Premiaron un proyecto de estudiantes que buscan mejorar la relación con los profesores

Estudiantes de los últimos años de secundaria del colegio «The Global School«, en Grand Bourg, provincia de Buenos Aires, ganaron el premio «Ideas para cambiar el mundo» con un proyecto muy particular: se propusieron mejorar la relación entre los que enseñan y los que aprenden a través de distintas actividades y propuestas para evaluar de otras maneras. El premio consistió en un telón verde y un micrófono profesional que podrán usar en la escuela. 

¿Por qué propusieron ese tema y sintieron la necesidad de mejorar la forma de enseñar?
-En un principio habíamos planteado esta problemática para poder cambiar los métodos de evaluación y maneras de enseñanza/aprendizaje en el colegio. Por eso se nos ocurrió mejorar la relación alumno-docente, que era algo que teníamos a nuestro alcance, y que creíamos que podíamos modificar. Nos dimos cuenta que ver a un docente que está apasionado por lo que enseña hace que entender un tema sea mucho más fácil y entretenido. Cuando alguien se apasiona por lo que está tratando de enseñar, busca formas y estrategias para que los alumnos verdaderamente tengan ganas de involucrarse más. Y si encima a esto le sumamos una relación más que nada de confianza y «buena onda», mucho mejor.

-¿Cómo fue el proceso para hacer el proyecto?
-En principio hicimos un brainstorming en el que cada uno anotó una característica sobre el mundo que tenía intenciones de modificar. Con las tres ideas principales de todas las que surgieron, tratamos de buscar un espacio común, una forma en la que todas se relacionaran. Cuando encontramos nuestro foco, los métodos de enseñanza y aprendizaje, nos dimos cuenta que la relación alumno-docente cumplía un gran rol para que esto pudiese cambiar. Cada vez nos apasionaba más buscar formas de solucionarlo o tratar de mejorarlo poniendo en cada una de las nuevas ideas nuestra propia impronta, y cosas que realmente fueran del interés de los adolescentes hoy en día, para que el proyecto no terminara siendo teoría y nada más.

El hecho de que éramos un grupo heterogéneo, con realidades y edades diferentes, con diversas personalidades, e ideas creativas, dio espacio a que se generarán debates muy interesantes y con diferentes puntos de vista, algo que seguramente iba a enriquecer nuestro proyecto. Fueron muchos días de trabajo duro, pero que siempre culminaban en risas y momentos divertidos.

-¿Cómo es el proyecto y cómo será implementado en la escuela?
-Básicamente, como buscamos mejorar la relación alumno-docente, nuestro proyecto se basa más que nada en actividades para conocernos más y mejorar los vínculos, buscando intereses en común. Gracias a esta idea es que hoy en día estamos trabajando en crear un evento que se llevará a cabo a lo largo de una jornada escolar, en el cual van a haber actividades para fomentar y mejorar dichos vínculos entre los docentes y alumnos. Creamos diferentes estaciones en las que se encuentran distintas disciplinas, como lo deportivo y lo artístico o lo emocional con algo más didáctico. Este evento está en plena preparación, y todavía estamos ajustando algunos detalles, pero esperamos que salga de la mejor manera y que realmente genere un impacto para estar más cerca de nuestro objetivo final.

Otra innovación en la que estamos trabajando está direccionada al día a día y lo que tiene que ver con el trabajo dentro del aula. Ésta tiene que ver con los métodos de evaluación. La idea principal es que los alumnos puedan presentar alguna temática que aprendieron en clase de alguna forma que ellos crean más fácil o conveniente, adaptándola a sus necesidades o comodidades. Y también a partir de ésta, crear alguna actividad lúdica y didáctica para compartir tanto con los docentes como con sus compañeros.

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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