«Es más fácil hacer una secta que una escuela»: respuestas de un padre desescolarizado argentino a las preguntas más frecuentes

Por Carlos Cristófalo*

“¿Me contás cómo es eso de que tu hijo no va a la escuela?”. La pregunta recurrente se repitió durante los últimos seis años. En pasillos, reuniones de trabajo, juntadas con amigos y viajes con colegas. Siempre llega un momento en que alguien te hace la pregunta de manera directa. Lo curioso es que siempre te la formulan de la misma manera: cuando te encuentran en un rincón aparte, en tono bajo e intimista, como buscando la confesión de un ilícito, pero con la intriga genuina por averiguar: «¿Cómo hiciste?».

Desde ya, no me molesta la consulta. Y, con el tiempo, aprendí a responder con una sonrisa hasta las preguntas más insolentes: “¿Por qué le hiciste eso a tu hijo? ¡Pobrecito!”

Por eso, si sos un papá unschooler que estás pasando por lo mismo que pasé yo o si simplemente querés leer las respuestas a las preguntas más frecuentes y menos amables del mundo de la educación sin escuela, acá te paso mi listado.

-¿Me contás cómo es eso de que tu hijo no va a la escuela?

-Claro. Con Dolores, mi esposa, vivimos en las afueras de Buenos Aires. Es un lugar donde hay una escuela -privada o pública- cada dos cuadras. La oferta es variada, pero cuando ella empezó a buscar una escuela para Vito, no encontró nada que le gustara. Empezó a leer mucho sobre educación alternativa. Digamos que se obsesionó con el tema. Y me contagió la curiosidad a mí.

-¿Tu mujer es maestra?

-No, es periodista. Como yo. La conocí en la redacción de un diario. Pero Dolores siempre fue así: cada vez que le interesó un tema, se obsesionó y lo estudió hasta especializarse en la materia. Otro día te cuento, con más tiempo, sobre comercio justo, parto respetado, navegación a vela o cultura andina. La cuestión es que empezó a organizar charlas abiertas.

-¿Sobre cultura andina?

-No, sobre educación alternativa. Empezó a encontrar otras familias que estaban en la misma situación que nosotros. Podíamos pagar un colegio privado, teníamos una escuela pública y gratuita a la vuelta de casa, pero estábamos buscando algo mejor para nuestros hijos.

-¿Y ahí fue que hicieron la escuela clandestina?

-Bueno, dicho así suena un poco fuerte. No era una escuela, porque este espacio de aprendizaje se parecía en poco y nada a una escuela. Y no era clandestino, porque no nos escondíamos de nadie. Simplemente, era un espacio privado, sin reconocimiento oficial.

-Llamalo como quieras. Eso es una escuela clandestina. ¿Por qué le hiciste eso a tu hijo? ¡Pobrecito!

-Vito la pasó bárbaro. Tuvo una infancia que yo mismo le envidio. Tengo bien fresco el recuerdo de mis doce años en un colegio privado, católico, sólo para varones y doble turno. Lo que más me gustó del espacio que armamos con estas familias es que no se parecía en nada a eso.

-¿Y aprendió algo?

-Sí, considero que aprendió todo lo que tiene que aprender un chico de esa edad. Y mucho más de lo que aprendí yo en esa misma etapa de primaria, en aquél colegio privado.

-¡Pero entonces era igual a cualquier otra escuela! Clandestina, pero igual a todas.

-No. Por empezar, los chicos no estaban separados por edades, como ocurre en cualquier escuela. Tampoco había aulas. Ni horarios de materias. Ni se seguía un programa de enseñanza establecido. El pizarrón se usaba poco. No había pupitres. Tampoco timbre ni recreos.

-¿No había recreos? Pero entonces era peor de lo que me imaginaba: ¡una tortura!

-No. En realidad, si un chico quería, podía jugar como si estuviera en un recreo todo el día. Durante toda la semana. O incluso durante meses enteros.

-¿Y cuándo le enseñaban? ¿Cuándo aprendía?

-Eso es lo que más me gustó de la experiencia. No puedo decirte en qué momento Vito aprendió a leer. No sé cómo ni cuándo aprendió a escribir. No tengo ni la más puta idea sobre cómo incorporó conceptos de Matemática, Historia, Geografía o Computación. Bueno, sí: aprendió jugando. Como si siempre fuera un recreo. Los padres también aprendimos.

-¿Cómo? ¿Ustedes también iban a la escuela?

-Cada padre podía ir y quedarse todas las veces que quisiera, el tiempo que tuviera ganas de estar. Aprendimos a conocer los tiempos de nuestros propios hijos. Y aprendimos que cualquier chico, por su propia naturaleza, tarde o temprano se cansa de jugar siempre a lo mismo y siente el impulso de hacer algo nuevo, por simple curiosidad. Es genial cuando reconocés ese instinto tan natural en tu hijo y en vos mismo.

-No te puedo creer. Qué copado. ¿Eso es como las Escuelas Waldorf, verdad?

-No, en realidad, tengo entendido que en las Waldorf es todo bastante más estructurado. Pero no me gusta opinar sobre lo que no conozco.

-¿Pero ustedes aplicaban un método? El sistema ese que me contás, ¿lo inventaron ustedes?

-No, digamos que le robamos, mejor dicho, le pedimos «prestado» conceptos y prácticas a diferentes sistemas educativos: Montessori, Escuelas Libres, Experimentales, Waldorf y otras alternativas. Las chicas fueron probando por afinidad o intuición.

-¿Qué chicas?

-Dolores y las madres que se fueron sumando al proyecto. También estábamos los padres, pero tengo que reconocer que el espacio funcionó siempre como un Matriarcado. Ellas siempre estuvieron un paso adelante: fueron las primeras en tener la intuición de que nuestros hijos se podían educar de otra manera, más libre y humana. Si hubiera sido por mí, no me hubiera tomado el trabajo de indagar demasiado: lo hubiese mandado a alguna de las escuelas del barrio. Tal vez hubiese evitado la formación religiosa o la doble escolaridad, pero no mucho más.

-¿Y estás de acuerdo con lo que las chicas hicieron?

-Totalmente. Y también estoy agradecido por el laburo que hicieron. Conozco a Vito. Sé lo que le gusta y lo que no. Me encantó verlo feliz, madurando, aprendiendo, creciendo. Mandé a mi hijo al mejor lugar que podría haber pagado: uno que un grupo de madres inventaron para sus propios hijos.

-Sí, suena genial. Pero ahora que Vito terminó esa etapa, ¿no te preocupa cómo va a hacer para insertarse en la sociedad?

-No te entiendo.

-Claro, el pibe creció en un entorno idealizado. Me estás describiendo la escuela perfecta. Y el mundo exterior no es perfecto. ¿No tenés miedo de que cuando salga al mundo exterior se choque contra una pared?

-Este espacio funcionaba sólo durante cuatro horas por día. Los chicos no estaban encerrados. Podían entrar y salir cuando quisieran. Vito siempre tuvo, además, amigos del barrio, de sus actividades deportivas y artísticas, sus primos. Los chicos no estaban aislados. Conocen muy bien el mundo exterior. Incluso con el grupo se organizaban más salidas al “mundo exterior” que en cualquier escuela normal y legal, que suelen funcionar en doble turno y entre cuatro paredes. Visitaban los comercios del barrio, otros espacios educativos, se organizaron viajes y recibimos la visita de familias viajeras y docentes de diferentes partes del mundo.

-¿Tan famosos eran?

-No éramos famosos. Todo lo que te estoy describiendo existe en otros países desde hace más de 100 años. Si venían investigadores de otros lados era porque fue una de las primeras experiencias de este tipo en la Argentina.

-Vos me dijiste que tu hijo ahora está yendo al secundario, en un colegio oficial. ¿Por qué no siguió donde estaba? ¿Cómo hizo para tener el título de Escuela Primaria?

-Son buenas preguntas y las respuestas a todo eso se están publicando en este sitio AlterEdu. Como les digo a los lectores de mi blogcito: «Te invito a leer las notas completas, ¡gracias!»

Lo que pasa es que, como vos lo contás, a veces pareciera que ese lugar era medio como una secta.

-Ojalá hubiéramos formado una secta…

-¿Por qué lo decís?

-Porque intentamos legalizarlo. Hicimos todos los trámites para ser reconocidos como un espacio de educación. Redactamos estatutos. Contratamos abogados especializados en la formación de sociedades. Mandamos expedientes a La Plata. Nos rebotaron mil veces. Nos visitaron funcionarios. Formar una secta hubiera sido lo más lógico y sensato.

-Lo estás diciendo en broma, ¿verdad?

-No, porque según la legislación argentina es mucho más fácil inscribir una religión que fundar una escuela. Vos decís que profesás tal tipo de fe y la Constitución Nacional te ampara. Es la Libertad de Culto. Si yo fundo la Congregación de los Adoradores de la Tierra Fértil, nadie me puede decir nada: por más que le rece a una maceta con humus. Y, si te burlás, te puedo denunciar al INADI por discriminarme. En cambio, si digo que quiero fundar una escuela para educar a mi hijo y los hijos de otras familias que piensan parecido a mí, no puedo. Eso está prohibido. Y gente como vos incluso puede preguntarme cómo le estoy haciendo esto a mi hijo, pobrecito.

-Bueno, no te enojes. Al final, lo único que querías era evitar una escuela religiosa. ¿No terminaste siendo un creyente, a tu manera?

-Sí, un creyente fervoroso: creo que el unschooling y la educación libre fueron la mejor experiencia que pudo haber tenido mi hijo. Estoy convencido y lo compruebo todos los días, cuando hablo y convivo con él. ¿Vos estás convencido de la misma manera de la escuela donde estás mandando a tu hijo?

-Uf, mejor no me hablés de ese lugar. ¿Sabés lo que nos pusieron en el cuaderno el otro día? ¡Con lo que me cobran todos los meses! Me dieron ganas de ir y romper todo. La verdad es que te envidio, porque en estos años no tuviste que fumarte toda esa estupidez de algunos colegios.

-Bienvenido a la secta, hermano.

*Carlos Cristófalo es mi pareja desde 1999, marido legal desde 2015 y papá de nuestro hijo de 13 años, desescolarizado a conciencia entre 2013 y 2018. Ambos escribimos y a veces nos invitamos mutuamente a colaborar en nuestros sitios web. No sé si C.C. ya se dio cuenta de que mi nueva obsesión es la Economía Feminista, o más precisamente, la Economía de los Cuidados. Bueno, ahora ya lo sabe.

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

Tambien puede interesarte...

22 Respuetas

  1. C.C. dice:

    Gracias por el espacio, Dolo!
    Por si surgen más preguntas frecuentes (o infrecuentes), acá estoy para responder.
    Saludos a toda la comunidad de AlterEdu!

  2. Pablo dice:

    Pregunta; cómo sabían si el acercamiento psicopedagico hacia los chicos era el óptimo / adecuado para cada uno de ellos como individuos y como grupo con diferentes tiempos para aprender?

    • No lo sabíamos, Pablo. Podíamos tener evidencias de que algo no funcionaba de una forma o de que no había interés. Pero como en las escuelas libres y democráticas no evaluamos de acuerdo a un curriculum es difícil saber qué funciona y qué no. Cuando los chicos y chicas van desarrollando sus intereses, los acompañamos con las herramientas que tenemos a mano, las materiales pero también las cognitivas y emocionales que tenemos los adultos que estamos con ellos. Y es importante resaltar que no hay expectativas de resultados en estos espacios, por lo menos en los términos en que vos lo planteás. Por lo cual, los «resultados» se van viendo a lo largo del tiempo. Tampoco la construcción de conocimiento según la entendemos avanza en forma lineal, ni es primero de menos complejo a más complejo. Después de la escuela democrática de Santa Fe, además, somos la primera que empezó a trabajar con chicos y chicas mayores de seis años. Te imaginarás la complejidad de empezar a hacer algo que no se hace en el país, sin formación, y encima manejar las expectativas que tenemos elaboradas para otro sistema en el que fuimos educados. Lo que yo puedo decirte sin lugar a dudas es que la mayoría de los que han pasado han amado estar ahí. Y cuando se van siguen diciendo que fue «la mejor escuela del mundo», los hemos escuchado. La integridad emocional, intelectual y vincular, además de su enorme capacidad para buscar el aprendizaje en el rubro que sea cuando lo necesita que yo veo en mi hijo es para mí prueba suficiente. Y otro «indicador» clave para mí es que ellos no relacionan el aprendizaje con la tortura, el malestar escolar o lo que sea. Aprender y vivir es para ellos una continuidad. El hecho de que puedan insertarse cuando lo desean en un entorno «oficial» también es otra prueba. Y los materiales, los estímulos en general, las personas en la educación democrática son sólo excusas para llegar a esa capacidad de entender toda la vida como un entorno de aprendizaje. Si yo pudiera responderte qué funciona para cada uno en un entorno colectivo, con los recursos que hay y sin atarnos a un método rígido (que es más fácil para el adulto, pero puede no serlo para un niño) no seríamos invisibles como somos, habríamos resuelto el dilema que todos están planteando con respecto a al escuela. Así que, a seguir probando, aprendiendo y contextualizando cada experiencia. Y, de a poco, tratar de ir sistematizando nuestras experiencias para poder contarlas a otros. Gracias por seguir comentar siempre!

      • PabloXX dice:

        Gracias por la respuesta.
        Entiendo que es dificil para un padre (me incluyo) salirse del concepto vigente de «educación formal» para ir a uno alternativo como el que planteas, tanto como los es también el Montesori hoy por hoy.

        En casa incorporamos muchos criterios Montesori a los espacios de juegos, pero llevarlo a la educación académica es algo que merece al menos un análisis un poco mas cuidado ya que uno tiene la (erronea?) idea que el precio por haberse equivocado al elegir un tipo de educación «academica» no tradicional es elevado, incluyendo aspectos como la disciplina, la estructuración (que a veces es buena), y las obligaciones.
        Mas aún cuando no todos tenemos referencias cercanas como para poder evaluar empiricamente (en otro, claro, no?) el resultado de este tipo de educación.

        De todas maneras celebro la existencia de alternativas educativas ya que no todos los chicos son iguales ni necesitan los mismos incentivos para su exitosa educación.

        Saludos

      • Pablo dice:

        Hola, tocayo. Para lo que decís aplica algo que mencionó Libenson en otra nota en este blog, con la que acuerdo: «…hay familias que necesitan un borde más claro y preciso que otras. Lo mejor es lo mejor para cada familia y hay mucho prejuicio por desconocimiento». Eso de «lo mejor es lo mejor» es difícil establecerlo, pero hay algo de lo instintivo, de un conocimiento interno y de lo contextual que juega en este tipo de decisiones. Saludos

      • Pablo dice:

        Aunque me quedé pensando en eso de «un borde más claro y preciso» y en realidad pienso que cada uno establece esos bordes de tolerancia que acepta. Y esos bordes pueden no coincidir con la norma sino todo lo contrario. Lo interesante es poder ser conciente de esto.

  3. Georgie dice:

    Bueno, vengo a hacer lío por acá porque en un blog de autos y en otro de deportes no me alcanza… 😂 😂 😂 😂
    Excelente iniciativa CC y Dolores (nunca se los comenté pero te llamás como vieja) y los felicito. Nunca se me ocurrió nada así para Paulina. Y felicitaciones por el blog.

  4. Flor dice:

    la mejor nota!! jaaa

  5. Daniel dice:

    La verdad es que ni idea de ésto. Sólo se me genera una duda de «hombre mayor y estructurado»: cómo pudieron inscribir a Vito en la secundaria, si no tenías el certificado de 7mo grado? O cómo suplieron ese punto?
    Gracias por «desasnarme» con cosas nuevas.
    Saludos

    • C.C. dice:

      Daniel, acá te responde otro hombre mayor y estructurado.
      Vito rindió libre la primaria en el sistema oficial.
      De esa manera pudo ingresar al nivel secundario.
      Saludos!

  6. Valentino dice:

    Hola llegue acá por Autoblog, con mi esposa tenemos un instituto KUMON en Fisherton (Rosario) con varios alumnos que practican el Homeschooling, son alumnos EXTRAORDINARIOS, algunos de ellos hasta 3 años adelantados de su «grado escolar» En este 2020 comenzarán algunos con la secundaria.

  7. Cynthia Alderete dice:

    Que hermosa nota!!!
    Informativa y muy amena de leer.
    Les cuento que en mi provincia, San Luis, éstas escuelas tienen marco legal y fondos del estado, se llaman «Escuelas generativas», son tal cual el espacio que formaron para Vito. Todavía no me animo a mandar a mi peque a ese tipo de escuelas, ustedes fueron muy valientes por confiar en sus recursos. Saludos!!!

    • Hola Cynthia, gracias por leer y compartir mis notas cuando te gusten. Conozco las escuelas generativas aunque a la distancia, he entrevistado a la ministra de San Luis, si querés podés buscar la nota con la lupita en la página de inicio del sitio. Quizás pueda ir a conocer una «en persona» este año. Aprovechalas si las tenés cerca!

    • Hola Cynthia, gracias por leer y compartir mis notas cuando te gusten. Conozco las escuelas generativas aunque a la distancia, he entrevistado a la ministra de San Luis, si querés podés buscar la nota con la lupita en la página de inicio del sitio. Quizás pueda ir a conocer una «en persona» este año. Aprovechalas si las tenés cerca!

    • Romina dice:

      Hola, pensas que puede comenzar en cualquier epoca del año?

  8. Maitas dice:

    Hola Dolores, CC,

    ¿Por qué dicidieron que Vito curse el secundario en un colegio oficial?

    • C.C. dice:

      Maitas: Porque no logramos reunir la cantidad de familias (chicos) suficientes como para encarar un secundario. Si no, lo hubiéramos hecho sin dudar los.
      Saludos!

  9. Fernanda dice:

    HOla! excelente nota! tengo dos hijos en edad escolar, y si bien el mayor necesita la estructura de la escuela convencional, el mas chico (srgundo grado) desde el primer dia de la escuela, me di cuenta que iba a sufrir. y no me equivoque. el aprende mas de lo que ve, escucha, investiga por si solo que lo que le enseñan en la escuela. soy de Tandil, tienen algun dato que exista algo asi aca? he preguntado muchisimas veces y no encontre respuesta mas que alguna escuela experimental…. muchisimas gracias por hacerme sentir que no estoy loca ja.