Homeschooling en Perú: «Es esencial no cavar un abismo entre la educación en casa y la vida fuera de ella, sino hacer un puente»

En Lima, la capital de Perú, hay un grupo de 80 familias que hacen educación en casa. Lograron reunirse para generar encuentros frecuentes y acompañarse en el camino, muchas veces solitario, de la educación fuera de la escuela.

«Nos une la educación en casa. Hay familias que hacen homeschool, otras que hacen uso de plataformas educativas a distancia y hay otras que son unschoolers. Hacemos salidas juntas desde hace seis años. Iniciamos reuniéndonos con una familia en un parque cerca de casa y poco a poco fuimos en aumento», le contó Katiza Pérez Valdés a AlterEdu.

«Con la pandemia, varios planes e ideas se quedaron estancados. Pero la necesidad de los peques de jugar, de salir y encontrarse con sus amigos, hizo que retomamos las salidas desde el año pasado. Así que desde Octubre del 2021 se empezaron a generar con mucha más frecuencia los encuentros. Y con el incremento de la cantidad de familias se hizo más evidente que los peques necesitan juego y naturaleza», explicó.

«En este momento hacemos lo posible para que los peques se encuentren por lo menos una vez a la semana. Tenemos todo tipo de salidas: educativas, por cumpleaños y mis favoritas, las salidas de juego libre», contó.

-¿Cómo es tu familia, Kati, y cómo se organizan para aprender sin escuela?

-Es variable, porque tengo cuatro hijos de diversas edades: 24, 22, 16 y 10. Un día nunca es igual al otro, todos tenemos labores que hacer en casa y fuera de ella.

En casa organizo los fines de semana las actividades de Rafa. En este momento tenemos un currículo emergente: en ocasiones hay algunos temas que los trabajamos porque son necesarios, pero la gran mayoría de temas son en base a sus intereses. Nos apoyamos en una profesora de ciencias que apoya a Rafa en el tema que le encanta, que es la zoología, y dos veces a la semana tiene taller de deporte con una de sus mejores amigas, que también es homeschooler.

Las actividades de casa las planificamos el día sábado. Organizamos desde las comidas hasta las actividades y las salidas. En familia decidimos las labores de cada uno en casa, y no es que organice porque soy muy organizada, sino que es más bien para poder tener límites y estructurar mi desorganización.

-¿Crees que ha aumentado el interés en las alternativas educativas en Perú?

-Sí. En estos últimos años se han incrementado las propuestas de educación alternativa en el Perú, tanto en Lima como en otras ciudades. Cada vez son más las familias que están buscando alternativas respetuosas para la educación de sus hijos.

Respecto a la educación en casa, a raíz de la pandemia aumentó considerablemente el número de familias que han optado por este camino. Al tener la oportunidad de estar con sus hijos en este tiempo, se dieron cuenta de ciertas debilidades del sistema educativo y decidieron involucrarse en la educación de sus hijos y volverse parte activa de ella.

Es primordial cuando decides educar en casa no sentir que vivimos en una isla sino que somos varias y que, si nos juntamos, vamos a tener una red de apoyo. Las familias necesitamos contención, tanto los peques como los padres y las madres.

Siento que los peques que son educados en casa cuando crecen tienen diversas necesidades. Sobre todo, la de tener amigos que tengan su mismo estilo de educación. Ese es uno de los motivos por el que en este momento estoy estudiando «Acompañamiento en Aprendizaje Libre» en la UNLI, porque veo que las necesidades de mi hija van cambiando. Ya no es tanto hacer proyectos de ciencia, por ejemplo, sino tener más encuentros con sus amigos.

-¿Se relacionan con familias de otros países?

-En la actualidad conozco varias familias que educan en casa, de México, Argentina, Colombia y Estados Unidos. Hablamos con una familia de Argentina para empezar un proyecto para que los hijos empiecen a enviar cartas. Pero a veces el tiempo queda corto con la gran cantidad de actividades que hay que hacer y las que ya tenemos propuestas, tanto en la comunidad como en la vida. Así que esperamos que se pueda dar para que los peques, mediante las cartas, conozcan a otros homeschoolers fuera de su entorno.

-¿Qué has observado en tus hijos y otros que son educados sin escuela?

-En avances con los peques he visto una gran ventaja en la educación en casa. Cuando algo les interesa podemos respetar y ayudarlos a desarrollar sus gustos. Además, podemos acudir a expertos. Es decir, no es siempre una misma persona que nos enseña de todo. Si a tu hijo le gustan los insectos, podemos visitar diversos sitios donde apreciar insectos, acudir a entomólogos, etc.

Es increíble cómo los peques aprenden de la vida. Hace un tiempo se me hacía difícil enseñar a Rafaela matemáticas, ya que yo no tuve una buena experiencia en el cole con esa materia. Un día decidimos con ella que iba a hacer las compras de víveres de la semana, así que hacíamos juntas la lista de compras, le daba el dinero e íbamos al supermercado. Allí ella se encargaba de checar precios, ver ofertas, pagar y darme cuenta de lo que gastó y cómo lo hizo. No faltó la ocasión que se distraía y se ponía a arreglar las cajas o se quedaba por la sección de los dulces. Yo la miraba desde algún, sin que se sienta controlada estaba cuidada. En ese momento me di cuenta de que es más efectivo aprender con la experiencia que con la teoría.

-¿Cuáles son las dificultades que ves?

-Una desventaja de la educación en casa podría ser que, si nuestros hijos no viven diversas experiencias y literalmente hacen educación en casa y no salen de ella, podríamos estar evitando que experimenten situaciones que lo alejen del mundo real y, una vez que crezca y tenga que enfrentarlo, no sepa cómo hacerlo. Creo que es esencial por parte de los padres y madres no cavar un abismo entre la educación en casa y la vida fuera de ella, sino hacer un puente. Para que una vez que se tengan que integrar a la universidad, por ejemplo, no sea algo frustrante sino que puedan adaptarse a esta nueva situación, ya que en su momento pudo tener experiencias y vivencias. Su inteligencia emocional debe ser desarrollada y sus necesidades escuchadas, y no solo me refiero a las necesidades académicas, sino más bien las emocionales, esas que muchas veces son ignoradas en las escuelas.

Testimonio de Sarah Zamora, mamá de Valeria (11 años)

-¿Cómo se organiza tu familia cada día?

Ya que trabajo de forma independiente, he podido disponer de mi tiempo para organizarnos. Soy yo quien la acompaña. Alternamos el aprendizaje en casa con talleres, que son dirigidos por especialistas en temas de su interés.

-¿Qué han visto en sus hijos estos años, en cuanto a avances, dificultades, etc.?

-Mi hija es única y nunca fue al colegio. A pesar de que el homeschool fue una decisión tomada con premeditación porque no quería una ‘educación tradicional’ para ella, al inicio me costó desprenderme de los moldes y estructuras de la escuela.

Cada etapa de su crecimiento, desde la infancia a la adolescencia, ha traído consigo requerimientos y necesidades propias de la edad. Se dice que un niño amado y valorado es un niño seguro, y definitivamente siento que esta conexión natural entre padres e hijos les permite crecer y desarrollarse de forma saludable.

-¿Cómo te ayuda el grupo de salidas?

Conocer a más familias que educan en casa es un soporte en todo sentido. No solo porque podemos compartir experiencias, ideas, consejos, sino porque nos brinda un sentido de pertenencia a una comunidad, el sentirnos acompañados en un camino que suele ir a contracorriente con el resto.

Testimonio de Gloria Llallico, mamá de Stiven (6 años)

Nos organizamos semanalmente. Los temas que vamos a ver son como unidades temáticas o proyectos. Normalmente los desarrollamos tres veces por semana, ya que son amplios, pero también tenemos temas más cortos y prácticas diarias. Sabemos que hay días en los cuales él está muy interesado en algún tema propio y lo apoyamos a que lo desarrolle.

Tenemos rutinas en las mañanas que normalmente intercalamos con juego libre. Por las tardes, después del almuerzo, ordenamos la casa y salimos al parque o a visitar algún familiar o amigo. También nos acompaña si tenemos que entregar algún pedido o compra de materiales. Hay tardes que hace experimentos o juegos de construcción. Cuando no podemos salir, hay una hora de ver la TV, cenar y leer sus libros favoritos.

Sobre los avances, nos hemos dado cuenta que ha logrado ir aprendiendo sin presión de manera natural, adecuando espacios y materiales que pueda manipular y experimentar. Las preguntas son el eje fundamental de su aprendizaje, y estar atentos para responder o investigar juntos ha ayudado mucho para que él hoy en día siga desarrollando su pensamiento crítico y fomentando su creatividad.

Sobre las dificultades para educar en casa, aún no hemos observado algún problema en su desarrollo.

El grupo de salidas es muy importante, ya que puede compartir experiencias y jugar libremente con otros niños, además de conocer nuevos lugares. Y es muy enriquecedor conocer a nuevas familias, cada una con un modo particular de educar. Hay mucho que aprender de cada una.

Contacto con el grupo de familias en Lima: kati.alexandra.perez@gmail.com / Teléfono celular 987842509.

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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