Rendir libre en Buenos Aires: la experiencia de Tomi para acreditar aprendizajes

Por Aine Corrizo (madre, música y fundadora de Río Libre en Rosario, Argentina)

«Elegimos aprendizajes sin escuela cuando nuestros hijos mayores tenían 4 años. Habían pasado por la experiencia de unos meses en jardín de infantes y nos pidieron no ir más, por situaciones cotidianas de violencia simbólica que no pudimos transformar en el dialogo con la institución.

El aprendizaje de nuestros 3 hijos es desde el deseo e interés propio. Los adultos nos dedicamos a brindarles tribu, escenarios de aprendizajes individual y colectivo. Estamos disponibles para acompañar el despligue del interés y acercamos materiales, vivencias y fuentes de información necesarios para el desarrollo. El entusiasmo es nuestra brújula .

Este año nuestro hijo Tomi, de 12 años, nos manifestó el deseo de incorporarse a la escuela secundaria convencional. Para ello le propusimos rendir libre en la ciudad de Buenos Aires para obtener la certificación de primaria y para que tuviera la experiencia escolar de rendir un examen (en Rosario, Santa Fe, donde vivimos, esa opción no existe). En el mes de agosto le propusimos preparse para rendir en febrero, y parte de esa preparación era presentarse en noviembre para saber de que se trata.

Durante dos meses nos dedicamos tres horas por semana a entrenarse para el examen. Para ello le facilitamos ejercicios y consignas correspondientes a los contenidos de séptimo grado y le pedimos que los resuelva con los conocimientos que él ya había adquirido en su aprendizaje libre. De esa práctica resultó que podía resolver solo muchas cosas y apenas algunos contenidos estaban pendientes de aprender. Así que el papá se enfocó en desarrollar los contenidos pendientes de las aéreas de Matemáticas, Ciencias Sociales y Ciencias Naturales, mientras que yo me dedicaría a la de Lengua y Literatura. Además, una hora por semana contábamos con una maestra particular para las cosas que a nosotros nos resultaban difíciles de explicar.

Estos contenidos que tuvo que desarrollar en estos dos meses fueron, por ejemplo, operaciones con fracciones y escribir el procedimiento de las cuentas, porque hasta el momento Tomi hacia cálculos mentales. En Lengua desarrollamos el análisis sintáctico y semántico, los tiempos verbales, clasificación de sustantivos y adjetivos. Estos contenidos él no los había encontrado nunca en la vida cotidiana, entonces tuvimos que dedicarnos especialmente. Pero no le costó entender y aplicar la información. Aprovechábamos los viajes en auto para jugar a clasificar palabras y sus funciones.

El día del examen Tomi amaneció nervioso. Nos hospedamos a tres cuadras de la escuela. Fuimos caminando charlando de los miedos. Destacamos que la expectativa era conocer la experiencia, permitirse probar algo nuevo y jugar a escribir todo lo que sabe. En la vereda de la escuela nos encontramos con varias familias. Un supervisor salió para presentarnos la Junta Examinadora y explicarnos el procedimiento. El examen estaba compuesto de 4 aéreas, Lengua, Matemáticas, Ciencias Sociales y Ciencias Naturales. Para aprobar había que responder correctamente al menos 70% de cada área.

Llamaron a los niños, las maestras los recibieron y en el salón les ofrecieron un desayuno. Dice Tomi que decidió no comer nada porque estaba nervioso y no quería sufrir dolor de panza. Luego las maestras les presentaron el examen y les explicaron el procedimiento. En el salón de nuestro hijo rendían los de segundo ciclo de Primaria. Las maestras estuvieron disponibles por si los chicos no comprendían alguna consigna. Mientras los niños rendían, a las madres y padres nos llamaron para controlar y completar la documentación que había sido presentada previamente por correo electrónico a principios de Noviembre.

El examen estuvo planteado de 9 a 11, pero algunos niños no terminaron a esa hora y los esperaron. Tomi fue uno de los que salió ultimo. Me contó que la parte de lengua le resultó muy larga, que le dedicó una hora a esa sola materia. Salió contento y relajado: “Pude hacer todo, mamá”.

A las 11:30 el supervisor nos dijo que en una hora estaría el resultado, pero no estuvo sino hasta las 15hs. En todo ese tiempo las familias en la vereda charlamos, nos emocionamos con cada relato, las que tenían más experiencia comparaban las distintas escuelas en las que habían rendido, compartimos la ansiedad de conocer el resultado. Mientras, los niños jugaban. El ingreso a la escuela era a través de un largo pasillo, “esto parece un parto con tanta espera, uno vuelve a parir a los hijos una y otra vez” dijo una mamá.

Los resultados por fin estuvieron listos, y el supervisor llamaba a una familia por vez. La tribu que se formó en la vereda le daba palmaditas a la familia que entraba. En silencio mirábamos hacia adentro para adivinar lo que se estaba diciendo. Cuando veíamos gestos de alegría nos alegrábamos todos. Recibimos con aplausos y abrazos a cada familia que salía. Me emociono mucho de recordar esto. Cuando llegó mi turno, mi hijo no quiso entrar y me pidió que recibiera yo el resultado.

Entré por el pasillo. Luego de presentarme a las docentes que evaluaron, el supervisor me dijo: “Esta junta examinadora le comunica que Tomi aprobó”. Llore de emoción. “Llore tranquila, nosotros también nos emocionamos”, dijo él.

Recorrí el pasillo renaciendo, y afuera me esperaban los abrazos. Enseguida busqué a Tomi para abrazarlo y contarle. Se emocionó. Se acercó a la tribu y lo aplaudieron, mientras que los compañeros de examen lo felicitaban y abrazaban.

Nos despedimos de las familias que conocimos y los invitamos a reencontrarnos en el próximo Encuentro Plural de Educaciones Posibles, que en 2022 se hará en Las Grutas, Río Negro. Volvimos a casa felices, a recibir el cariño y la alegría compartida de toda la tribu rosarina con la que crecimos estos años».

Aine y su hijo Tomás en la escuela donde rindió libre para obtener su título oficial de nivel Primario

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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3 Respuetas

  1. Samanta dice:

    que hermoso relato. Me emocionó, es el mismo camino que transitaremos como familia en 2022 con nuestro hijo. Me gustaría saber en que escuela rindió, como para nosotros poder investigar. gracias!

  2. marianela lami dice:

    Me emocioné con la historia. Sentí en carne propia la emoción que ralató Aine. Deseo poder hacer unschooling en secundaria con mis hijos y que rindan libre cuando deseen

  1. 10 de octubre de 2022

    […] Testimonio de una familia que rindió […]