Desde la asunción de Claudio Poggi como gobernador, algunas publicaciones señalaron cambios en las escuelas generativas, el modelo educativo alternativo que convirtió a San Luis en una de las provincias pioneras en albergar la diversidad de métodos y gestión escolar dentro de su sistema público.
Para saber más, consulté directamente con Alberto Lazzo, director de Escuelas Privadas, Autogestionadas y Generativas. El funcionario confirmó que siguen vigentes las leyes II-0035 del 2004 y la II-1011 de 2019 (leerlas acá) que crearon y reglamentaron el funcionamiento de las Escuelas Generativas dentro del sistema de educación público de la provincia. Aseguró que no hay modificaciones sustanciales, pero sí están acompañando ayudando a algunas a regularizarse en cuestiones administrativas y pedagógicas.

Foto: ANSL
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Después de 40 años de alternancia en el gobierno de los hermanos Adolfo y Alberto Rodríguez Saá, la provincia de San Luis cambió de signo político el año pasado. En realidad, aunque Claudio Poggi ganó con “Juntos por el cambio”, ya había sido gobernador como aliado del primero en 2011.
“Se ha sugerido que iban a cerrar, pero eso es falso. Estamos convencidos de que este modelo educativo da respuesta a otras necesidades. Sí creemos que hacía falta un acompañamiento, un control, un seguimiento, tanto desde la parte pedagógica como desde la administrativa. En la actualidad tenemos 23 generativas urbanas y 28 circuitos rurales”, le explicó a AlterEdu.
“Las primeras generativas surgieron a partir de clubes deportivos, por eso muchas autogestionan la administración. Cuando una asociación solicita pasar a autogestión, presenta el proyecto y lo analizamos, mirando la matrícula y su proyección de crecimiento. Si le otorgamos la administración de autogestión significa que el Estado le paga la Unidad de Subvención Escolar (USE) por cada alumno. Con ese dinero, se debe encargar de todas las obligaciones legales y administrativas, como sueldos docentes, insumos, etc. Además, si no cumple, responde con sus propios bienes”, explica. Y señala que, en general, a una escuela con menos de 100 estudiantes no le conviene tener autogestión porque la USE no le alcanzaría para cubrir sus obligaciones. En las generativas sin autogestión, en cambio, el Estado se ocupa de cubrir directamente las obligaciones legales.
Mientras que el Ministerio de Hacienda provincial controla la rendición de cuentas de esta modalidad, el de Educación acompaña la parte pedagógica. “Por ejemplo, si se está enseñando bien de acuerdo con el diseño curricular o si se participa de todas las actividades provinciales que se proponen desde el calendario académico (feria de ciencias, jornada deportiva, actos públicos, evaluaciones y líneas educativas como el plan de alfabetización o un nuevo plan de matemática). También vemos si el plantel docente está realmente titulado, porque a veces no es así”, precisó.

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-Este tipo de escuelas suelen argumentar que encuentran mejores maestros para sus PEI entre quienes no tiene la formación docente tradicional. ¿Qué piensa?
-Sí, se suele decir eso, creo yo, desde desde el desconocimiento. Así como hay personas que están formadas y están viciadas, como dice usted, hay otras que no. Cada vez hay más capacitaciones, más posibilidades de seguir formándose, y eso renueva en muchos docentes la necesidad o el deseo de aprender para poder dar respuesta a chicos que necesitan otro tipo de atención. Porque, por ejemplo, una cosa es el PPI de conocimiento -proyecto pedagógico individualizado- y otra cosa es el PPI de accesibilidad. Y no todos lo saben. Yo tengo 22 años de antigüedad y trato de seguir capacitándome en la enseñanza de la Filosofía, que es mi especialidad.
-¿Cuál sería la ventaja entonces de ser una escuela generativa con autogestión?
-Poder elegir su impronta, sus docentes. Por ejemplo, si el proyecto quiere hacer hincapié en la filosofía, sale a contratar más docentes de filosofía porque quiere dar epistemología, historia de la filosofía, lectura y comprensión de textos de latín y griego, etc. No hay una libertad curricular total, porque si no después se dan títulos que no tienen validez nacional. Y porque si alguien pasa de una generativa a una estatal o privada, habría que enseñarle cosas que nunca vio, y no es lo que queremos. Y con respecto a las metodologías y la didáctica, nosotros vamos acompañando esa manera de enseñar que tiene esa escuela, haciendo algún tipo de observación cuando hace falta. Por ejemplo, está muy bien el énfasis en el deporte, pero no se olviden de estos otros elementos de la caja curricular.
-¿Ustedes van a aceptar proyectos nuevos de escuelas generativas y autogestivas?
-Siempre estamos abiertos a recibir solicitudes, pero analizamos si hay edificio, si se está respondiendo a la necesidad pedagógica de ese entorno, si hay matrícula, si hay docentes preparados, si hay asociación. No vamos a abrir una escuela generativa al lado de colegios centenarios y con más de mil alumnos, como el Nacional o el Paula Domínguez de Bazán. Tiene que faltar cobertura y tiene que haber demanda que se satisfecha por una generativa en ese lugar en particular.
-¿Cuáles son los buenos resultados que detectan en las escuelas generativas estos años?
-Baja deserción, baja repitencia. Además, vemos que aumenta la matrícula porque son preferidas por muchos padres a las estatales o privadas. Optan por las autogestionadas que están bien organizadas. Siempre hay cosas para mejorar, sobre todo porque hay asociaciones más encaminadas y otras más nuevas que están aprendiendo. Pero hace poco nos visitaron Alfredo Vota y Patricio Barber, de la Secretaría de Educación de la Nación, y quedaron sorprendidos.
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