs y aprendamos unxs de otrxs, donde no tuviésemos que pelear por que me validen, por que crean en mí, sino que solo pudiera desplegar mis alas y apropiarme de mi educación. Ese lugar fue fuera de una escuela, en la vida, porque «en casa» limita el aprendizaje a un espacio físico y eso no es real , el aprendizaje es la vida».

En vez de seguir hablando con la madre, se me ocurrió hacerle algunas preguntas directamente a Olivia y ella aceptó encantada.

-¿Qué te gustaba y qué no de las escuelas a las que fuiste?

-Bueno, creo que hablar de “gustos” sería una manera muy liviana de abordar el tema, yo creo más bien que podría contar mi experiencia para crear conciencia sobre la realidad que vivimos muchas personas con discapacidad que intentamos formar parte de un sistema educativo, sea cual fuera la pedagogía de la cual se vistan. Porque yo siempre fui a instituciones con propuestas pedagógicas «alternativas» que suponen una mirada centrada en la individualidad, pero me quedaba fuera de esa mirada porque nadie está preparadx para mirar la boa dentro de mi sombrero. Entonces, ¿cómo voy a hablar sobre gustos si el propio sistema me vulnera? Sería como preguntarle a un niñx en situación de pobreza extrema cuál es su comida favorita.

-¿Cómo aprendiste a leer y escribir?

-Pienso que siempre que me hacen ésta pregunta suponen que para haber aprendido hay alguien que enseñó o un método revolucionario para que personas con discapacidad física como yo puedan hacerlo, pero no, no hay nada de eso en la forma en que yo veo la vida. Yo no aprendí a usar las letras para leer y escribir, lo supe desde siempre. Pero sé que puede resultar difícil de entender para las personas que necesitaron que alguien les muestre las letras, en este caso, para poder hacerlas propias. En mi caso puedo apropiarme de lo que veo (y de lo que no veo también) con solo darle mi atención. Un día estaba jugando con mi hermanito a hacernos sumas y restas simples porque él es más pequeño, en ese momento él tenía cinco años y yo ocho. Y me dijo, sin saber la respuesta, “ 5 menos 9”. Lo pensé un segundo y respondí “– 4”. Mi mamá me preguntó cómo sabía esa respuesta, a lo que respondí: “lo sé porque lo pensé”. Nadie me lo enseñó, pero pude pensarlo por mí misma y llegar al resultado. Así es como funciona mi mente. Solo necesito darle mi atención a lo que necesite saber y con eso basta.

-¿Qué cosas son las que más te interesan y gustan?

-Me gusta mucho la torta de chocolate, pero si hablamos de intereses creo que es mucho más profundo. Me interesa todo lo que tenga que ver con la humanidad, por lo tanto cualquier tema está directamente relacionado con ella. Pienso que los humanos fueron interpretando de manera equivocada las señales que les fueron dadas para evolucionar, siempre anteponiendo su poder de controlar la naturaleza en lugar de convivir con ella.

-¿Cómo podemos los adultos ayudarte mejor a aprender?

-En realidad primero pienso que no sólo lxs adultxs pueden ayudar a las personas a aprender, sino que en todo caso el aprendizaje se da en forma de red entre todxs. Por otro lado, en mi caso particular lo que necesito de las personas, sean de la edad que sean, es que puedan preguntarse acerca de lo peligroso que es dar  las cosas por sentadas. Porque en la pregunta es donde la realidad se deja ver. Yo deseo que la humanidad pueda ser capaz de ver que en lo único que nos parecemos unxs a otrxs es en que somos diferentes y en la diferencia está la magia y no las dificultades.

Me gustaría decir una última cosa, mi forma de ver la vida hace evidente lo que intento decir con mis palabras. Espero sepan leerme desde su corazón para que el mensaje llegue al lugar correcto.

Ahora Olivia está planeando escribir un libro. Pueden seguirla a ella, su familia y sus proyectos en el Instagram @familypriderainbow.

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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1 Respuesta

  1. 27 de noviembre de 2021

    […] dos años le hice una nota a Olivia Grillo Cortalezzi (que podés leer acá https://alteredu.com.ar/2020/07/21/quiero-crear-conciencia-sobre-la-realidad-que-vivimos-muchas-pers…). En ese momento me dijo que quería escribir un libro. Lo logró: «Olivia y el Universo», […]