Cuando estaba en la secundaria le proyectaron la película «La educación prohibida» y se sintió estafada por todo lo que le habían dicho que la escuela debía ser. «Fue un puñal directo al corazón. Hubo algo que se rompió, algo que cambió, un paradigma entero que se desvaneció y una bronca que creció tanto en mi interior que terminó por convertirse en angustia y llanto prolongado por varias horas. Me sentía completamente engañada y todxs eran cómplices», explica María Sztajnszrajber, que es hija del conocido filósofo y divulgador argentino.
Cuando pidió a los directivos crear un centro de estudiantes en su escuela, de gestión privada y religiosa, el adultocentrismo afloró sin máscara. María escribió una columna de opinión donde recuerda el suceso y se descarga contra la escuela y su alergia a la participación de los estudiantes en su propia formación.
Podés leer el texto completo en la revista Urbe, acá: https://urbe.com.ar/revista/sos-muy-chiquita-para-pensar-tanto/
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