Agustina Videla me mandó su libro en versión digital y lo leí en una noche. Cuenta cómo logró transformar la vida junto a su hijo diagnosticado con autismo a partir de un cambio propio, pero a medida que avanzaba el relato, no podía dejar de pensar que es un libro de crianza para cualquiera que busque acercarse a sus hijos desde el respeto, la confianza y la aceptación. Sean como sean.
Como muchas otras familias, inició un peregrinaje por terapias y expertos, sin sospechar que, con intuición y preparación, era ella la que mejor podía liderar el tratamiento que Lucas necesitaba. ¿Nuestras vidas al servicio de las terapias? ¿No debería ser al revés? Para empezar, necesita hacer las paces consigo misma por la historia que le ha tocado vivir. No es fácil, pero la revelación llega mientras sufre la rigidez de los sistemas terapéuticos, las obras sociales y los profesionales herméticos que no explican ni preguntan cómo es la vida de ese niño fuera de sus turnos de 40 minutos de duración.
Acompaña el relato de su transformación interior con retazos de un diario donde anota situaciones cotidianas, desde desbordes hasta descubrimientos que la llenan de ternura y comprensión. Nos comparte los autores y las prácticas que la ayudaron a transformar sus reacciones para poder entender el lado Lucas de la vida. Y cómo la necesidad de definir con urgencia las experiencias que debía priorizar para él la llevaron a re-pensar los valores fundamentales para su propia vida.
Agustina se anima a cuestionar el hecho de que en una sociedad hiper-profesionalizada, sin embargo, no nos preparamos para criar y educar, trabajo fundamental para la reproducción (¿y la salud?) de la condición humana. Se ha estrellado contra el modelo de madre «que no para», y la salida es convertirse en testigo de su propia conducta para espejarle a su hijo un modo de aprender a regularla.
La escuela no escapa a las dificultades. Agustina se esfuerza para colaborar con la dinámica escolar a través del trabajo no solamente con Lucas, sino también con sus compañeros, compañeras y toda la comunidad del aula. A su vez, observa que su hijo «asimila conocimientos en momentos que no son fijos», como los que impone la escuela. Descubre que el aprendizaje y la motivación intrínseca son consecuencia natural de las situaciones de bienestar y las personas empáticas de las que se ha propuesto rodear en la vida cotidiana. Que la educación no es sinónimo de éxito escolar. Y que la inclusión verdadera es una llaga que en la escuela casi nunca logra cicatrizar.
Este viernes 27 de noviembre a las 19 horas de Argentina, Agustina te invita a la presentación de su libro «Único: del autismo a la diversidad». Esta es la información para participar:
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Fine way of describing, and pleasant paragraph to obtain data about my presentation subject matter, which i am going to present in college. Pavia Filip Doralia