Aunque la pedagogía Montessori tiene más de 100 años, en Argentina empezó a crecer hace relativamente poco (leé acá mi investigación sobre sus comienzos en el país). Por desgracia, cuando algo pasa a estar de moda, se buscan oportunidades comerciales que atrapan a los más distraídos. Hoy se pueden encontrar a la venta objetos o servicios que nada tienen que ver con esa forma de acompañar el desarrollo infantil. En esta nota de opinión, una guía formada nos explica cómo reconocerlos.
Por Nadia Fernández (guía y fundadora del ambiente FloreSer en Bahía Blanca)
Voy a contarles acerca de los materiales de desarrollo Montessori, porque los juguetes Montessori no existen. O, mejor dicho, si es un juguete, no es Montessori. Lo más gráfico que se me ocurre es hacer un paralelismo entre un instrumento musical y una guitarra, una batería o un pianito de juguete. Son
juguetes, no instrumentos. Lo mismo pasa con los materiales Montessori, y usted puede a partir de allí hacer todas las comparaciones y deducciones posibles.
¿Cuáles son las características únicas y genuinas de los materiales desarrollados por la italiana María Montessori que hoy están presentes en escuelas de todo el mundo?
-Son actividades reales: los niños no están “jugando a”. Los materiales tienen un propósito inteligente. Por ejemplo, usan cuchillos reales y vasos de vidrio de tamaño acorde a su edad, utilizados según si la niña o el niño está capacitada ya para usarlo. El mensaje intrínseco al darles cosas reales es: “yo soy capaz de hacerlo”.
-Son materiales nobles: madera, metal, vidrio, cerámica, bambú, que dan información sensorial (táctil, auditiva, visual). Evitamos mayormente el plástico por la escasa información sensorial que brinda.
-Son frágiles y rompibles: con el plástico, al no haber consecuencias (si se cae no pasa nada), no hay concentración. Pero el metal, al caer, hace ruido. Ayuda a autorregular el movimiento del niño. Con el vidrio y la cerámica, la consecuencia natural de no ser cuidadoso en la manipulación es que pueden romperse. El mensaje implícito es: “confío en vos”.
-Aíslan un único concepto.
-Son bellos y están puestos de manera atractiva.
-Están completos y en perfecto estado: eso ayuda a la concentración. Si están rotos o incompletos, interrumpe la concentración. Principalmente en el período de la mente absorbente de los 3 a los 6 años, cuando cualquier hilito, mancha o rotura puede distraer su atención.
-Proporcional al físico del niño en tamaño y peso, para propiciar su independencia. Por ejemplo, esto se cumple en las bandejas, el cuchillo o la jarra.
-Van de lo simple a lo complejo: aumentando la complejidad de pasos o secuencias.
-Codificados por color: para proporcionar autonomía y orden. Toda la presentación tiene el mismo color o gama de color. Buscamos siempre la independencia del niño respecto del adulto.
-De acuerdo a las necesidades del niño: refinamiento del movimiento, lenguaje, autonomía.
-Limitados en cantidad: hay un solo material por ambiente para todo el grupo. Permite desarrollar la paciencia, la tolerancia y hacer elecciones genuinas. Los ambientes saturados no permiten elecciones con claridad, ni esperar los tiempos para compartir. Se completa un ciclo de actividad: 1) nombre de la presentación, 2) cómo se lleva, 3) cómo se utiliza el material, 4) se guarda nuevamente en su lugar.
-Son una preparación indirecta para el trabajo en otras áreas, para otro momento de su aprendizaje, para la vida en sociedad, etc. Es educación para la vida.
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