Cuarenta y tres mujeres denunciaron al Opus Dei en el Vaticano por su experiencia en la escuela secundaria «Instituto de Capacitación Integral en Estudios Domésticos», que pertenecía a esa organización católica entre 1973 y 2017. Funcionaba en «La Chacra», una casa que aún tienen en San Miguel, provincia de Buenos Aires.
Según la denuncia presentada en 2021, alegan que mientras estudiaban fueron reducidas a la servidumbre. Sobre el asunto acaba de publicarse una investigación de Paula Bistagnino que permite conocer la vida intramuros de lo que fue esa escuela hasta hace muy poco, ya que fue cerrada por el Ministerio de Educación en 2017. Leé la nota completa en la Revista Anfibia.
En la web del Opus Dei en Argentina todavía hay un texto que hace referencia a ella. Puede leerse acá.
Educación y coerción
La denuncia muestra que, al menos en esa escuela, actuó como una organización coercitiva, manipulando psicológicamente e impidiendo a las estudiantes irse cuando quisieran.
En su trabajo «Lo crea o no lo crea: sectas en el ámbito educativo», el profesor de Educación de la Universidad de Barcelona Àlex Caramé razona: «Si las sectas destructivas ya de por sí son peligrosas, el hecho que las podamos encontrar en el ámbito educativo comporta un peligro mayor porque nuestro sistema educativo, en general, tiende a convertir a los alumnos en “dóciles” ante las explicaciones de sus profesores. Hay más interés en incorporar el conocimiento que encuestionarlo». También, explica, cuando estamos dentro de una institución educativa, «existe una predisposición de aprender lo quenos dicen los docentes, estamos abiertos a nuevos conocimientos».
La escuela o la universidad suelen ser instituciones con prestigio social. «En líneas generales, la relación educativa, sobre todo en espacios formales (escuela, institutoy universidad), no es igualitaria. Se parte de una posición de poder de inicio, los roles entreeducador y alumnado marcan que la producción del saber parte del educador y la función delalumno es su asimilación. Hemos de añadir que en el espacio formal existe la presión por los resultados académicos, lo que llevará a preocuparse más en cómo superar la asignatura que en analizar el contenido que seestá impartiendo. También es un factor de riesgo el hecho de encontrarse en una etapa vital de especial vulnerabilidad, porque hasta los 22-25años las personas nos encontramos en un momento de construcción y búsqueda personal, formando nuestra personalidad, identidad, sexualidad, carácter, ideales, pensamientos y futuro profesional», describe.
Foto de portada: Revista Anfibia
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