Es única en inclusión e innovación en Entre Ríos, pero le ponen trabas

Inspectores que labran actas en escuelas que visitan dos veces al año son el cuco de cualquiera, pero aun más de las que se proponen trabajar de otra manera. Mariela Milocco hace todo lo que dice la normativa nacional y provincial, más las recomendaciones globales acerca de lo que debería ser la educación hoy: proyectos y materias integradas, aprendizaje al aire libre, arquitectura innovadora, inclusión plena, ajuste individual de las trayectorias educativas, formación continua, diálogo con las familias. Sin embargo, el Instituto Gabriela Brimmer, que fundó en 2017 y que es la única escuela de Entre Ríos que integra 27 niños y niñas con neurodiversidad o necesidades educativas especiales en una matrícula de 120, está en peligro de cerrar.

Como muchas de las propuestas que mostramos en AlterEdu, ésta nació de la experiencia y preocupación de una madre. Alan, hoy con 16 años, tiene dificultades en el lenguaje y retraso madurativo. Encontrar una escuela para el fue difícil. La privada no funcionó, y la estatal, aunque no le cerró las puertas, enseguida buscó la forma de derivarlo a una de modalidad especial. «A sus 8 años me replanteé todo. No me pude quedar con la idea de que todos los que tienen alguna patología o diversidad funcional pasen por esto, con el sistema corriéndote en vez de ayudarte. Encima que nuestros hijos son totalmente dependientes y la estructura familiar cambia para adaptarse, en vez de colaborar, te complica», se lamenta.

La escuela está ubicada en San Benito, a 8 kilómetros de la ciudad de Paraná. «Cuando ya habíamos cerrado las inscripciones y re-inscripciones de este año nos llegó una resolución del Consejo de Educación provincial donde nos dice que para 2023 solo nos habilitan las salas de 4 y 5 y el segundo, tercero y cuarto grado. Quedarían 33 chicos afuera, entre ellos 8 con alguna discapacidad. Nuestra abogada hizo la recusación y pidió la nulidad por infundada, y vamos a seguir abriendo nuestra escuela a las inspecciones como hasta ahora y luchar para continuar con todos los niveles -tienen de 45 días a 12 años-«, explicó.

Crónica de una pesadilla

«En 2019 nos dieron el número de unidad educativa para el nivel Inicial. Y en 2020 el de nivel primario, es decir, ambas reconocidas bajo los lineamientos del Consejo de Educación de la provincia de Entre Ríos. Ahi empezaron los problemas. Porque con el número deberían darte una clave para ingresar al sistema de gestión y poder cargar todos los legajos. En todo 2019 no me dieron turno para la tener la clave y en 2020, con la pandemia, tampoco. Pedimos poder hacerlo por Zoom, porque seguían egresando del jardín y nosotros no podíamos cargarlos como finalizados. Recién en febrero de 2021 nos dan la clave, pero pretendían que cargáramos para atrás, cuando el mismo sistema no te deja. Ahí empezaron a labrarnos actas. En ningún momento fueron con ánimo de colaborar: encuentran el error y te mandan a ver la resolución, sin tener en cuenta que todos somos nuevos en algún momento», relata Mariela.

«Nos hicieron actas porque algunos proyectos de adecuación no tenían las firmas de los padres, por ejemplo. O porque no vieron cuadernos llenos de escritura y cuentas, considerando que copiar mucho garantiza el aprendizaje. O porque no se siguió una planificación de la carpeta didáctica del día. Sabemos que la carpeta didáctica es un ida y vuelta, que si una semana o un día vinieron pocos, se hace de nuevo la otra semana. Y después imprimen el acta de 9 hojas a la hora del cierre, a toda velocidad. Nosotros ni siquiera firmamos en disconformidad porque nos dijeron que nos iban a ayudar con lo que faltara. Y confiamos. ¿Con qué termómetro miden el aprendizaje? Tengo niños de tercero que leen como de sexto y otros que no tuvieron su primer grado presencial por la pandemia, que, obviamente, les va a costar un poco más».

Cómo se trabaja en el Gabriela Brimmer

«La escuela tiene una pedagogía que respeta el curriculum pero se enfoca mucho en la individualidad del niño. Nuestro sistema de educación realmente está partido, porque las escuelas siguen dando clases como en la era industral donde a todos se los preparaba para lo mismo. Hoy tenemos una niñez y adolescencia atravesada por la tecnología, y lo má importante es ayudarlos a ser, a acercarse a la vida diaria, porque eso es lo que se van a encontrar», reflexiona.

«Nosotros tenemos un equipo de orientación escolar con dos psicólogas. Una se ocupa especialmente de formar a las docentes para que ellas puedan trabajar en el aula, y además se encarga de que esas herramientas se hagan efectivas. Y la otra profesional es también acompañante terapéutica, y se ocupa especialmente de los niños en proceso de inclusión. La escuela trabaja como se debería trabajar en todas las escuelas, que muchas veces están superpobladas y al docente se le hace difícil cumplir toda la carpeta didáctica. Nosotros atendemos la individualidad de cada cual y a su ritmo. Algunos cuentan hasta 500 en primer grado y otros hasta 20. Nosotros la matemática la trabajamos por descomposición, como dice el diseño curricular. Las materias para nosotros no van sueltas, sino que van adentro de un proyecto donde todo está entrelazado y se llega a un producto final. Nos aseguramso que para todos los conocimientos reciban un estímulo multisensorial. Incluso, la gran contradicción es que el propio Consejo de Educación ha reconocido nuestro nivel Inicial de una enseñanza superadora», detalla.

La escuela se sostiene únicamente con el aporte de las familias. «Yo creo que lo que hemos logrado en cinco años molesta porque deja en evidencia lo mal que está el sistema educativo público en general. Porque casi todo lo que entra lo reinvertimos. Todas nuestras aulas tienen aire acondicionado y circuito cerrado de cámaras. Tenemos una impresora 3D y 10 tabletas. Un equipo propio de psicóloga, maestra especial y acompañante terapéutica. La estructura edilicia la diseñamos junto con neuroarquitectas. Entre otras cosas, para que haya más luz natural que artificial. También mandamos a hacer unos bancos que tienen mesa de pizarra blanca, para que los chicos también puedan escribir ahí».

«También hay muchos árboles para que puedan aprender afuera. ¡El que va a nuestra escuela no se quiere ir! Se siente emocionalmente completo y contenido. Hemos recibido muchos con problemas de bulliyng, con miedo. Nos reunimos con la familia cuando los vemos mal. Son cosas para atender, porque si tienen su cabeza en otro lado, necesitan poder expresar lo que les pasa para sentirse más aliviados y después poder apropiarse de un contenido. La sociedad está muy enferma. Necesitamos unirnos para poder salir adelante con una educación mejor en este bendito país. Es lo único que nos va a salvar, convivir desde la paz. No va a haber otro camino».

«Tenemos varios chicos con autismo, a los que siempre invitamos a venir antes de que empiecen, para reconocer el edifico y que se vayan apropiando del espacio para que en marzo no sea algo tan nuevo. Con esta negativa a permitirnos abrir el maternal, la sala de 3 y el primero y quinto grado, algunas familias tendrían que salir de San Benito a buscar banco en Paraná, pero como muchas veces no hay donde eligen, ellos les asignan una. No son libres para elegir la educación de sus hijos. Es un atropello, como si no viviéramos en democracia. Nuestra escuela está reconocida: hemos tenido errores en los papeles, en algún proyecto pedagógico en un niño con discapacidad que por ahí le falta algo en un contenido. Nosotros seguimos aprendiendo, y en vez de llenarte de actas con errores era mejor sentarnos y ayudarnos a adaptar el PPI a la forma en que queremos trabajar. Es mucho más fácil cooperar que tener esa malicia».

Las familias ya se han movilizado para pedir explicaciones. No es la única escuela que tiene problemas por crear un entorno de aprendizaje agradable y diferente. «No nos vamos a dejar avasallar por decisiones arbitrarias infundadas. De lo contrario iniciaremos acciones legales. Dicen que hay denuncias de familias pero no es verdad. Los expedientes que hay los hemos iniciado nosotros para pedir cargos. Porque formamos una Fundación que fue aprobada este año y buscamos personas y organizaciones que puedan ayudarnos con sus aportes. Porque lo que el Consejo ha provocado con esta resolución es un desfinanciamiento, para que el cierre lo tengamos que hacer nosotros y no ellos, así no corren con ese costo político y social», denunció la apoderada.

Le pregunto a Mariela si cree que hay alguna intencionalidad que pueda explicar este accionar de Consejo. «No lo sé, podría ser política. Porque formamos chicos con mentalidad de crecimiento y el sistema educativo forma para la obediencia. Nosotros nos capacitamos permanentemente, con diplomados y posgrados en Aprendizaje Basado en Proyectos, altas capacidades, discapacidad, talentos individuales o neurociencias aplicadas a la educación. Ellos destruyen a la gente que quiere trabajar y estudiar otras formas de hacer educación. Yo tengo un equipo de 25 personas y están todas pensando si van a tener trabajo el año que viene. Acá tienen cierta libertad que no tienen en otras escuelas. Algunos se han ido por querer poner los bancos en círculo. También me han contado de escuelas donde atornillan una latita de arvejas al banco para que ni se paren a sacar punta. ¡El niño debe moverse! Su sangre circula y llega mejor al cerebro si, por ejemplo, va a sacar punta al lápiz o a buscar un trapo para limpiar. Muchas veces es el propio docente que no tolera que los chicos se muevan».

Conocé más sobre el Instituto Gabriela Brimmer en San Benito, Entre Ríos, Argentina: https://www.facebook.com/InstitutoGabrielaBrimmer

¿Quién es Gabriela Brimmer?

Gabriela Brimmer era hija de una familia judía refugiada en México. Nació con parálisis cerebral y fue acompañada por su niñera hasta convertirse en escritora. «No hay imposibles para nadie. La limitación está en los que no tenemos patologías que nos hagan depender de otros. Gabriela Brimmer estaba atrapada en un cuerpo que no le respondía, pero su cerebro pudo lograr muchas cosas que, para el que la veía, creía imposible», cierra Mariela.

La película «Gaby» refleja esta historia. La actriz Norma Aleandro hace el papel de niñera, que recibe la nominación como mejor actriz de reparto en los premios Oscar de 1988. Más información: https://educomunicacion.es/cineyeducacion/temasgaby.htm

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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1 Respuesta

  1. Norma Benza dice:

    Los del Consejo de educación TIENEN QUE RENUNCIAR TODOS. Caras duras. Un desastre las escuelas un desastre la enseñanza. Más vale que quieren borrar del mapa a una escuela que deja en evidencia lo patética de la enseñanza pública. No atacó a las escuelas ni a las educación pública al contrario. Son los funcionarios los que la han denigrado. Es un DESASTRE.