La peli pochoclera que te explica por qué existe la educación alternativa

Algo de criarme entre abogados hizo efecto: desde hace diez años que junto «pruebas» para demostrar que otra educación, diferente a la propuesta escolar habitual, es perfectamente posible. Libros, escritos teóricos de referentes mundiales, estudios neurocientíficos y culturales, notas periodísticas, documentales… Casi un TOC. Es que las pruebas empíricas de los niños, niñas y jóvenes que aprenden de una forma diversa a la escolar parecen no bastar, así que me empeño en hablarle en su idioma a la razón y la academia, a ver si así funciona.

Una de estas tardes, hablando con Pablo, colega de aventuras educativas (con su mujer Luli crearon el hermosísimo espacio Ayni en Buenos Aires), me recomienda que vea una peli en Netflix. «Aceptados» (Accepted es el título original en inglés) es una típica de adolescentes yanquis estresados que esperan sus cartas de aceptación en las universidades a las que se postularon. Y que, como son rechazados en todas, se inventan una.

Mi amigo me aclaró una y mil veces que no esperara mucho y enseguida me imaginé un guión simplón, situaciones de estereotipo, actuaciones de clase B y el conflicto adolescente que conocemos de memoria. Y sí, me encontré con todo eso, pero tanto me insistió y tantas cosas tenemos en común que le hice caso y la vi. Quizás, la simpleza y contundencia de «Aceptados» sirva mejor que todas las pruebas «sesudas» que hace años vengo juntando y mostrando.

Hollywood ha logrado con su supremacía en la industria cultural cinematográfica que todo el planeta sepa al detalle cómo funciona su sistema educativo, aunque jamás hayas estado ahí. En «Aceptados» hay una autocrítica, y lo fabuloso es que la alternativa la diseñan los propios interesados, los estudiantes. Que, salvando las distancias, se parece mucho a lo que hacen las escuelas democráticas/libres y organizaciones de educación terciaria como la Unitierra y la Multiversidad de Edgar Morin en México, la Pluriversidad Latinoamericana en Perú, Knowmads en Holanda y la Escuela 42 en Francia.

«Cuando fueron rechazados por todas las universidades, ellos crearon una» y «Rechaza el rechazo» fueron los slogans del poster del lanzamiento de esta peli pochoclera en 2006. Acreditación y legitimidad, aprendizaje entre pares, construcción del curriculum propio, idoneidad de los y las educadoras más allá del título de profesor/a, idoneidad arquitectónica, patologización del aprendizaje y verdadera inclusión son los temas que ni te esperabas en el famoso catálogo de streaming bajo la etiqueta de comedia adolescente. El final, además, te da algunas pistas acerca de cómo lograr que el sistema educativo oficial acredite este tipo de aprendizaje.

Texto de Dolores Bulit

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

Tambien puede interesarte...