¡Oportunidad! Buscan fábrica o empresa para prestarle una guardería Montessori móvil

A partir de su interés en la educación de sus hijos, Felipe Mendiguren creó InCube Montessori. Se trata de un ambiente modular que se entregará listo a una fábrica, empresa, cowork o institución interesada en brindar este servicio a sus empleados y empleadas. La propuesta tiene triple impacto: beneficia a la empresa, a las familias y a quienes trabajen con los bebés y los niños, ya que podrán acceder a una capacitación educativa de calidad. El slogan del proyecto es elocuente: «Humanizando los espacios de trabajo. Montessori para familias»

Para presentarlo en sociedad están buscando fábricas en la ciudad de Buenos Aires o el Gran Buenos Aires para prestarlo sin costo por un año, para que las madres y padres puedan ir al trabajo con sus hijos. Además de la sala móvil, brindarán formación y materiales para las cuidadoras del espacio, en tanto la fábrica deberá hacerse cargo del costo operativo.

«InCube Montessori es un proyecto que iguala oportunidades, tanto de género como sociales, ayudando a que padres y madres lleven a sus hijos al trabajo mientras todos se desarrollan. Se propone solucionar especialmente tres problemas que suelen aparecer a la hora de formar una familia: las dificultades de conciliación entre vida profesional, educación de los hijos y equilibrio familiar; la desigualdad de oportunidades en el desarrollo profesional de mujeres y la falta de opciones educativas de calidad en primera infancia», explica Mendiguren.

El método fundado por una médica y pedagoga italiana en 1910 «fomenta la búsqueda de sentido del niño, considerando que su naturaleza lo hará experimentar para comprender el medio. Y porque derriba barreras que entorpecen el desarrollo e impulsa al niño a usar su kit de supervivencia: las ganas de aprender», aseguran.

Mendiguren vive con su esposa y sus tres hijos en Valencia, España. El proyecto empieza ahora en Argentina (inicialmente Buenos Aires y Tandil), pero espera poder llevaralo también a México, España y Uruguay.


-¿Cómo surgió la idea?

-Tuvimos la suerte de que cuando nació nuestro primer hijo, que hoy tiene 13 años, mi mujer trabajaba en una empresa familiar donde dirigía el área de producto y marketing. Abrimos una especie de oficina cerca de casa, en Del Viso, lo cual le permitía llevarlo cuando aún tenía tres meses. Contratábamos a una persona que lo cuidaba por cuatro horas en otra habitación de ese mismo lugar.

-Si ninguno de los dos proviene del ámbito educativo, ¿en qué momento entra Montessori?

-Somos argentinos pero vivimos en Valencia, España. Acá nuestros tres hijos fueron a escuelas Montessori hasta el año pasado. Ahora tienen 13, 11 y 9 años, los cambiamos a un colegio convencional porque no hay secundaria cerca o tienen todavía pocas familias. Somos ajenos al mundo de la educación, en realidad. Yo soy ingeniero civil e hice algunas maestrías relacionadas con finanzas y negocios. Mi mujer viene del marketing, pero hace diez años hizo la formación de asistente Montessori primero, guía de 3 a 6 en Argentina y de 0 a 3 acá en Valencia. Yo, por mi parte, hice el curso de asistente de 0 a 3 años.

-¿Cuál es el objetivo y el formato comercial de la propuesta?

-En principio la idea original era hacer ambientes Montessori dentro de un espacio de Cowork, pero nos dimos cuenta de que ya hay muchos espacios de trabajo existentes. Así que cambiamos el enfoque y decidimos salir directo a buscar empresas que ya funcionan pero no tienen guardería.

Nosotros tenemos dos costos grandes, el de la construcción del módulo y el equipamiento con materiales. Luego, hay otro costo menor que es el de mantenimiento de los materiales por el desgaste, aunque afortunadamente son muy buenos y duran bastante. Aparte, tendrá un costo operativo mensual de sueldos, gastos y seguros que pagará la empresa que contrata el módulo.

Como primer paso vamos a prestarlo para poder mostrarlo, nosotros hacemos la primera inversión. Después, ya tenemos conversado con el fabricante de los módulos que se hará un modelo de alquiler o leasing, que le va a facilitar a la fábrica o empresa poder empezar y pagarlo de a poco. 

-¿Quién dará la formación Montessori a las guías que acompañen a los bebés?

-La van a dar formadoras o institutos que están avalados por AMI en cada país donde esté el módulo. Dependerá del momento del año en que empiece a funcionar el InCube la formación que podamos ofrecer. Para los primeros ambientes el plan es tratar de buscar gente ya formada; de hecho en nuestro equipo tenemos una guía de 0 a 3 años.

Después, en el corto plazo, ni bien logremos entregar uno o dos módulos, el plan es salir a formar personas que vivan cerca de las fábricas. Que en general están localizadas en zonas vulnerables, con una población de ingresos medios o bajos. Y ahí está el impacto social del proyecto, darle una educación de calidad a personas que tengan vocación para la educación y que quizás no hubieran podido acceder a una capacitación así.

A su vez, cuando estas nuevas asistentes o guías sean madres, podrán replicar y llevar Montessori a lugares a donde era impensado que llegue. Porque por desgracia todavía es una pedagogía que llega mayoritariamente al tope de la pirámide de grandes ingresos, cuando la clave seria que llegue a la base de menos ingresos. A su vez, eso le da sustentabilidad al proyecto, porque al estar cerca de su lugar de trabajo baja la rotación laboral. Incluso a las futuras guías madres les permitirá ir  a trabajar con sus hijos.

Más información en https://www.incubemontessori.com/

Felipe Mendiguren y familia

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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