Tres adolescentes argentinos cuestionan su educación y nos enseñan a mejorarla

En estos últimos cinco años, tres jóvenes argentinos dedicaron sus charlas TEDx Río de la Plata a dejar en evidencia qué es lo que la escuela tiene urgencia de cambiar. Y detrás de eso hay un pedido mayor: tenemos que modificar la forma en que como adultos nos relacionamos con ellos. Estas tres charlas nos sirven las pistas en bandeja: es sólo escucharlos, recordar lo que todos hemos pasado, igual que ellos, y empezar a actuar. Nos piden poder elegir, que dejemos de ponerles notas, que los ayudemos a aprender lo que les interesa, que confiemos en ellos y les demos más autonomía.

Sofía, Julián y Manuel tuvieron la suerte de ser acompañados en sus catarsis de escenario, de ser aplaudidos, validados. ¿Pero dónde quedan los millones que nos dicen esto en casa cada día y los mandamos a callar? Te propongo mirarlas con tus hijos e hijas, porque si la escuela para ellos no puede cambiar, al menos sabrán que vos los estás escuchando.

«No soy un 7». Sofía Camussi (2015)

«Durante todos nuestros años de secundaria se nos pide sacarnos un siete. Yo tenia esta idea de la escuela como un lugar para no parar de aprender cosas nuevas. Mi amiga Rocío siempre dibujaba y quería animar películas, pero hoy estudia traductorado de inglés. ¿Qué pasó en esos años con ese sueño? Seguramente creció, cambió, pero le pregunté y su respuesta fue algo como que Diseño de animación 3D tiene mucha matemática, y yo siempre me la llevo. En cambio en inglés siempre me saqué buenas notas, y me es más fácil».

«La escuela es la única referencia oficial que tenemos sobre nuestro rendimiento intelectual. Y esta es la consecuencia que puede tener una nota en el sistema educativo, no dedicarte a lo que te apasiona».

«Las calificaciones nos terminan clasificando del 1 al 10. Y no sólo te lo sacás, sos un 3 o un 4. Vos chico 10, sos el mejor en todo. Vos, 1, andá preparándote para lo que te espera».

«Si te pasa como a mí que era la paradoja de «la chica ciencia» pero con 7, y encima te animás a seguir una carrera, es probable que hagas eso que te enseñaron: buscás una carrera que junte lo que te resultó fácil».

«Durante lo que te queda de secundaria estudiás para aprobar y aprendés a ser alumno, a responder lo que se te pide. Pero aprender de verdad, ¿dónde queda eso?».

«Requirió mucho esfuerzo entender que yo era más que mis notas. ¿Pero hasta qué punto podés rebelarte y evadir tus notas? El sistema educativo necesita un cambio».

«La pasión de mi amiga Rocío es mucho más que ese 3 o 4. La escuela debería ayudarnos a encontrar eso que queremos ser».

«¿Las calificaciones son útiles, necesarias? Yo no sé, pero mostrarnos que somos más que un número es indispensable».

«Zombies en la escuela». Juli Garbulsky (2017)

«Si egresaste de la secundaria viviste algo así. A los 15 años hice este dibujo, me sentía preso, preso en la escuela. Y casi todos mis amigos sentían lo mismo».

«El año pasado terminé la escuela y trato de entender qué sentía. Todos los días en la escuela eran más o menos iguales. Era entrar al aula, escuchar al profesor y pasar esas letras blancas de fondo verde a la carpeta, para después repetir lo mismo en la prueba. Pizarrón, carpeta, prueba».

«En la escuela no había ningún espacio para aprender lo que me interesaba, como los aviones. Y cuando estaba en casa me encantaba aprender sobre eso».

«Mi vida se dividía en escuela y mundo real. En escuela y aprender. A varios de mis amigos les pasaba lo mismo: al que le gustaba tocar la guitarra o crear personajes de historieta».

«Lo único que queríamos era que suene el timbre. Pero cuando salíamos estábamos, cansados, apagados. Estábamos zombies. Con ganas nada más que para ver la tele o usar el celular».

«Los cambios llevan tiempo, y mientras tanto ¿qué hacemos para los chicos y las chicas que están hoy en la escuela? Así que me puse a pensar en qué momentos no me sentía preso: en las clases de algunos profes, o en algunas actividades que ofrecía la escuela».

«Hoy todas las materias son acordarse todo de memoria. Pero una vez fui a las olimpíadas de Matemáticas y nada que ver, era algo muy distinto. No había que hacer nada mecánicamente, había que pensar, acertijos».

«La escuela nos acostumbra a que si no vimos algo puntual en clase, no lo podemos resolver. Yo creo que la vida real así no funciona».

«Me sentía libre cuando en la escuela podía elegir. Como el taller de astronomía. Pero en la escuela muy pocas veces hay espacio para elegir».

«Tuve que leer muchos libros, pero ninguno lo elegí yo».

«Estoy seguro de que si tuviéramos más momentos para elegir, la escuela sería un lugar donde sí querríamos estar».

«Cuando tenemos que elegir, muchas veces ya somos zombies. Y no elegimos por nuestras pasiones sino por descarte porque la escuela nos apaga.

«Jóvenes con acceso al conocimiento pero sin poder». Manuel Fernández Burda (2019)

«Chocamos de frente contra una pared enorme: los adultos».

«Con todo el acceso a la información, me siento empujado a entrar al mundo adulto, pero no tengo el derecho a decidir. La adolescencia se termina haciendo eterna».

«A los jóvenes dennos la oportunidad que ahora no tenemos, de tener más libertad para tomar nuestras propias decisiones».

«Cuando volvimos de las olimpíadas de Química, la profe nos invitó a mejorar la guía de ejercicios, y después puso nuestros nombres junto al de ella. ¿Qué otro profesor hubiera hecho algo así?».

«Yo estoy seguro de que el vínculo con los adultos va a cambiar».

Por Dolores Bulit

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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