Traslasierra, en Córdoba, es el corazón de la nueva Red de Jóvenes Waldorf. Se fue amasando en pandemia, cuando un grupo de adolescentes, acompañados por dos profesores de la escuela El Trigal, empezaron a juntarse con cierta regularidad. Javier Moretti Yrure tiene 19 años y es uno de esos jóvenes. Vive con sus padres y tres hermanos menores en Los Hornillos, zona de Traslasierra, Córdoba. Se mudó desde Rosario cuando tenía 10: sus padres buscaban un cambio en su estilo de vida, incluida otra opción educativa para ellos. Se incorporó a la escuela primaria Waldorf El Trigal, de Villa Las Rosas, y fue parte de la primera camada de egresados del secundario. Lo llamé para que me cuenta más sobre la Red y sus proyectos.
-¿Cómo surgió la idea de hacer una Red?
-Cuando estaba en 4to. y 5to. año se había formado un grupo muy unido, teníamos mucha confianza con nuestros tutores, que son los que nos acompañan, con un rol diferente al de los profesores. La orientación del secundario de El Trigal es Humanidades, así que siempre tuvimos sociología y filosofía. Un grupo estábamos interesados en aprender filosofía y antroposofía, así que nos reuníamos fuera de la escuela cada quince días, con los profesores de Historia y Arte. Esas charlas las terminábamos hablando de temas personales, lo que necesitáramos hablar. Ese fue el primer grupo para la red. En 2019 hicimos un viaje a Suiza, a un congreso internacional de jóvenes Waldorf en el Goetheanum (la entidad rectora y formadora de la Antroposofía a nivel global), pero no tenía entidad todavía. A principios de 2020 nos junta Hernán Melana, el profe de Historia, por primera vez. La misión era formar un grupo de conversación que recibiera a los jóvenes, desde los 15 años, en ese vacío que se genera a veces entre la escuela y la casa y la escuela y el futuro. Nos dimos cuenta, a través de nuestra propia experiencia, que aveces hay cosas que necesitamos hablar que no nos las da ni la casa ni la escuela. Y aunque nuestra escuela es muy contenedora, cuando se termina, si no sabés qué hacer, hay un vacío. La Red trata de cubrir eso, buscando el camino individual pero en conjunto, en comunidad. Yo tenía planes, no estaba tan a la deriva, pero también la Red cumplió ese lugar de contención y de hacer algo compartido, más que nada en pandemia.
-¿Qué cosas empezaron a hacer juntos?
-Empezamos a planificar el siguiente viaje al encuentro de jóvenes del 2021, que después se canceló. Abrimos la invitación a la red a los chicos y chicas de la escuela, pero esto es por afuera. Con el aislamiento pasamos las charlas del grupo de estudio a mensuales y por Zoom. Hablábamos de distintos temas, personales, antroposóficos, con invitados como Constanza Kaliks, dirigente de la sección pedagógica de Suiza, con Mariano Kasanetz, sacerdote de la comunidad de cristianos. Otra con la Banca Ética. Son encuentros que aporten al conocimiento personal y del mundo. También pensábamos juntar dinero para viajar. pero, nos pasaba siempre que se habla y se piensa mucho y faltaba la parte de hacer. Buscábamos una veta de proyectos y así surgieron la editorial y la carpintería. Habíamos aprendido a encuadernar nuestros propios libros en la escuela y también a trabajar la madera. La carpintería la guía Denis Loefler, que vino de Alemania y es siempre nuestro traductor. Se hacen cucharas, cuencos, tablas de asado, estanterías, juegos. Editamos un libro que un profe había traducido del portugués, que ellos usan mucho, «Cualidades planetarias en la práctica pedagógica» de Wolter Bos; también nos llegó un pedido de Miguel Marchi y para el Día del Niño hicimos una tanda de «El secreto de Lena» de Michael Ende. También el libro de Parsifal, que se lee en quinto año, y ahora con «Geometrizar», de una profe de matemática Waldorf. Y vamos a empezar con la impresión del Fausto,que también se usa en la escuela porque refleja algo del proceso del joven.
-¿Sentís que el tipo de escuela a la que fuiste determina en algo lo que sos hoy, las cosas que te gustan?
-Me sentí muy cómodo en la escuela. Creo que la persona que soy ahora es debida a esa educación. Calculo que sería otra persona muy distinta, pero siento que lo que me gusta y a lo que apunto ahora es parte de eso. Por ejemplo, en 2020 iba a hacer una voluntariado en Alemania en organizaciones antroposóficas y a ayudar a organizar el congreso de jóvenes de 2021, que quedó todo pstergado. Ahora estoy estudiando Relaciones Internacionales y a la vez sigo con idiomas. Para esta época me imaginaba viviendo en Europa haciendo formación en antroposofía y voluntariados. A mí particularmete me sigue interesando la antroposfía, pero hay otros del curso que empezaron la Universidad y otros que están trabajando porque no les gusta la modalidad virtual.
-¿Cómo te sentías para empezar la facultad?
-En 2020 estudié alemán e ingles, leía novelas y a la vez antroposofía, pero más que nada creo que estaba conociéndome. Cuando tomé la decisión de empezar me sentí totalmente confiado y me resultan fáciles las materias. No tenía esa confianza en 2019, ahora la estoy cursando y van bien.
-En las escuelas Waldorf le dan poca importancia a las calificaciones, ¿no?¿Cómo viviste eso?
-Es un alivio, pero también, avanzada la secundaria, yo me proponía hacer las cosas bien. Muchas veces entregaba a última hora porque quería hacerlo bien. Al final, me di cuenta que lo que importaba era aprender.
-Si tuvieras hijos, ¿los mandarías a escuelas Waldorf? ¿Y cómo te relacionás con los pares que no vienen de ese tipo de educación?
-Yo soy de jugar al fútbol, y la mayoría de los compañeros eran de escuelas tradicionales; en ese sentido éramos un poco los chicos raros. Igual, depende mucho de cada uno. Hay muchas cosas que influyen, como la familia. Yo sí mandaría a mis hijos a una escuela Waldorf, pero también yo mismo me educaría en la Antroposofía como padre para educar a mis hijos. Además de la familia, influye el entorno en el que estás, los profes que hayamos tenido. Y también veo chicos que van a escuelas tradicionales con los que tenemos similitudes, seguramente por su entorno, la familia, tienen más apertura mental.
-¿Cómo sigue la Red y qué proyectos a futuro tienen?
-La Red es amplia, apunta a todos los jóvenes que se quieran unir y encontrarnos, en persona y de forma virtual. Está abierto a todos, aunque ahora hay solamente un chico que no fue a escuela Waldorf, y somos otros 30 que sí. Hay cuatro chicas de Córdoba Capital, uno de Suecia, otro de Alemania. Por ahora nuestro punto de encuentro es o la carpintería o la casa de Hernán. Pero el año pasado empezamos los trámites para una Fundación y ya casi están: Fundación Casa de los Jóvenes. El centro y el punto de encuentro es acá en Villa Las Rosas, así que nuestro sueño es tener un terreno y edificar para tener un lugar para la Red. Ahora tenemos un grupo de estudio sobre las conferencias de Rudolf Steiner para jóvenes, y seguimos planeando viajes, campamentos. La tienda tiene productos éticos, sustentables y a un precio justo.
Datos de contacto con la Red de Jóvenes Waldorf: Web y tienda: www.casadelosjovenes.org / En Instagram: https://www.instagram.com/reddejoveneswaldorf/ / Editorial: https://www.instagram.com/editorial_casadelosjovenes/
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