Así están transformando la educación los uruguayos

Hace poco Uruguay fue noticia mundial porque se inauguró la primera escuela sustentable, dirigida por el famoso bioconstructor Michael Reynolds y levantada por voluntarios de todo el mundo. Con mucha menos prensa, casi al mismo tiempo se gestaba la Red de Educación Transformadora del Uruguay con el objetivo de mostrar lo diferentes que pueden ser las escuelas también por dentro. La potencia de las dos propuestas juntas puede lograr la educación verdaderamente integral de la que todos estamos hablando.

Del 14 al 16 de septiembre pasados la Red uruguaya celebró su cuarto encuentro anual, «una instancia de colaboración e intercambio de experiencias, herramientas y saberes entre familias, docentes y toda persona interesada en profundizar nuevos paradigmas educativos». Como nunca, este año contó además con la visita de otras redes regionales como el ENA (Encuentro Nuestra América, itinerante), EPEP (Encuentro Plural de Educaciones Posibles, Argentina) y CONANE (Conferencia Nacional de Alternativas para una Nueva Educación, Brasil).

Los miembros de la Red están distribuidos en varias localidades del país y son: Caballito de Mar, Imagínate, Colegio Cuarahí, Cai, Bajo el Ombú, Camino al sol, Ser Uno, La Colmena, Escuela del bosque, Centro Educativo Pindó, Centro Educativo Juan Salvador Gaviota, Amanecer, Centro Educativo Holístico Ser, El árbol azul, Colegio Tobías, Escuela de la Nueva Cultura La Cecilia, C.I.E.EN.P.RE Juntos, Ronda y Juego, Centro de aprendizaje Caracol, Cielo y tierra, La Akademia Espacio Artístico Cultural, La Educación Prohibida/Proyecto C, El Naranjo, Ecohum.

Para organizarse la red pone en práctica la Sociocracia: «la co-participación y la co-responsabilidad de los actores, otorgando poder a la inteligencia colectiva al servicio del éxito de la organización», explican sus miembros. Una forma de gobierno que se me dio por investigar en los inicios de Tierra Fértil cuando enfrentábamos los primeros desafíos de la organización asamblearia y horizontal.

Alicia y Miguel

No pude estar en el encuentro pero la llamé a Alicia Montes de Oca, quien junto con su marido Miguel Dominguez son una parte muy activa de la Red a pesar -o justamente por- haberse jubilado de su trabajo como docentes cuando la Red se formó en 2016. Su historia es muy peculiar y vale la pena contarla. Se enamoraron en el magisterio y trabajaron en un colegio de curas en una zona vulnerable de Montevideo. «Si dejan las puertas y ventanas en su lugar, tienen libertad para hacer lo que quieran», fue el voto de confianza del director. Así, sin que aún se hablara de la importancia de la educación emocional, ellos ponían en el centro de su práctica el encuentro con uno mismo y la libertad para decidir y sentir más allá incluso de las enseñanzas de la catequesis.

En 1994 el cura murió y les propusieron a los maestros hacerse cargo de la escuela. «Salimos a buscar orientación, una propuesta educativa nueva, hasta que alguien nos dijo que nosotros ya estábamos haciendo algo diferente», me contó Alicia. Así nació IN.CRE., una escuela que hasta hoy empieza y termina su jornada con un espacio de armonización, de silencio y meditación. «No estaba en nuestro plan salirnos de la currícula de primaria, pero sí hubo una forma diferente de abordarla. Era la excusa para poder conectarla a valores. Pasábamos mucho tiempo fuera del salón, en contacto con naturaleza, la huerta, el barro. También teníamos educación por el arte, teatro, portugués, yoga. Y cuando vimos que se necesitaba descargar más energía incorporamos el Aikido por su filosofía», recuerda.

Con el paso del tiempo vieron que esa visión y esas prácticas les eran útiles a los chicos pero sobre todo a los adultos, maestros y familiares. «Teníamos claro que lo que transmitimos no es lo que decimos o hacemos, sino lo que somos. Desde ese foco resolvíamos situaciones, conflictos, incluso nos ayudaba en la percepción y el trabajo con niños con discapacidad. Y adoptamos también lo que llamamos la Ludosofía, que una vez definió muy bien una de nuestras alumnas a los siete años: la tierra es como el tablero y nosotros somos las fichas. Una forma de actuar que nos la muestran los niños y niñas jugando». Alicia y Miguel querían trabajar con los chicos y las chicas la actitud, la voluntad, los miedos, y apelaban a herramientas que no solían aplicarse a la educación, como la ley de atracción, el cuidado con la plabra, el cuidado de uno mismo para poder relacionarme con el otro, brain gym, Ho’oponopono. Y lo extendían a las familias en una reunión mensual.

El germen de la Red está en un encuentro en el departamento de Florida organizado por Florencia Giordano y otras personas que tuvo muy buena convocatoria. Viendo ahí nuevas experiencias que no conocían, Alicia y Miguel, que acababan de jubilarse, volvieron a sentir el mismo empuje que en el ´94. «La Red de Educación Transformadora es un tejido maravilloso. Salimos a recorrer los proyectos, escuelas, incluso hay también algunos que no atienden niños. Buscamos que cada uno le dé valor a lo que está haciendo, ya sea con 7 niños o con 100, que trabaje con un método muy estructurado o no, pero que eso no les haga perder su propia esencia ni la posibilidad de crear nuevas opciones», observa mientras la veo tomar mate en la pantalla de mi celular.

¿Cómo y hacia dónde evoluciona esta Red que hoy tiene 24 proyectos y escuelas asociadas? Han logrado una unidad a partir de la diversidad, todos sienten que ya no están solos. «En 2017 fue hacernos más visibles, en los medios y demás. En 2018 ya se sintió otra fortaleza, donde cada centro agradecía la bendición de formar parte de esta red. Se acercaron más proyectos y este año tuvimos muchas visitas de otras redes regionales». Este año y en base a lo que los propios participantes habían pedido en la encuesta final del año anterior, generamos tres ejes de desafíos para poner en acción:

«Los problemas de la gestión los vimos ya en nuestras recorridas. Por eso el año pasado y este invitamos a un gestor cultural argentino, Demian Adler (Vuela el Pez, La Linterna Mágica), para que nos cuente su experiencia en Buenos Aires».

Le pregunté a Alicia sobre la cuestión del reconocimiento legal de las experiencias alternativas en Uruguay. Allá la educación es nacional, y hay escuelas de gestión estatal y privadas. A diferencia de Argentina, las privadas no pueden recibir subsidios del Estado. «Nuestra Constitución habla del derecho de los padres a elegir la educación, pero es una contradicción porque la tenés que pagar o elegir una con poco aval, como las escuelas autorizadas. Las autorizadas están supervisadas por el Estado pero no pueden generar el pase del último año de primaria, que se salva con un examen de egreso para pasar a secundaria. Y si quisieran ser habilitadas se les exigen requisitos constructivos que muchas no pueden cumplir».

Alicia también me explica cómo han logrado en los últimos años que en Montevideo esa instancia de examen que puede ser estresante para los chicos y las chicas sea más humana. El caso de los chicos que aprenden a ritmos diferentes o cosas diferentes a las esperadas por el programa ha colaborado. «Si esos chicos no rendían quedaban privados de tener una experiencia adolescente en la UTU o el Liceo. Cuando empezaron las tolerancias en primaria y con acompañantes, la Inspección sabía y daba por sentado que eran los acompañantes los que hacían la prueba. Nosotros mostramos que tomábamos esa instancia con respeto hacia los niños, diciéndoles que valen por lo que son y no por lo que esta sociedad pueda decir de vos. Juegan un año antes con las pruebas y llegan sabiendo que eso no es la medida de quienes son sino un requisito oficial«. Cuando estábamos en IN.CRE cambiamos la visión del examen libre y lo usamos como un input más para trabajar la actitud, como los exámenes que nos va a tomar la vida cuando busquemos trabajo o querramos conseguir algo»

Es interesante también cómo la Red está estimulando a los distintos proyectos no autorizados a que ellos inscriban a sus alumnos en los exámenes libres, algo que hasta ahora hacían los padres de forma individual. «Para marcar presencia, sin agredir y sin choque, e ir perdiéndole el miedo al sistema y que sepan que hay un espacio detrás junto a las familias que los contiene», me cuenta. «Dentro de los proyectos de la Red hay padres y madres que trascienden el tema de la legalidad. Pero hay otros que sienten que si no se ocupan estarían tomando decisiones por chicos que no sabemos qué van a decidir».

También en la gestión la Red observa desafíos en cuanto a la responsabilidad de las familias con los proyectos y escuelas. «Intentamos bajar a tierra esa idea de la circularidad, pero también la responsabilidad frente a determinada cosa. Que a veces se nos va de las manos por no querer ser autoritario o pasar por arriba de todo. Son problemas que suelen darse cuando un núcleo que empieza se agranda: ¿cuál es la actitud y la responsabilidad de cada familia? ¿qué pasa cuando no se cumplen los acuerdos? Incluso el que a veces parece que no participa está muy adentro, lo que enseñan a no juzgar».

Le pregunto a Alicia si el trabajo de la Red de Educación Transformadora está trascendiendo y llegando a otros ámbitos y me demuestra que sí. «La escuelita Camino al sol de Paysandú ha logrado conectarse con el Instituto de formación local. En Maldonado el año pasado hubo una semana de trabajo con el poder de la meditación en los institutos normales. El CURE llamó a la Escuela del Bosque y a Caballito de Mar para conversar sobre su metodología y formas de educar. Y también hay mucho movimiento a nivel estudiantil: llevan por iniciativa propia propuestas diferentes, que por ahora ocurren fuera del aula, pero las autoridades los están dejando». Dentro de la Red ya han conversado el anhelo de tener un instituto de formación propio algún día.

La Escuela del Bosque en La Paloma es parte de la Red

Más allá de sus encuentros anuales, Uruguay volverá a ser el centro del interés regional en octubre y noviembre del 2021 cuando se celebre allí el próximo Encuentro de Nuestra América (ENA), compartiendo sede con Argentina. En los encuentros anteriores en Brasil y Chile fueron alojados por Universidades. En Uruguay el Encuentro de la Red fue declarado de interés por las secretarías de Cultura, RR.EE., Turismo y el Gobierno Municipal de Piriápolis. La red hace un esfuerzo enorme para cubrir los costos de forma autogestiva y privilegia a los proveedores «desde el pie», como cooperativas, PyMEs o incluso colectivos de estudiantes. Y el consumo, en lo posible, de productos de origen agroecológico.

Desde Argentina viajaron familias y educadores de Córdoba y el equipo coordinador de Proyecto C, primer centro de aprendizaje ágil para niños y niñas y apoyo para jóvenes de Buenos Aires presentó su propuesta por primera vez fuera del país. También Ginés del Castillo y Cecilia Giudici, de la Escuela de la Nueva Cultura La Cecilia de la provincia de Santa Fe.

Ginés del Castillo

Ginés me contó que este año ofreció un taller sobre qué es lo verdaderamente transformativo en Educación. «Porque hace tiempo que vengo viendo que hay iniciativas de los gobiernos, tanto en Uruguay como en Argentina y prácticamente en todo el mundo, que están tratando de vendernos una educación transformadora que sigue siendo funcional al capitalismo en su nueva etapa. Estuvimos hablando de eso, de los intentos de cooptar, de lo que se vende y no pasan de ser pedagogías blancas o blandas, que sólo dulcifican un poco el horror que significa hoy en día la escuela, sobre todo la secundaria, con un fracaso que se acerca al 50%», me dijo también por teléfono mientras regresaba.

«Por un lado quería denunciar y por el otro mi interés era poder plantearnos y ver juntos qué cosa seria transformativa y qué cosa no lo es. Utilizo transformativo porque la palabra transformadora todavía encierra la intención de alguien de transformar a otro, mientras que transformativa pretende crear un escenario donde la transformación de las personas sea posible».

Texto de Dolores Bulit

Fotos de la Red de Educación Transformadora del Uruguay y asistentes

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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