Crearon un espacio para que adolescentes socialicen y aprendan en base a intereses

En el mundo de la educación alternativa -o por lo menos en Argentina- escasean los espacios donde puedan aprender e interactuar los mayores de 12 años. Por eso siempre es una buena noticia cuando se abren. Para muchas familias y educadores convencionales, es la edad de la abulia. Sin embargo, es bien interesante ver que esa aparente actitud de desinterés está directamente propiciada por la educación formal. Así lo comprueban cuatro mujeres que este año iniciaron un espacio de encuentro para este rango de edad dentro de la Universidad Libre.

Entrevisté a Romina Vernaz, Sandra Majluf, Karina Intellisano y Ayelén Volk, coordinadoras del flamante grupo de Jóvenes de ese campus virtual para que me cuenten cómo está funcionando.

¿Qué es el programa UNLi Jóvenes?

-UNLI Jóvenes es una comunidad de aprendizaje en línea para jóvenes entre los 12 y los 18 años donde se propicia el aprendizaje natural, libre, autónomo y cooperativo.
Es una propuesta que se inicia con la intención de generar encuentros de jóvenes que están en proceso de tomar las riendas de su aprendizaje y que necesitan acompañamiento. O, simplemente, quieren encontrarse con otros jóvenes en situación similar.

¿Por qué se les ocurrió este espacio?

-La iniciativa nace como respuesta a la creciente demanda de jóvenes que, luego de pasar por escuelas libres, comunidades de aprendizaje o que no han sido escolarizados de niños, se encuentran que en su rango de edad los espacios para ellos, con esta modalidad, son escasos o inexistentes. Entonces, muchos buscan volver a la escuela para encontrar pares y socializar. Generalmente, en menos de un año la escuela los decepciona y encuentran que la socialización no era lo que se imaginaban.
Por eso, dijimos: hagamos un espacio para que se encuentren y creemos actividades en base a sus intereses, siempre sabedoras de que uno aprende todo lo que necesita a partir de una tarea que te entusiasma y te desafía. Así empezamos en marzo de este año, y ya tenemos un grupo de 20 jóvenes muy entusiastas con los que compartimos y disfrutamos.
Entre ellos hay quienes llevan más de seis años sin ir a la escuela, otros que nunca fueron a la escuela y una gran parte que han pasado por la escuela y la han dejado recientemente.
Queremos favorecer que los jóvenes entren en contacto con una variedad de experiencias y conocimientos a fin de que puedan descubrir y desarrollarse en aquellos ámbitos en los que son afines.
También nos motivó a crear UNLI jóvenes la necesidad de desarrollar una escucha profunda de lo que ellos y nosotros mismos necesitamos, en contraposición a la cultura preponderante cada vez más exitista y ruidosa. Nos entusiasmaba el deseo de acompañar el despliegue del potencial humano puesto al servicio del bien común.
¿Cómo sería si desde niños aprendiésemos en ambientes de aceptación, lo que más nos gusta y nos entusiasma? ¿Por qué esto que es tan normal cuando somos pequeños luego se apaga? ¿Cómo sería si siguiésemos acompañando estos procesos toda la vida?

Las tres tienen experiencia personal en educación sin escuela, pero esto de hacerlo juntas y virtualmente es nuevo. ¿Cómo lo llevan?

-Algunas de nosotras ya llevamos más de 30 años experimentando esta forma de aprender con los jóvenes. Ahora la aventura consistía -y consiste aún- en llevar estas formas a la virtualidad. Y lo estamos logrando con mucha felicidad, sorprendidas cada día por la versatilidad de los jóvenes, la convivencia amorosa de generaciones tan diferentes, la apertura y el esfuerzo que le ponen a esta nueva forma que les atrae y los desafía al mismo tiempo. Es un proceso muy hermoso, de observación constante y atención plena.

¿Conocían antecedentes similares en Argentina o el mundo?

-No, pero nos encantaría conocer. Fue otro de los motivos que nos impulsó a crear este espacio. Sí sabemos de varias academias de aprendizaje en línea para homeschoolers, pero no conforman comunidades de aprendizaje, que es uno de los objetivos de UNLI jóvenes.

¿Cómo es la dinámica de aprendizaje?

-Cuando recién comenzamos, en marzo, creamos algo que se llamaba el Espacio de Confianza, que fue un período dedicado exclusivamente a que descubrieran qué era lo que realmente querían aprender, cuáles eran sus intereses, además de desarrollar la confianza y el vínculo con los demás.
Lo llamamos Espacio de Confianza porque las distintas propuestas se orientaban todas al desarrollo de la confianza en uno mismo y en la relación con los demás.
Del trabajo durante ese mes surgieron claramente qué intereses tenían, y en base a eso creamos los distintos “clubes”: Club de Lengua y Literatura, Club de Psicología y Filosofía, Club de Ciencias, Club de Arte y Saberes Naturales, English Club y Emprendedores. Este último es un espacio donde pueden trabajar sobre sus proyectos y recibir acompañamiento de los demás compañeros o de la coordinadora del espacio.
Los llamamos clubes porque no son clases, sino encuentros donde todos proponemos los temas que queremos charlar, compartir y aprender juntos.
Tampoco son estancos, es decir, dentro de Psicología puede surgir una tarea más orientada a la Literatura. Dentro de los distintos clubes se tratan temas que no necesariamente las refleja el título del club, sino que lo que se desarrolla allí será bien amplio y coherente con los intereses de ese grupo.
Cada uno elige los clubes en los cuales quiere participar, y puede cambiar también a lo largo del año, de acuerdo a lo que vayan necesitando.

¿Hacen algún tipo de evaluación o seguimiento?

-Además de los clubes, tenemos un encuentro semanal donde está todo el grupo presente, tanto los jóvenes como las que coordinamos los distintos clubes. Allí charlamos de cómo nos fue en la semana, cómo está cada uno, si se necesita hacer algún cambio, etc. Este encuentro surge como continuación de ese Espacio de Confianza que teníamos en marzo y que los chicos quieren continuar pues lo sienten importante y valioso. ¡Nosotras también!
Generamos así, entre todos, un ambiente propicio para la creación de vínculos que potencian el trabajo grupal y colaborativo.

En cuanto a cómo evaluamos, cada joven asume su propia responsabilidad en el proceso de aprendizaje. Los jóvenes se hacen cargo de sus elecciones y las acciones que estas conllevan en el marco de las propuestas ofrecidas. No hay evaluaciones, notas o exigencias por parte del adulto acompañante.
El adulto que acompaña favorece un ambiente relajado, alegre, donde los jóvenes puedan sentirse a gusto, escuchados, aceptados y puedan desarrollar vínculos de respeto y cuidado con los demás.

¿Qué buscan y qué valoran quienes forman parte?

-La respuesta a esta pregunta es muy amplia pues además de las motivaciones de los jóvenes, están las de las familias y las nuestras como facilitadores de estos espacios.
Generalizando, diría que todos queremos sentirnos bien, plenos, vitales, y esto está íntimamente ligado al aprendizaje. Cuando aprendemos, cuando estamos a pleno queriendo descifrar algo o entusiasmados frente a un nuevo desafío, la energía vital inunda cada una de tus células y eso te enciende. Estás vivo. Aun cuando estos desafíos puedan traernos esfuerzo y momentos duros, como la atención está puesta en el aprender, se disfruta.
Por eso valoramos mucho el tiempo dedicado a descubrir eso que nos apasiona, que nos nutre esencialmente por encima de aquello que nos dicen desde fuera que necesitamos aprender para poder sobrevivir. Y creo que aquí está la base de lo que hacemos en UNLI jóvenes: ayudarnos a valorar eso que somos, volvernos autorreferentes y desde ahí plantear los distintos aprendizajes.

¿Y cómo se conecta esto con las familias?

-Un espacio importante de UNLI jóvenes es el Espacio de Acompañamiento a las familias. Cada primer jueves del mes tenemos un encuentro para las familias de UNLI y otro abierto al que lo necesite para charlar sobre el aprendizaje libre.
Tenemos encuentros exclusivos con las familias de UNLI Jóvenes. Ahí, padres y madres plantean sus dudas, preguntas, y se acompañan también entre ellos. El propósito fundamental de estos encuentros es integrar a las familias a esta modalidad para que puedan acompañar a sus hijos, generando un entorno propicio para que el aprendizaje naturalmente pueda suceder.

-¿Cuáles son los requisitos para participar?

-A las familias interesadas, les pedimos que se interioricen, comprendan y acuerden con la propuesta de UNLI Jóvenes antes de tomar la decisión de inscribir a sus hijos.
Para ello propiciamos una serie de reuniones informativas donde las familias plantean sus inquietudes y les contamos sobre la modalidad de aprendizaje que proponemos. La próxima reunión informativa será en julio, pues en agosto inicia un nuevo grupo.
Participan jóvenes entre los 12 y los 18 años, aunque este límite es flexible. Pueden ser jóvenes que estén fuera de la escuela o que estén en el sistema educativo y quieran aprender de un modo diferente.
Las inscripciones se abren en febrero y julio.

Más información en:

Página web: https://unlijovenes.com.ar/
Telegram: https://t.me/unlijovenes
Facebook: https://bit.ly/32syfKZ
Instagram: https://www.instagram.com/unlijovenes/
E-Mail: unli.jovenes@gmail.com

Imagen de la portada: Pass Culture (Francia)

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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