Ex ministro de Educación imagina un futuro sin escuelas

Pedí el libro «Futuros sin escuelas» al editor porque Mariano Narodowski es de los pocos docentes y académicos que no se ataja con una ristra de ajo cual protección anti Drácula cuando hablás de educación sin escuela o alguna de sus variantes (las educaciones no formales y alternativas). De hecho, me entrevistó con interés genuino para la Universidad Torcuato Di Tella, donde es profesor de la Escuela de Gobierno. Esa vez le expliqué cómo fue educar a mi hijo sin escuela acá nomás, en el barrio, sin necesidad de esperar ningún futuro. Más tarde, compartimos en La Nación una nota, donde nos consultaron por separado sobre el homeschooling (podés leerla acá).

«Este libro es el primer volumen de mi proyecto “Futuros sin escuelas”. Se trata de un proyecto pedagógico y tecnológico, como tantos otros, aunque dentro del minúsculo universo de la tecnopedagogía que se porta mal, que se resiste a la imposición de utopías, que rechaza el barbitúrico del “amor a los docentes” y la “esperanza” como relajante cerebral; que no está obligada a ser optimista, no ofrece excusas ni le hacen mella las malas caras de los miserabilismos ideológicos. Insolencia y Pansophia», aclara el ex ministro de educación de la ciudad de Buenos Aires (mirá lo que fue la presentación del libro acá).

«La escuela puede dejar de existir, por lo menos como la conocemos hoy. Siempre aprendimos sin escuela, lo hicimos con la tecnología oral o la imprenta después. Lo que hizo masiva la escuela fue la enseñanza. Pero como toda tecnología, presenta problemas, y hay que ver los escenarios en que lo escolar puede mutar. Lo que el libro intenta mostrar son esas derivas. Aunque a los educadores nos cause náusea y vértigo, entiendo que es necesario mirar y ser provocador», dijo en esa oportunidad. 

El libro es corto pero no se lee tan fácil. Narodowski escribe un poco como en un paper liviano, con profusión de citas. Como para la mayoría de las personas, el aprendizaje sin escuela es para él una construcción teórica, por lo cual debe apoyarse en otras autorías y especulaciones intelectuales. No tiene experiencia personal, cercana u observada de personas que han aprendido fuera del sistema escolar formal en este siglo. Por eso, no puede esperarse que describa un futuro que se parezca al presente sin escuela de muchos que en todo el mundo practican unschooling, worldschooling o aprenden en las llamadas escuelas alternativas.

Este primer volumen presenta el panorama. Hay una crítica doble a quienes detienen la liberación del conocimiento de lo escolar: los nostálgicos por un lado, y los tecnocapitalistas por el otro. «El dato, que duda cabe, se convirtió en la vedette de la pedagogía fashion. El dato se evidencia como la celebrity del show global de la educación con su héroe inesperado, Finlandia, quien permitió a los cultores del viejo orden mostrar por la vía de la paradoja, es decir, por medio de las evaluaciones estandarizadas la inutilidad de implementar evaluaciones estandarizadas. Pero también China, Singapur y Vietnam, países que no aprueban un mínimo examen de democracia y estado de derecho se convierten en adalides educacionales mundiales gracias a la combinación de los datos disponibles», dispara.

Por otro lado, reflexiona sobre «el perfil ególatra de la pedagogía con su tendencia a introyectar dentro de la escuela todo lo bueno y proyectar fuera todo lo malo, [que] acaba por trastornar su sentido de realidad y, con el eco sordo de un coro de ausentes infinitivo, consigue un transitorio triunfo Pírrico en la que se perpetúa al ver desfallecer aquello que le dio sentido primal. Y, al igual que Narciso, la pedagogía también se está ahogando al extasiarse con su propio reflejo, aunque su rostro neurótico se maquille de un voluntarismo mágico que su omnipotencia narcisista guía a callejones sin salida y sin GPS capaz de recalcular».

Líneas de fuga

La propuesta del autor no es un futuro sin escuelas (todos los docentes, sistemáticamente, sienten la necesidad de aclarar y pedir disculpas). Pero sí sugiere: «Podremos dejarnos seducir por el ruido incómodo de su desajuste y entregarnos al frenesí de lo desconocido. Podremos profanar sus rituales sin temor al castigo. Podremos intervenir sus rutinas, mezclarlas, tunearlas, aleatorizarlas. Podemos intrusar sus espacios simbólicos y también los físicos, okuparlos, desintoxicarlos de burocracias».

«Esta dominación de la tecnología escolar por sobre toda modalidad de transmisión de conocimientos exuda estancamiento y una inercia que no deja de desacelerar, aunque por los costados de borden formas diversas de experiencias cognitivas altamente relevantes, aunque no certificadas, ni acreditadas por la burocracia estatal», se anima hacia el final. El epílogo del libro es un pequeño ensayo de ficción ubicado en un tiempo no tan lejano. 

Conseguí el libro acá

FUTUROS SIN ESCUELAS. Colección perspectivas. La educación en Iberoamérica. Volumen 1. Tecnocapitalismo, impotencia reflexiva y Pansophia secuestrada. Por Mariano Narodowski. Puerta Abierta Editores. 2022, México.

ÍNDICE

Aclaración.

Presentación.

Un mundo sin escuelas: el horror.

Los fantasmas de lo escolar.

La pansofía secuestrada.

¿A quién vas a llamar? Cazafantasmas.

Post Scriptum. La última escuela.

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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