Montessori y adolescentes: ayudame a descubrirme a mí mismo en sociedad

Casi todos nosotros asociamos Montessori con niños pequeños manipulando esos bellísimos materiales de madera. Sin embargo, existen escuelas secundarias con esta filosofía. Lo cierto es que la primera mujer médica de Italia desarrolló hasta el más mínimo detalle de los ambientes y la formación de la Casa de Niño y el Taller (los nombres que reciben el nivel inicial y el primario en el método), pero no llegó a esbozarlo de forma tan concreta para el tercer plano de desarrollo, el de la pubertad y la adolescencia. Sin embargo, sugiere claramente en sus escritos que los jóvenes deben acercarse al lado productivo de la vida, y ofrece como ejemplo el trabajo rural. El respeto por las características de ese período sensible y la cultura de paz también se mantienen para esta etapa.

Para explicar el ritmo constructivo de la vida, María Montessori usó como metáfora el bulbo de un tulipán, que se desarrolla bajo tierra de forma asimétrica, con crecimientos en los momentos de mayor actividad, tal como sucede durante la infancia y la adolescencia. La observación de esta pedagoga científica fue precisa: décadas después sabemos que son las etapas donde ocurren grandes «podas sinápticas», es decir, de reajustes inmensos en la actividad cerebral.

Mi propio hijo ya tiene 13, así que mi curiosidad por esta etapa está a flor de piel. Pero como falta bastante hasta que pueda visitar alguna secundaria Montessori, aproveché la cuarentena para asistir a la conferencia virtual para educadores «Introducción a la secundaria Montessori», que organizó por primera vez la Fundación Argentina María Montessori (FAMM) en estos días. Ahí conocimos a Eder Cuevas, especialista de AMI en México y director del Colegio Montessori de Chihuahua. Así como hasta los 6 los ayudábamos a «hacerlo por sí mismos», de los 6 a los 12 a «pensar por sí mismos», de los 12 a los 18 toca ayudarlos a «pensar con los otros» y «descubrirse a sí mismos». Formar parte activa de la vida en sociedad a través de actividades productivas y de servicio a la comunidad se complementa con el trabajo más curricular de las mañanas en esta escuela mexicana.

Con cerca de 120 alumnos/as, el ajetreo diario se basa en una doble estructura: la organización social del ambiente preparado, por un lado, y el programa educativo, por el otro. En la primera caben el mantenimiento de la residencia de estudiantes y casa comunitaria, la producción y el mantenimiento de una granja orgánica, la atención de una tienda, la cafetería y una casa de huéspedes y la circulación de los adultos, desde familiares y visitantes, hasta maestros y técnicos. Hay laboratorio, producción de conejos, peces, huevos y hortalizas, además de sala de máquinas con un reciclador de agua para la producción. Por su parte, el programa educativo se distribuye en tres áreas. La de Expresión de la Personalidad incluye Música, Arte y Lenguaje. La de Desarrollo Psíquico, Matemáticas, Educación Moral y Lenguaje. Por último, la de preparación para la Vida Adulta estudia la tierra y los seres vivientes, el progreso humano y la construcción de la civilización y la historia de la humanidad.

La didáctica de los 3 tiempos de María Montessori se mantiene en este nivel también: primero, se presenta un problema o situación; luego se produce el trabajo individual o grupal de exploración y por último se presentan los aprendizajes ante todos. Hay básquet, béisbol y fútbol como actividades físicas y una actividad de servicio que llaman comunidad de adolescentes, que actúa cuidando y concientizando sobre la reserva cercana de Cumbres de Majalca. Estos dos videos muestran la vida de la escuela y la comunidad de adolescentes en acción:

Una secundaria en Argentina

Para conocer cómo funciona una escuela secundaria en mi país, hablé con Guadalupe Cuevas, guía Montessori (AMI), Representante Legal y coordinadora pedagógica de los tres niveles del Colegio Montessori Luján en la provincia de Buenos Aires. Esto es lo que me contó.

«La nuestra es una secundaria en un contexto urbano, este año completamos los seis cursos. Donde mayor énfasis ponemos en el trabajo productivo es desde los 12 a los 15 años, luego de esa edad la escuela está más abocada a la preparación para la Universidad. Todo lo que desarrollamos lo hacemos con los chicos, por ejemplo, una huerta orgánica, siembra de plantas nativas para vender y medicinales para la producción de aceites, infusiones y cremas. Por ahora, eso se vende sólo entre las familias. También tenemos un lombricario, que usamos para fertilizar la huerta. Se venden bolsitas de lombricompuesto, no todavía las lombrices. Otra cosa que hacen es un newsletter o boletín de noticias, que hacen íntegramente ellos y se distribuye de forma gratuita. Los de primero, segundo y tercer año trabajan de forma integrada en estas actividades. Otras cosas que hacen juntos son Educación Física, actividades artísticas y Ciudadanía, donde realizan proyectos relacionados con el ambiente y la comunidad. Entran en colaboración con organizaciones de la comunidad, hacen campañas, ayudan en el predio de la Asociación. Por ejemplo, han escrito, dibujado y editado cuentos para concientizar en la Casa de Niños sobre adopción de mascotas. Fueron a hacer trabajo con otras escuelas en los barrios cercanos para organizar talleres o festejos para el Día del Niño.

Hay materias que todavía tienen separados por año. Allí planificamos con la lección de tres períodos de María Montessori, que va gestionando el proyecto y acompañando, sobre todo, en el segundo período, que es el de la la exploración. Esa parte es más personal del alumno, le permite profundizar el tema desde sus propios intereses. Incluso en el tercer período que es el de cierre, cada uno puede proponer la forma en que lo hace, cómo expresa lo que aprendió. Como ya es una dinámica que tienen desde la Casa de Niños (el jardín) y Taller (primaria), saben que ellos pueden proponer. Han hecho trabajos de prácticas del Lenguaje y han escrito canciones para cerrar su proyecto, por ejemplo.

Nosotros evaluamos en todas las instancias, pero no ponemos calificación numérica, sino que hacen autoevaluación, conferencias con los profesores. Y dándole una respuesta a su trabajo en cuanto a cuestiones que puede avanzar o necesita rehacer. Al final del trimestre ponemos la nota para el boletín porque el sistema nos lo pide, pero es el único número que se les pone. Además se van desarrollando lo que llamamos indicadores de trayectoria: cada proyecto establece para el adolescente qué herramientas y saberes va a ir desarrollando y cumpliendo.

En cuánto a cómo nos llevamos con los requerimientos oficiales, estamos muy bien. Usamos el curriculum como una guía, y siempre hay una selección del profesor tratando de que las actividades sean lo más significativas y concretas posibles, que sirvan para la vida, sobre todo de con los de 12 a 15. Con respecto a la arquitectura, en el edificio de la escuela tenemos espacios de encuentro de cada grupo que son las aulas, donde se va dando sobre todo el primer período de la lección, las puestas en común. Pero durante el período de trabajo tienen libertad para ir afuera, a la biblioteca, a la sala multimedia o a las mesas que hay en distintos espacios del edificio. Tienen plazos de entrega y van aprendiendo a usar sus tiempos de trabajo con autocontrol para que no les quede nada para hacer en casa.

En general, en ninguno de los tres niveles hemos tenido que adaptarnos o modificarnos para cumplir con la reglamentación oficial, se ha aceptado la propuesta Montessori desde el Ministerio. A veces los inspectores mismos se sorprenden de que es más fácil para nosotros cumplimentar algunas cuestiones que propone la teoría y que la estructura de una escuela tradicional a veces no ayuda a cumplir. Por ejemplo, en cuanto a la diversidad, que cada niño o adolescente pueda seguir su propio plan de trabajo. O poder adaptar las propuestas a cada alumno, tanto cuando necesita un poco más como cuando necesita una propuesta una más adecuada a sus necesidades.

En un contexto como el de esta pandemia, nosotros ya teníamos el sistema armado con Google Classroom. Ya lo usábamos y eso facilitó tener la dinámica de los profesores y los alumnos organizada. Hacemos muchos encuentros por videollamada porque vemos que lo que más necesitan es lo vincular. Para que no todo pase por lo leído o el texto escrito, para tener un componente importante oral y no aumentar la carga de trabajo, usamos propuestas más lúdicas, que traten de pensar en cómo se siente cada uno. Por eso, se vinculan con los preceptores, que son con los que normalmente llevan más las cuestiones del grupo. También sostenemos en forma virtual el proyecto habitual por el cual los de último año de secundaria se encuentran con los de primero, para conocerse como adolescentes. Y una dinámica de juegos con los profesores a fin de mantener el vínculo que perdimos en los espacios de la escuela, que es muy cercano, muy propio de nuestra idiosincracia, como a veces tomar mate juntos en una clase.

Obviamente hay una pérdida grande por la pandemia, que es la de los proyectos y lo concreto. Por eso sostenemos aun en la virtualidad las cuestiones más practicas en el sentido de que implique, por ejemplo, ir a hablar con otro, hacer una entrevista o un video, no solamente trabajo de respuesta a una consigna. Se han podido hacer bien virtualmente seminarios socráticos para análisis de texto, como propone Montessori. Ahora están planificando una entrevista con la escuela de la Antártida porque están trabajando con los límites geográficos, la soberanía y el territorio. Nosotros no trabajamos con manuales ni fuentes bilbiográficas ya prestablecidas, así que la idea es sacar recursos de distintos ámbitos y no sólo los textos que da el profesor. Por ejemplo, se usan las Charlas TED y otras herramientas más reales para el contacto con los temas».

Podés visitar «Dame letra», el newsletter de los estudiantes secundarios del Montessori de Luján acá: https://www.instagram.com/letradame/?igshid=u99jxx2sx8ig. Y el proyecto productivo «De la tierra a tus manos» acá: https://www.instagram.com/delatierraatusmanos/?igshid=yaqt8b5n3rew

Un joven Montessori y estrategias en cuarentena, desde España a Puerto Rico

Varios días después, producto paradójico del encierro, pude seguir aprendiendo como nunca acerca de qué hacen los montessorianos con esta etapa previa a la madurez. Participé de la conversación entre Felipe Zagal y Alicia Landívar. Felipe tiene 17 años y es hijo de Marco Zagal y Betzabé Lillo Orellana, fundadores de Montessori Canela en Barcelona. Felipe fue a una Montessori en Taller para luego pasar a una escuela convencional en secundario. Las cosas que le sorprendieron de ese pasaje me hicieron acordar a lo que me contó mi hijo durante sus primeras semanas en la escuela convencional, después de seis años de aprender siguiendo sus intereses.

Alicia vive en Puerto Rico y dirige la escuela La Estancia Montessori. En paralelo se viene formando como neuroeducadora, volcando su experiencia hacia la consultoría con el proyecto «Educación con sentido común». «Desde que era adolescente creo muchísimo en ellos, y cuando conocí lo que Montessori decía de esta etapa, fue mi oportunidad de abrir la educación a un respeto mayor hacia ellos. Luego estudié neurociencias y pude validar lo que decía. Trabajamos con adolescentes para comprender, no para juzgar ni criticar, que por desgracia es lo habitual», se presenta.

La charla se desarrolló como una conversación entre ellos, mechada por las preguntas de quienes los escuchábamos. Voy a reproducirla de forma resumida como el diálogo que fue, especialmente para poner en valor las opiniones de un chico de su edad al que se le permitió ser protagonista de la videoconferencia trabajo que podrían haber hecho sus padres.

Felipe: Me gusta salir y estar en la calle. Entrenar en parques. Con esto de la cuarentena es complicado, hay bajones mentales. Me ayuda hablar con mis padres, pero…

Alicia: Hay una crisis interna típica de esta etapa, a la que se suma la externa que está viviendo todo el planeta. Porque son los grandes de la casa, se espera más de ustedes. Pero están asustados también y necesitan apoyo emocional y seguridad. Tenemos activado nuestro sistema de supervivencia, y ustedes ya lo tenían activado por el período sensible en el que están. Hay que darles el espacio que necesitan para conversar con sus amigos, porque están en la construcción del cerebro social y necesitan socializar. Se complica la presencia física, pero podemos hacerlo de otras maneras. Puedes pasar por un período de desierto, una sensación de soledad aunque tengas amigos. Es un vacío temporal donde te estás construyendo y te vas a descubrir.

Felipe: Es complicado, sí.

Alicia: Es temporal y se va a acabar. Como que los niños no van a gatear toda la vida. También existe la tensión de que todos están exigiendo. Son los centros (las escuelas) los que tiene que reflexionar. No es momento de carrera de distancia, de contenido, de información, sino tiempo de profundizar. Estamos en una crisis existencial de la educación y los adolescentes son la válvula de escape. Creo que se está por crear un conflicto.

Felipe: Por suerte a mí no me dan mucho, una clase virtual por materia por semana. Igual, me está costando. Pero a amigos les bombardean a tareas y trabajos, más que cuando había clase.

Alicia: En mi colegio nos encontramos una vez a la semana de forma virtual. La realidad es que a cada chico le están pidiendo asumir sus horas de clase frente a la pantalla. Ha sido siempre así, sólo que ahora es más evidente que se cansan. Tienen que moverse, tener tiempo para llorar si hace falta. También está pasando que ven a sus padres en un rol distinto, los ven en crisis si ya no llega el cheque a fin de mes. Ven que su papá es humano y puede colapsar todo. Muchos de mis alumnos lo que me piden estos días es que interceda para que sus padres se calmen.

Felipe: Nos preguntan qué papel juega Dios en la filosofía Montessori. Yo no soy religioso pero en Montessori hay algo espiritual en cada etapa.

Alicia: En la adolescencia creo que la espiritualidad canaliza en un deseo de trascender, pensando el espíritu como aquello que me lleva a trascender las leyes naturales y del hombre. Hay que estar cerca de la tierra, vivir la laboriosidad, un espacio donde tú te sientas productivo. Como lo estás haciendo hoy, ayudando a tus papás en esta conferencia. Estás en una etapa donde se le debe dar más lugar al arte y la expresión. Dar a los otros, también. La sensación de vacío aparece no porque algo tenga que llenarse sino porque tienes que descubrirte. Estás en un período de pupa. El niño es la oruga, la adolescencia es la crisálida y el adulto la mariposa. Y la pupa es muy delicada. La actitud es ¡aléjense de aquí! Usan capucha, o aquí mismo con el calor usan sweaters. Su termostato biológico es diferente pero también simbólico. Se encierran para que su potencia luego florezca. Es momento de mucho cuidado. Lamentablemente, como los vemos tan grandes intensos, no vemos que son totalmente vulnerables y metemos la pata. Porque los mandamos a callar justo cuando estaban construyendo su opinión, su confianza hacia el mundo. No digo no poner límites, pero sí tener mucha compasión. Es momento de gran desarrollo y reconstrucción neurológica. Desde Shakespeare venimos escuchando que son vagos, desorganizados, inquietos, rebeldes. Y en los últimos años nos enteramos de que no es tan así: están construyendo un cuerpo nuevo. Por las noches la melatonina sale a deshora y se quedan hasta tarde.

El joven es solidario de forma natural, tiene capacidades creativas, es arriesgado, apasionado. Por eso nos acordamos de las canciones de la adolescencia. ¡Y cuando llegas a adulto tomas talleres para conseguir eso!

Felipe: Quieren saber cómo pasé de Montessori a la tradicional. No diré que fue duro, pero fue sorprendente. Me sorprendía la actitud de la gente, cómo se comportaba. Irrespetuosa, gritos, palabrotas, no estaba acostumbrado. Me fui dando cuenta de que no me sentaba bien, me quitaba mucha energía. Sentía como una especie de bienestar interno que luego te lleva a darte cuenta de cosas que no están bien para tí.

Están preguntando qué hacer con los que duermen hasta las tres de la tarde. Creo que hay que dejarnos dormir en este momento, hasta que el cuerpo lo pida. Y poco a poco se irán ajustando, no lo veo nada malo.

Alicia: De acuerdo contigo. Hay que saber escoger qué lucha se da en este momento en la familia, hay que negociar. Seguramente están socializando por las noches.

Felipe: Preguntan por las conductas de riesgo. Yo he nadado por mucho tiempo, y tenía compañeros que estaban muy presionados en la natación y eso les hacía buscar salidas para desconectar con alcohol o drogas. Yo no la he sentido. Y tengo un grupo de amigos que sienten como yo o que me respetan.

Alicia: Estás caminando en ese puente hacia la vida adulta. Hay una preparación social interna y terreno fértil para muchas cosas. Los adultos tenemos que ver qué tipo de abono ofrecemos, porque hay entornos que te van a ofrecer pertenecer, como las tribus urbanas.

Felipe: Me preguntan qué pienso de la tecnología y los videojuegos. A los 12, 13, jugaba mucho, luego ya no tanto. Ahora volví un poco por el encierro.

Alicia: Preguntan qué cuando empieza y termina la adolescencia. Los neurólogos están debatiendo, pro se sabe que hasta los 22 o más se desarrolla el lóbulo frontal. ¿Que qué pienso de la tecnología? ¿Antes o después de la pandemia? Porque ahora sin ella no nos estaríamos conectando. Pero sí hay un componente adictivo en las redes, la carrera por los likes, por ejemplo. ¿Que si hay más trastornos de atención? Un estudio pagado por Mario Bros decía que era al revés, que los videojuegos prolongaban los períodos de atención, pero ojo, ellos lo financiaron… Yo creo que cada vez prestamos menos atención sostenida. Antes un documental duraba tres horas y hoy YouTube te sugiere videos de 3 minutos porque si no, nadie lo ve. Hemos trastocado nuestro período porque nos adaptamos al cambio.

Felipe: Nos preguntan cómo contener en estos tiempos. Escuchar y saber expresarse entre padres e hijos. Hablar mucho. A mi me ayudó también hacer deporte. El entrenamiento físico es todo un mundo, te descubres mucho a tí mismo cuando entrenas. Descubrir cosas nuevas, el deporte o la música, ayudan.

Alicia: Creo que lo primero que nos toca como adultos es callarnos. No darles la información de lo que vemos sino nutrir su espacio con experiencias. Un entorno rico en oportunidades para dejarlos crecer. Sin tenerle miedo a su ironía y su sagacidad. Y no transferir nuestros miedos adultos.

Felipe: Nos preguntan qué hacer si sus hijos no pueden ir a Montessori. Puedes crear un ambiente preparado en tu casa. Montessori no es sólo tableros, barras y perlas. Son esos valores que uno recibe en el ambiente donde estás, ser tratado con respeto, empatía y cariño.

Alicia: Claro, es una filosofía de vida de respeto al ser humano. Es entender cuál es mi proceso natural de vida en cada momento. El adolescente necesita refutar la mayoría de lo que dicen los padres. Se está fogueando, aprendiendo a poner sus ideas en palabras, igual que el pequeño aprende a hablar. En algún lugar tienen que practicar. Hay que ver si cuando se ponen altaneros es resultado de algo que sucedió antes, o que no le gustó el límite que le han puesto o simplemente es un fogueo para conversar sobre el tema, sin intención de ponerte en ridículo. También puede ser una respuesta hormonal, hay un cóctel químico sucediendo.

Nos preguntan qué dejó María Montessori sobre la adolescencia. No dejó un ambiente preparado, sino más bien un silabario. Ella apoyó en Holanda a algún grupo de adolescentes, pero no dejó estructura de formación ni un ambiente determinado. Pero nos dejó el respeto, el amor y la construcción de la paz, eso es el norte. Otro comando que daba: hay que seguir al niño, y en este caso es el joven. Hablaba en su silabario de tres pilares: educación para la vida, a las Matemáticas las situaba en espacios de desarrollo de la psiquis. Otro pilar es la autoexpresión. Habló del ambiente rural pero no como muchos piensan, porque en ese momento el mundo todavía era eminentemente rural. Cuando lees otros escritos te das cuenta de que entiende que dentro del joven hay una ebullición química y el campo equilibra esa bulla interna. Lo comparo con el agua hirviendo: si le pones algo frío, se equilibra. Y además el trabajo de campo lo ve porque pone en relación la producción y el trabajo con el ganarse la vida. Y aprender a hacerlo en sociedad, con el dinero, con otros.

Me preguntan cómo es el día a día en nuestra escuela en Puerto Rico. Desde que la escuela abrió hasta hoy los jóvenes ni siquiera son los mismos. Llegan 7.30, más que nada en ese horario por el trabajo de los padres. A las 8 caminan, hasta 8.30. Toman algo y antes de las 9 hay reunión de la comunidad, todos juntos, de 12 a 18 años, en círculo. Luego, cada uno a su ambiente y por la tarde hay talleres de música, carpintería, pantomima, van cambiando. Ahora, las generaciones van cambiando y mi trabajo es responder, siendo flexible y haciendo ajustes. Los que llegan ahora tienen períodos de atención muy cortos, y eso que vienen de todo tipo de escuelas, incluso homeschoolers. Es una cuestión generacional. Por eso hay muchos espacios entre clase y clase de movimiento. Con los más grandes hay más investigación, traemos expertos o apasionados de distintos temas, y también hacen trabajo colaborativo con jóvenes de otros países.

Felipe: Ayuda mucha avanzar según la necesidad para querer aprender. Les gusta hablar de mociones o no, me preguntan? Creo que no hay que apartar la tristeza, reconocerla, permitirla, para que no sea complicado hablar.

Alicia: Claro, y los adultos debemos reconocer nuestras emociones frente a ustedes. Exponer nuestra humanidad emocional frente a los chicos para que ellos puedan identificarla. En nuestra escuela es normal hablar de eso, todo el tiempo. Trabajamos el desarrollo personal a través de las neurociencias. ¿Vieron la película Inside out?

¿Cómo acompañarlos cuando están desmotivados? Hay subidas y bajadas, y eso es parte. Hay que valorizarlos constantemente. En los varones la testosterona se triplica, así que son normales los arrebatos de ira. Tiene que sudar para canalizar esa química corporal. Y mucho del enfado es frustración por no poder llegar donde quieren.

¿Cómo los acompañamos desde el colegio en esta cuarentena? Nosotros tenemos una plataforma virtual donde se colocan tareas, pero nada sustituye el encuentro social, así que las primeras dos semanas cada guía hablaba con un grupo una vez al día. Vimos caras tristes y cambié la estrategia. Les pregunté qué necesitan y saltó que extrañaban verse con los de otros grados, las tertulias en el patio. Así que contacté a los profes de cocina, de baile, y a las 14.30 todos los días pueden reunirse virtualmente los que quieran, sin obligación. Le pusimos Patio. El viernes nos reunimos y les sugerí que el que quisiera podía escribir cartas a sus amigos.

Tampoco somos quién los adultos para ponerle tope a sus sueños. Ni evitar las heridas. Aunque hay expectativas de los jóvenes, que a veces las ponen las redes sociales. Mi hijo quiso dejar el colegio para ser Youtuber. Yo le dije que le daba 100 dólares para equipo y si en un año lograba serlo, podía dejar el cole. No lo hizo. Hoy está terminando ingeniería eléctrica. La herramienta más grande que tenemos todos son las preguntas, pero no ejercerlas desde la ironía sino desde el apoyo. ¿Cómo puedo ayudarte?

Sobre la elección de escuela… Bueno, tus padres son guías Montessori, pero no siempre es así. Los padres somos los primeros educadores y lo seguiremos siendo. Deberías buscar una escuela que sea lo más afín a ti en tus principios. No solo porque es cerca y cómodo. La escuela debe ser la extensión de la casa, y no al revés.

Estamos viviendo una crisis. ¿Y los exámenes se los van a dar para que hagan en la casa? ¿Qué vas a buscar evaluar? Creo que la dificultad de tomarlos fuera de la escuela está para que entiendas que ese tipo de exámanes no son los que deberías estar dando. Primero deben aprender a estar con ellos mismos para ver su valor antes de estar con otros. Una vez que me descubro empiezo a buscar pares similares a mí.

Creo que en general hay sobrecarga de actividades. El niño tiene que descubrir, y en Montessori esto se ve en la inclinación a los materiales, por ejemplo. Hay algo que está de moda ahora y parece Montessori. Esto de hacer, de construir, de buscar un problema y construir algo a partir de eso: un huerto, un avión. Y a partir de eso dar el curriculum. «Mi mano apunta al niño y tú todavía estás mirando mi mano», dijo María Montesori una vez. La magia no es el material sino el respeto que hay detrás de dejarlo ser.

Fotos: Colegio Montessori de Chihuahua, Colegio Montessori Luján, La Estancia Montessori, FAMM.

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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