«Tenemos que enseñar una matemática más cualitativa, de razonamiento, para que aprendan a plantear problemas»

Son profesores de Matemática en escuelas secundarias de Paraná (Entre Ríos) y alrededores. A fines de 2020, cuando las escuelas seguían cerradas y nada indicaba que abrirían pronto, empezaron a reunirse en las plazas con quienes quisieran aprender. Eso fue el puntapié inicial para darle forma a una «incomodidad» que venía, en realidad, desde antes: la «Academia de Aprendizaje Natural y Armónico» hoy da talleres itinerantes de matemáticas para adolescentes y docentes de una manera muy diferente a como se aborda en la escuela.

Lo interesante es que ni Johnatan Angeloni ni María del Mar Gómez, sus creadores, se dan por vencidos en el aula. Siguen teniendo horas y tratando de hacer ahí lo mismo que predican en sus talleres. Hablé con él sobre el drama de las matemáticas escolares para tratar de entender qué se puede hacer desde su perspectiva.

-¿Por qué surge la necesidad de crear un espacio no escolar para las matemáticas como es AANA?
-La verdad es que me recibí de docente en 2016 y en ese momento ni tenía pensado tomar este camino. La Academia viene a reflejar una incomodidad que como docentes yo veía que estábamos viviendo en las escuelas, y el 2020 lo detonó. Ese malestar se nota en las formas de dar clases, en los apuros que impone el sistema para tratar de cumplir con la currícula, en los estudiantes y en la salud de los docentes. En octubre volví a hablar con una amiga y colega y le comento esta idea de crear un espacio de encuentro para hacer otra forma de educación. No sabíamos cuánto más duraría el aislamiento, así que decidimos hacer algo por nuestra cuenta. Al principio se llamó «Sofía» por la academia platónica que se juntaba en las calles y las casas a hacer filosofía. En 2021 lo cambiamos, y hoy la sigla encierra todo lo que pensamos y creemos, que la educación tiene que ser natural y armónica porque el aprendizaje así sucede, pero al apurarnos tanto nos perdemos en una vorágine que trae los malestares.
Ambos somos profesores de matemática y seguimos dando clases en escuelas públicas. Está muy bien que existan espacios alternativos, pero ¿qué hacemos mientras tanto con los chicos y docentes que siguen dentro de la escuela? No es nuestra idea cambiar el sistema pero sí llevar algo de armonía dentro de esa estructura.
No tenemos un espacio físico, pero hacemos talleres virtuales y presenciales en donde nos inviten en Paraná y Santa Fe.

-¿Cómo es la vuelta de tuerca que le dan a una disciplina con tanta mala fama en la escuela?
-En los encuentros en las plazas, por ejemplo, tiramos un proyecto de crear barriletes en un grupo donde había desde niños de 5 hasta adultos de más de 70. Investigamos los diferentes significados, la historia, la construcción. Y actualmente estos talleres ya tienen un programa establecido por nosotros, donde mostramos lo que hemos aprendido de todo este proceso y lo queremos contar. El taller de Matemáticas Creativas es eso: invitar a los docentes a vincularse con la enseñanza de una manera distinta. No puedo decir que es un método, pero sí se trata de establecer mucha empatía con el estudiante porque es lo que nos permite flexibilidad y comunicación.
Ahora en vacaciones mi compañera esuvo creando material didáctico para llevar al aula. Llevamos de todo. Uso mucho las tapitas de gaseosa, desde primero a quinto año, usando los materiales con diferente profundidad, claro. El álgebra la desarrollaron los árabes y fue en principio manipulativa hasta que se pasó a un lenguaje simbólico. Nuestra única innovación es en el sentido de que otros colegas no usan o pierden de vista ese recurso.
Hay que saber usar los materiales y no abusar del recurso. Es como cuando un nene empieza a contar con los dedos, ya después no los va a necesitar porque puede usar la cabeza.

-¿Creés que si en la Primaria las matemáticas fueran más manipulativas ya no se necesitaría más recurrir a ellas en Secundaria?
-Coincido en que en la Primaria sí es necesario, porque según el desarrollo de nuestro cerebro necesitamos primero pasar por el material concreto para llegar a la abstracción; además, es de esa misma manera como se construyó la disciplina.
En la escuela secundaria la matemática está organizada desde el punto de vista científico y es mucho más abstracta. El tema es que si nos desprendemos tan rápido de lo concreto, llegar a esa abstracción es mucho más difícil.
Pero también creo que el material hace falta en la secundaria y para cualquier ser humano. Muchas veces me ha tocado darle clase a gente adulta en escuelas nocturnas. Por ejemplo, conocí a un señor que ya había hecho el secundario pero estaba haciendo otro nocturno para tener título de maestro mayor de obra. Le mostré el álgebra de esta manera y me agradeció porque como estudiaba algunos aspectos de la arquitectura, le servía para ubicarse en el espacio.
Así que es un prejuicio creer que hacerlo con adolescente o gente mayor es infantilizarlos. Porque, además, no todos tienen la misma estructura mental y nivel de abstracción. Y también porque hay personas que no han tenido la oportunidad de experimentar en su niñez material así. Yo en mi época experimenté la geometría del plegado del papel, pero aún así mi carpeta era el 1 por ciento de la de mi mamá, por ejemplo.
Me ha pasado que trabajando polinomios sólo con la simbología el avance es más lento y tosco, y de esta forma fluye mucho más.

-Por lo que veo, no se apegan sólo a materiales Montessori…
-No, hay de todo, y lo vamos haciendo artesanalmente. En uno de los talleres vemos las tablas de diferentes formas, por ejemplo, con la tabla pitagórica pero también con la que usan los maestros Waldorf. La idea es mostrarle al docente que pueda elegir la forma con la cual se siente cómodo para transmitir. Muchas veces se guían por manuales y programas y no se sienten cómodos. Y eso se lo transmitís a los estudiantes.

-Existe casi una escuela paralela si contamos las clases de apoyo de Matemáticas y Física que toman muchos estudiantes en todo el país. Sin embargo, pareciera que de ese fenómeno no se habla, ni se registra en las estadísticas educativas. ¿Qué pensás?
-Claro, yo mismo doy clases particulares de apoyo. Me molesta un poco porque lo veo como una mentira hacia la escuela. Viene un estudiante de forma particular para rendir un examen o aprobar la materia de una determinada escuela. El apoyo que cualquier profe particular le da a los estudiantes desdibuja lo que la escuela está haciendo con ellos. Porque convengamos que si la escuela funcionara no necesitarían acudir. ¿Quién se lleva el mérito? Parecería que el sistema sigue funcionando. Estaría buena una estadística sobre eso. Creo que esto pasa porque muchos docentes en la escuela se apuran para llegar al final del programa.

-Entonces, ¿qué habría que hacer para sincerar el sistema?
-Creo que deberían darse muchísimos menos contenidos pero de mayor calidad, en el sentido de reflexión. Porque no nos olvidemos que la matemática es la madre de todas las otras ciencias y surgieron a través de la filosofía, así que no deberíamos desprendernos del hecho de filosofar. Hay que diferenciar qué tipo de matemática queremos enseñar: ¿una cuantitativa o una cualitativa? Porque las dos existen, pero lo que predomina en la escuela es la cantidad. Se quiere que los chicos hagan más cálculo en todos los niveles, muchas operaciones combinadas. ¿Pero se entiende qué es resolver una operación combinada? Más que solo resolverlas tenemos que enseñar a saber plantearlas. Si somos capaces de generar una matemática más cualitativa, de razonamiento, aprenden a plantear los problemas y con un software lo van a poder resolver. Claro que es necesario saber resolverla, porque sólo así podés construirla.
Hace un mes vino una estudiante de una escuela rural con un trabajo práctico porque no había aprobado el trimestre. Le habían dado fotocopias borroneadas de operaciones combinadas de la A a la Z, cientos de operaciones. Yo prefiero mostrarles ese otro lado de la matemática donde los números empiezan a tener significados.
Donde hay que quitar mucho contenido es en la Primaria, están sobresaturados, aunque en otros niveles también. Lo veo en mi sobrino y los padres también lo reflejan: pasa una semana y ya le cambiaron de tema; no logra asimilar lo que aprendió. Cuando pasás de uno a otro te da la sensación de que aprendió, porque en la pruebita semanal sabía.

-¿Creés que estos defectos del sistema educativo está haciendo perder vocaciones científicas?
-Sin dudas. Lo hablamos con otro profe. Se vende que el único modelo es el científico, pero es parte de la ciencia interrogar. ¿Y cómo vamos a desarrollar científicos si no desarrollamos la creatividad, si les damos todo servido a los chicos? También me pasa que cuando intento cambiar esa forma, los chicos se resisten, les cuesta cambiar el chip y pasar a sentir que son los responsables de su aprendizaje. Antes era el docente el responsable del aprendizaje: te muestro qué es una ecuación y ahora resuelvan. En cambio, cuando empezás al revés, cuando estamos ante una ecuación, aunque te tiren cualquiera, son ellos, y eso cuesta bastante. Porque no están acostumbrados a trabajar de esa forma.
En todo caso, también los docentes deberíamos ser más claros con las consignas que damos. Me pasa mucho con la división, porque hay muchas formas de resolver las divisiones en Primaria. A veces pedimos que encuentren el resultado y no les decimos cómo pero después les reprochamos si no nos muestran.

-Claro, sobre todo ahora que usan inteligencia artificial para resolver.
-Sí. Igual yo soy partidario. El Chat LuzIA lo usamos en al aula para hacerle preguntas. Antes de las vacaciones le estábamos pidiendo algunas definiciones de números racionales, periódicos y mixtos, y me desilusionó porque no me tiró la definición correcta. No me asusta que la usen en el aula porque el aprendizaje que tiene que hacer es saber qué y cómo preguntar. ¡Flor de aprendizaje es ése!
A veces en los talleres les paso la charla TEDx de Juli Garbulski «Zombies en la escuela». El plantea ahí que mientras los cambios llegan, ¿qué hacemos? Porque se siguen generando esos zombies, se siguen sintiendo así con algunas materias, apagándose. Para mí en el mientras tanto es animarse a generar el cambio desde uno mismo, no esperar que venga de afuera, de una resolución o del consejo de educación. Es en lo personal primero, y después lo llevas a tu cotidiano y a tu lugar de trabajo.
Yo lo empecé a entender cuando me di cuenta de que me gusta hacer muchas cosas con las manos e hice la conexión con la matemática y me empecé a animar. Pero no fue solo eso, me saqué prácticamente una careta, antes me disfrazaba de profe. Yo venía presintiendo un cambio y cuando retomé la escuela en 2021 mis estudiantes me decían que me veían cambiado, hasta en la forma de vestir. Y romper esa forma de vestir reflejó mi cambio interno, en el buen sentido, porque lo necesitaba. Comencé a entrar de forma más auténtica al aula. Y si uno va auténtico, los chicos te miran de otra forma.

Contacto con la Academia de Aprendizaje Natural y Armónico AANA, Oro Verde, Entre Ríos):
https://sites.google.com/view/somosaana/p%C3%A1gina-principal
AANA en Instagram

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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