En el estado de Veracruz los alumnos y alumnas de secundaria y preparatoria se sumaron a la siembra colectiva de la milpa, como se llama en México a la parcela familiar de tierra cultivada con maíz, alimento base en Centroamérica y gran parte del continente. Cerradas las aulas, ahora aprenden y ayudan a los adultos a trabajar la tierra que les da de comer. Muchos jóvenes volvieron de las ciudades donde el trabajo escasea por la crisis provocada por el COVID-19.
En diferentes culturas y de diversas maneras, las chicas y los chicos se han volcado a las tareas de reproducción de la vida de las que solían estar alejados por la escuela. Ayudar en casa a cocinar, limpiar, comprar, construir, arreglar, sembrar, cosechar y hasta buscarse una primera «changa» o «champa» en ocupaciones temporales o las que surgieron por necesidad durante la pandemia. Sin dudas, una escuela diferente a la otra, pero en la que también se aprende, y mucho.
“Cuando empezó la pandemia, muchos empezaron a regresar porque perdieron su trabajo. Empezaron a trabajar en la milpa, los jóvenes que habían dejado de trabajar el campo porque decían que no les gustaba y preferían ir a las ciudades a trabajar ahora decidieron organizarse para hacer Mano-Vuelta”, dice uno de los testimonios en la nota publicada por el sitio «Desinformémonos. Periodismo de abajo».
Podés leerla completa acá: https://desinformemonos.org/sierra-norte-de-veracruz-donde-se-cerraron-las-aulas-pero-se-abrio-la-escuela-de-la-milpa/?fbclid=IwAR3C4G_j1AfwflY5I_mHcXTdrq9Mp6QiR1pfJ03bCFU48LCcTUWd9cqbhIE
Foto: Desinformémonos
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