Este año, la Conferencia Nacional de Alternativas en Educación de Brasil (CONANE) tuvo una fuerte impronta antirracista y anticapacitista. Así lo expresaron dos de los asistentes consultados por AlterEdu, Yvan Dourado (San Pablo) y Carolina Penafiel de Queiróz (Río de Janeiro). Se reunieron en Brasilia cerca de 400 personas de escuelas y proyectos de todo el país (ver la lista acá), incluyendo autoridades nacionales y regionales de posiciones políticas y pedagógicas diferentes.
Yvan es profesor, investigador en Educación y padre de la escuela Politeia. No faltó a ninguna de las cinco. Le pregunté cuáles habían sido las particularidades de esta edición y qué experiencias lo habían entusiasmado. «Observé que este año hubo mayor presencia y repersentatividad de mujeres negras e indígenas. Me interesó especialmente que había muchas experiencias en escuelas públicas y ya en varios niveles educativos. Estaban los Institutos Federales, que tienen desde secundaria, técnica y nivel superior. Estaba la Universidad Federal de Paraná, siempre presente, que abriga varias experiencias diversas que ocurren ahí. Había personas del Colegio Pedro Segundo, de Río, que tienen sus «núcleos de utopía», bien interesante, como también la CAPI de Brasilia. Y otras experiencias menores, particulares y comunitarias».
Le pregunté también si observa certezas y problemas comunes en todas las escuelas o proyectos. «Considerando la diversidad regional y el tamaño de nuestro país, diría que sí. Lo que pasa es que cuando nos encontramos acá estamos tan felices de saber que no estamos solos, que los problemas aparecen poco o tardan en aparecer. Yo mismo empujé esa conversación sobre las contradicciones y dificultades. Para los proyectos que no tienen financiación del Estado, lo central es la cuestión financiera. Y las escuelas públicas a veces reciben un ataque, sobre todo en comunidades religiosas, conservadoras, habilitadas por una política que acá se llamó «escuelas sin partido». Y algo común a todos es la necesidad de superar el racismo estructural, el anticapacitismo de las escuelas y el profesorado. Y lo que inspira y une es la búsqueda de una educación más humana, amorosa, crítica participativa y democrática».
¿Cuál fue el termómetro político del encuentro, teniendo en cuenta el reciente cambio de gobierno y las nuevas autoridades en el ministerio de Educación? «Es difícil ser precisos porque Brasil es muy grande, pero siento que había cierto optimismo porque veníamos de un gobierno muy malo para la educación. Así que ahora se siente que se va a ir para adelante, que al menos no habrá un retroceso como impuso el de Bolsonaro. Hay esperanza en el sentido de que Lula avanzó con la representación de los movimientos sociales, las mujeres, los indígenas, los negros, incluso la de la comunidad científica nacional. Bolsonaro hizo un desmonte de políticas públicas y había muchos más militares en el gobierno que durante una dictadura. El de Educación es uno de los pocos ministerios que mantuvo la misma política desde Temer, que tuvieron una dirección neoliberal aunque con personas interesantes dentro del ministerio. Ahora, nos preguntamos qué de eso continuará o cambiará».
Para Yvan, la mera existencia de la CONANE es muy importante «porque cada uno vuelve a sus ciudades y proyectos alimentado del amor, las palabras de incentivo y las ideas. Se nos anima a organizar nuestras propias CONANEs regionales. En San Pablo, por ejemplo, siempre hacemos la propia. También es importante porque desde este encuentro empezamos a tejer nexos con otros países de América latina». También destaca la escucha de las organizadoras, que con el paso del tiempo democratizaron la agenda, la selección de temas e incluso las dinámicas, que al principio tenía más conferencias y menos intercambio.
Carolina Penafiel de Queiróz es profesora de Historia de la Red Municipal de Río de Janeiro, aunque también trabajó en la red federal y la privada. Llegó a la CONANE investigando para su tesis de doctorado en la UFRJ. Sin experiencia en alternativas educativas, apreció también el discurso antiracista y anticapacitista del encuentro, más el intento de diálogo entre autoridades públicas y movimientos sociales.
«Me interesaban particularmente lo que pasa en las escuelas públicas porque creo que están dentro de un sistema burocratizado donde es difícil hacer algo diferente. Por eso fue una grata sorpresa ver un movimiento federal fuerte para articular otras formas», me dijo
«Sobre las cosas en común y la dificultades, en una de las rondas decían que cuando se hace algo inédito surgen problemas inéditos para los cuales nadie tiene respuesta. Entonces, se trata de buscar un camino. Creo que son bien diferentes los probelamas de las particulares y las públicas. En las particulares el problema es la parte económico-financiera, porque hacer una estructura legal y pedagógica que ponga en el centro a los niños y sus individualidades demanda un valor que acaba en una cuota cara y los obliga a trabajar con pocas familias. Y en las públicas, tienen que aprender a moverse estratégicamente dentro de la estructura burocrática del Estado, ocupando puestos clave o buscando apoyos regionales. Esa necesidad de moverse estratégicamente, creo, la comparten».
«Sentí un ambiente de esperanza por el cambio de gobierno, porque en otros del PT la educación se valorizó más. No tanto como se merece, pero sus políticas educativas eran más consistentes. En los primeros gobiernos se mantuvo una agenda neoliberal, con evaluación a gran escala, un poco como fue la agenda de Ceará, de donde salió el ministro actual, con políticas de meritocracia y de responsabilizar a los profesores de algo que no pueden resolver. En ese punto no veo mucha esperanza de que se retomen políticas de mapeo e incentivos a escuelas transformadoras que hubo en otro período».
«Me sorprendió ver lo que está haciendo el secretario de educación de municipio de Curitiba, una revolución en una región tan conservadora del Brasil. Sobre la organización, puedo decir que las conferencias fueron maravillosas, pero haría menos por día para dejar lugar a más rondas de intercambio. A veces el tiempo alcanzaba sólo para presentarse y se podía compartir muy poco. Creo que es importante compartir las soluciones para aprender y que el conocimiento circule. Me fui con la idea de que este movimiento aún es pequeño, pero ya no me siento una alienígena pensando lo que pieenso de la educación. Ya no estoy sola. Esa es la potencia de este encuentro, poder volver a nuestras realidades a hacer las cosas diferente».
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