Banca Ética Latinoamericana: ¿cómo financiar desde el sector privado a la Educación?

Hace unos días vi la película inglesa «El banco de Dave», basada en la historia real del empresario de un pequeño pueblo que presta dinero a vecinos sin acceso al crédito y descubre que el 100% se lo devuelve, agradecido. La historia tiene final feliz: contra los intereses de los grandes bancos, logra obtener su permiso para operar en su pueblo como institución financiera.

Me hizo acordar a una nota que quiero hacer desde que supe de la Banca Ética Latinoamericana, un grupo financiero con una cara distinta dentro del sistema financiero global. Desde 2017 empezó a operar, primero en Chile, para vincular a inversores que buscan hacer uso consciente de su dinero con instituciones y empresas que generan un impacto positivo y buscan financiamiento. Entre ellas, escuelas. Las brechas educativas forman parte de sus «tesis de inversión de impacto» para abordar los que consideran desafíos estructurales de América Latina, junto con «la desigualdad, la exclusión urbana, la deforestación, la agricultura de agrotóxicos, la contaminación oceánica y el desarrollo de aspectos espirituales y de sentido de la vida».

La Banca Etica Latinoamericana lleva otorgados en créditos más de 100 millones dólares (ver el informe de impacto 2016-2022). Su respaldo es la Fundación Dinero y Conciencia, cuyo presidente es Joan Melé, un catalán con más de 40 años de experiencia en el sector de la banca con valores como subdirector general de Triodos Bank España. Que abraza la antroposofía que dio origen a la pedagogía Waldorf y escribió libros como «Dinero y conciencia: ¿A quién sirve mi dinero?», «La economía explicada a los jóvenes», «Lo que me queda por vivir» y «Seres humanos o marionetas»).

Conversé con el argentino Nicoás Cons da Costa, responsable de Fundraising de la Banca Etica Latinoamericana, que tiene oficinas en Santiago de Chile, Montevideo, Buenos Aires y San Pablo, para saber cómo están trabajando para financiar a sectores con impacto social de la región, incluido el educativo.

-¿Cuál suele ser el perfil de los inversores de la BELAT?
-Trabajamos con diversos perfiles de inversionistas que tienen exigencias y búsquedas distintas al
momento de evaluar una inversión y sus riesgos asociados.
Tenemos inversionistas ciudadanos, de alto patrimonio e institucionales. Entre el primero y el último una característica general es que la toma de decisiones va quedando gradualmente más alejada del “dueño” del capital. Pero todos son “Inversionistas conscientes” en esencia porque son inversores que están buscando una rentabilidad, que no están haciendo filantropía, pero que buscan conocer, saber qué es lo que va a suceder en el mundo para que esa rentabilidad exista. Se sienten responsables de lo que sucede en el mundo para que ellos tengan beneficios.
Esta es una de las principales ideas con las cuales trabajamos al momento de desarrollar el vínculo comercial con ellos, la pregunta central ¿Al servicio de quién está mi dinero? Además, tratamos de achicar la distancia entre el inversionista, las personas que conformamos BELAT y las empresas y organizaciones financiadas, a fin de humanizar la economía y visibilizar que detrás del dinero hay vínculos y actividades tangibles.
Existe un gran número de personas que se hacen estas preguntas, independientemente de si tienen o no inversiones. Es un “secreto a voces”. Lo más común está vinculado a la búsqueda de coherencia, por poner un ejemplo, en temas alimenticios. Personas que buscan comer de manera más sana y asumen una responsabilidad al momento de elegir dónde, a quién, qué y cómo compran alimentos. Esta búsqueda naturalmente se va ampliando cuando entendemos que las tasas de interés que se pagan es porque algo está sucediendo en el mundo. Cuando hacemos un plazo fijo y me pagan intereses, ¿de dónde sale ese dinero adicional, simplemente se inventa? Entonces, ¿en qué fue usado mi dinero mientras yo no lo usé? ¿Aquello en lo que fue usado es algo con lo que comulgo?

-Como banco eligieron financiar exclusivamente proyectos que tengan impacto en tres áreas: educación y cultura; desarrollo e inclusión social y naturaleza y medio ambiente.
-Exacto. El 100% de nuestra actividad está vinculada a temas de impacto, no se trata de “una línea de inversión” como puede haber en otras entidades financieras. Trabajamos con la economía real, y eso acarrea que el riesgo y la volatilidad sean menores. Muchos de los productos financieros de inversión existentes no están asociados de manera directa a una actividad tangible o son productos derivados donde se va perdiendo la trazabilidad. Así es como se han creado muchas de las burbujas financieras y crisis económicas, por cierto “descontrol” de en qué se está invirtiendo. Dentro de nuestra propuesta la trazabilidad es clara y el destino está generando un valor agregado en el mundo concreto.
Cultura y Educación incluye a las Industrias creativas y el turismo sostenible. En Desarrollo social financiamos hábitats inclusivos y sostenibles, salud y calidad de vida. En el área de naturaleza y medioambiente ponemos el foco en sistemas alimentarios, energías renovables y producción de bienes y servicios sostenibles.
También trabajamos para que nuestra oferta en términos de rentabilidad sea acorde al mercado de cada país y que no sea menor a la que pueden encontrar en otros lugares. Esto también es importante porque forma parte de nuestra búsqueda de romper un prejuicio existente, que es la idea de que “los negocios” aportan al bien común entonces no son negocios, sino filantropía.

-¿Qué características tiene que tener una organización para acceder a los crédito de la Banca Etica?
-Hay una serie de condiciones generales que debe cumplir y otras que dependen del país y del rubro. Financiamos únicamente organizaciones que estén legalmente constituidas con al menos 2 años de actividad y experiencia para poder entregarnos información, como balances, que nos permitan analizar su capacidad de tomar deuda. No trabajamos con “startups” ni capital semilla.
Luego analizamos el impacto de la organización en las tres dimensiones, cultural, social y ambiental. El análisis sólo continúa si está alineada en nuestra mirada de impacto. Y deben existir garantías y segundas fuentes de pago.
Las organizaciones son analizadas desde los tres focos y no únicamente desde el área al que pertenece. Un ejemplo es que una escuela no miramos únicamente su propuesta pedagógica desde el foco cultural, sino también sus vínculos con la comunidad cercana, los vínculos laborales, su impacto ambiental, etc. Fuera del área educativa, por ejemplo, si una empresa trabaja en temas de energía solar pero comprendemos que lo realizan sólo por el negocio que representa y la moda del momento, probablemente no sea financiada por nosotros.
Este triple foco es importante porque no existen las empresas y organizaciones perfectas, pero nos permite incorporar a las condiciones de financiamiento elementos que no sean netamente financieros. 
Luego, tenemos diferentes instrumentos financieros según el país y el tipo de inversor, que puede ser un crowdfunding o un fideicomiso.

-¿Los créditos son personalizados?
Cada propuesta de financiamiento es específica para cada organización. Tenemos conciencia de que no es lo mismo financiar a una escuela que a una productora de cine o a alguien que se dedica a la construcción de viviendas. Esta es tal vez una de las principales ventajas que ofrecemos como valor agregado a quien se financia, ya que no necesariamente es que “les sea más barato”, sino que ofrecemos condiciones de garantías y de pago que por lo general quedan por fuera de la posibilidad de fuentes de financiamiento tradicionales. Adicionalmente contamos con profesionales que tienen experiencia en las distintas áreas (educadores, personas de la salud, agrónomos, etc) que comprenden la realidad de la actividad a financiar.
Más allá de los países, nuestra aspiración es tener equipos que estén especializados de manera territorial, esto quiere decir que, más allá de lo jurídico, no exista la “Banca Ética Argentina” sino una oficina Río de la Plata que atiende a los problemas de esa región geográfica, abarcando parte de Argentina, Uruguay, Paraguay, etc. En Argentina contamos con la aprobación del BCRA para operar como Proveedores de Servicios de Crédito entre Particulares a través de Plataformas (PSCPP), figura que encarnamos con un Fideicomiso y nuestra sociedad BELAT SAU.

-En un mundo en crisis se debate sobre financiar con impuestos los desafíos del desarrollo en regiones como la nuestra. ¿Podría ser la banca ética una alternativa o un complemento?
-Definitivamente es un complemento; toda forma de financiar los desafíos que tenemos como humanidad son necesarios y deben existir. Lo importante es cómo entendemos el por qué existen. Si continuamos partiendo de la idea que la única forma de generar riquezas es con modelos de negocio que van en contra del bien común, únicamente podremos realizar cambios a través de la filantropía (la buena voluntad de quienes poseen grandes capitales), los impuestos que se destinen a estos fines (la imposición de aportar al bien común) o la compensación de daños.

-El Triodos Bank está fuertemente relacionado con la educación Waldorf. En Latinoamérica, dentro de la tesis de impacto de Educación y Cultura, ¿financian todo tipo de proyectos, escuelas convencionales y escuelas «alternativas» (entendidas como aquellas que ponen el bienestar de su comunidad en el centro y la autogestión como formato)?
-Tanto Triodos Bank como nosotros compartimos a nivel de fundamentos el mismo trasfondo vinculado a la antroposofía, pero no somos una entidad antroposófica ni enfocada en el financiamiento exclusivo de organizaciones vinculadas a esa corriente. En este sentido todas las instituciones reciben el mismo proceso de evaluación, sin presupuestos de cumplimiento de impacto por ser una escuela Waldorf, contar con algún tipo de certificado ambiental ni nada. Tampoco las personas que trabajan en nuestra organización tienen por qué estar vinculadas a estas corrientes, aunque claramente sí deben comulgar con el propósito de BELAT.
Se financia cualquier tipo de propuesta educativa sea convencional o no tanto su propuesta pedagógica como su forma de gestión (privada, pública o social) y organización jurídica, siempre y cuando tenga una propuesta de valor alineada con nuestra mirada de impacto en la búsqueda del desarrollo del individuo en consonancia con la comunidad, el cuidado y respeto por las diversidades, el medioambiente y la libertad del desarrollo individual y colectivo. También ya sea para infancias, adultos, formación profesional, de investigación, etc.

-Particularmente en Argentina, con fuerte inestabilidad económica, política y financiera, ¿ya se han otorgado créditos a proyectos educativos? ¿Qué requisitos deberían tener los que quieran acceder?
-Aún no se han financiado organizaciones vinculadas al área de educación en específico debido a varios asuntos que aún no hemos resuelto, especialmente por el grado de formalización y organización ya que existe cierto grado de informalidad en la gestión e información financiera que tienen. Muchas veces no hay figura jurídica y si lo hay la información no está organizada. En este sentido, identificamos aquí una necesidad a financiar, vinculada a la profesionalización y mejora de la gestión escolar en términos no pedagógicos.
También nos sucede que gran parte de las solicitudes de crédito son de carácter hipotecario, es decir, buscan la compra de la propiedad donde llevan adelante la tarea educativa. Aquí el limitante está por nuestra parte en Argentina, ya que actualmente no tenemos un vehículo financiero que pueda darle cobertura a los montos y plazos que se tienen como expectativa, que es de 20 a 30 años.
Ocurre también que los espacios educativos suelen buscar el financiamiento por “fuera” de la propia comunidad educativa cuando llegan a los límites de su capacidad. Aquí tenemos que ayudar a que visualicen la posibilidad y beneficios de financiarse en otros temas, por ejemplo, remodelación de aulas, compra de equipamiento, proyectos pedagógicos anuales, etc. Adquirir financiamiento para este tipo de finalidades puede “liberar energías” de la comunidad educativa para concentrar sus capacidades en las necesidades de más largo plazo como la compra de un inmueble. Es decir, tenemos el desafío de incorporarnos como una posibilidad de financiamiento para temas de corto y mediano plazo. Este punto está también asociado al grado de formalización y organización que tienen las escuelas al momento de planificar sus necesidades y armar su presupuesto.
Tenemos que avanzar en diseñar un producto o inclusive un vehículo de financiación que se acerque más a la realidad del sector educativo, específico para el sector. Actualmente nuestra estructura en Argentina está más enfocada en temas de Industrias Creativas y las áreas de producción sostenible, sistemas alimentarios (como la ganadería regenerativa), meramente por algo natural del desarrollo de la oficina. En determinado momento de consolidación de la oficina podremos realizar el diseño en conjunto al propio sector educativo de una forma que facilite el concretar créditos.
En relación a la inestabilidad, entendemos que las organizaciones educativas existen en Argentina y se desarrollan a pesar y en relación a todos los conflictos e inestabilidades. Además, muchas veces son contención y respuesta a estas situaciones. En este sentido no vemos una inviabilidad sino un desafío de responder la pregunta: ¿cómo financiar desde el sector privado a la educación?

-Está de moda el debate sobre si debe incluirse la educación financiera en la currícula escolar. En
ese sentido, la BELAT podría tener mucho que decir y enseñar en las escuelas. ¿Lo han pensado?
-Lo hemos pensado y lo hemos hecho. Hemos ofrecido nuestro trabajo en aula para escuelas cuando nos solicitan y estamos abiertos a ellos. Sobre el abordaje en educación financiera nos parece muy importante alejarse de la mirada meramente funcional. Mucho de lo que se llama educación financiera hoy en día está relacionado a enseñar cómo utilizar productos financieros -tarjetas, cómo comprar acciones, crypto, etc.- a los futuros clientes de una institución; es decir una capacitación en consumir lo que ofrezco.
Lo importante para nosotros es entender cómo nuestras finanzas son reflejo de la forma en que nos vinculamos. También quitar los tabúes en torno a los temas económicos, porque la gente suele tener pudor de hablar sobre el dinero. Es bueno tomar conciencia sobre las propias finanzas. La Fundación Dinero y Conciencia es por donde canalizamos este tipo de actividades.

Algunos proyectos educativos financiados en Chile, donde operan desde 2017:


Colegio Ossandón: atiende al desafío de dar acceso a educación a jóvenes y adultos con escolaridad incompleta, promoviendo la reinserción escolar en una zona de Coquimbo con poca oferta de este tipo.
Entre las características principales de los estudiantes del Colegio, se encuentran: jóvenes y adultos migrantes, deportistas, personas que necesitan convalidar estudios, con repitencia, que han postergado sus estudios por situación de embarazo, enfermedad, infractores de ley, gitanos, entre otros.
Colegio Antares: desde 2018 implementó un sistema de aprendizaje basado en proyectos (ABP) y un sistema Lúdico de aprendizaje basado en juegos de mesa. Además, trabaja en talleres de huertos y reutilización del agua.
Colegio Sol de Chile: Con más de 40 años de historia en la comuna de Lo Espejo, cercano a sectores de alta vulnerabilidad social. Pedagógicamente, el Colegio trabaja su plan curricular basado en los planes y programas del Ministerio de Educación, fortaleciendo las diferentes asignaturas con otras complementarias de libre disposición y con talleres educativos.

Contacto con la Banca Etica Latinoamericana: https://bancaeticalat.com/

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

Tambien puede interesarte...