Este año Rusia está en la cresta de la ola. Dos meses antes del Mundial se reunieron ahí familias, redes de homeschoolers, especialistas e investigadores de todos los continentes para hablar de esto que hoy parece una tendencia, pero que hace 400 años era de lo más normal: educar sin recurrir a la escuela, que no existía.
La Global Home Education Exchange es una organización que hace lobby global por la educación en casa. Su lema es la parte de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que dice que “los progenitores tienen derecho prioritario a elegir qué tipo de educación quieren para sus hijos”. Y de su propia cosecha son la Declaración de Berlín y los Principios de Río, donde enumeran los argumentos que los guían para defender ese derecho.
El homeschooling surgió con fuerza hace unos cuarenta años de la mano de la población conservadora y religiosa de Estados Unidos, que lo veía como una forma de proteger los valores morales y espirituales que imparten en el hogar. Consiguieron que fuera una opción legal en casi todos los estados, aunque cada uno con sus matices normativos. Luego, ex profesores como John Holt y John Taylor Gatto también arengaron la causa en sus escritos y conferencias y poco a poco se convirtió en una opción que no siempre está ligada a causas religiosas.
En esa ensalada de culturas que fue la tercera conferencia que organizan desde su fundación (más de 120 oradores y casi 40 organizaciones representando a 30 países) había un argentino, Franco Iacommella, fundador de REEVO, la red de alternativas en educación.
Franco me confirmó que la educación sin escuela y el movimiento por la libertad educativa ya es un fenómeno mundial, pero con mayor desarrollo en Estados Unidos y países de Europa y Asia, tal como mostraba la convocatoria. El principal sponsor económico y motor es la HSLDA, el estudio norteamericano de abogados que se especializa en asesorar y defender a familias que no mandan a sus hijos a la escuela.
La conferencia juntó a cerca de 1000 personas en San Petersburgo, con preeminencia de organizaciones católicas, protestantes y de la iglesia ortodoxa rusa. También, de empresas que venden material pedagógico, asesoramiento y certificaciones de validez internacional. Latinoamérica estaba escasamente representada por oradores de Colombia, México, Brasil y Argentina.
Me interesaba saber si hacen una diferencia entre el homeschooling y el unschooling, y así se lo pregunté. «Conceptualmente creo que no hacen esa diferencia. Yo quizás era el único que la remarcaba, pero era una minoría. En mis intervenciones señalé que si el evento pretende representar la libertad de educación no está bien logrado en términos de diversidad porque no representa la complejidad de los fenómenos de no escolarización. A mí me parece que muchas familias escolarizan doctrinariamente en su casa, tal como en la escuela. De hecho el que se espantó también un poco fue Andre Stern, con esto de que el aprendizaje no dirigido, en libertad, no aparecía claramente como un valor», resumió.
«Por lo que puedo ver, esta organización arenga que cuanto menos Estado, mejor. Hubo también presentaciones académicas interesantes, con más diversidad política y geográfica. Franceses, chinos, taiwaneses, colombianos y africanos mostraron investigaciones empíricas y legislación comparada. Hay regiones que son más amigas o donde el Estado ha tomado una posición favorable, como Portugal. Por lo tanto es un terreno más fértil para que aparezcan las escuelas o grupos experimentales. De América Latina hay muy poca información».
Esta es la segunda conferencia de Franco, y a pesar de la enorme barrera cultural, sintió una vez más que «la realidad latinoamericana, de nuestras experiencias que caminan en los márgenes de la formalidad, se recibe con mucho interés». La próxima será en Filipinas en 2020.
Ver la charla de Franco Iacommella en YouTube con subtítulos en español
Imagen: School Choice Week 2015, un evento para visibilizar la libertad educativa en Washington, EE.UU., 2015. Crédito: HSLDA.
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