Esperanza Chacón y Edgar Espinosa se embarcan en un nuevo proyecto educativo dentro de una comunidad en la localidad de Santa Teresa, Costa Rica. La escuela Arkadia funcionará dentro del terreno del loteo de «The Ark«: ya están trabajando junto a las familias para darle forma, y un campamento de verano fue el puntapié para poner en práctica los principios de la educación autodirigida.
La pareja viven en ese país luego de mudarse desde León Dormido, en Ecuador, donde funcionó la legendaria escuela en la que fueron maestros: la Fundación Pestalozzi, fundada por Rebeca y Mauricio Wild (ver nota). En Costa Rica fueron parte también de la fundación y coordinación de Casa Sulá, el espacio de aprendizaje de otra comunidad internacional (ver nota).
Desde entonces asesoran familias que eligen el paradigma de la educación autodirigida. Diseñan ambientes educativos, ofrecen talleres de álgebra y geometría con materiales concretos y hasta tienen un podcast: todo bajo el paraguas de su “Laboratorio Autodidacta” (ver nota). Converso con ellos para grabar un capítulo a la vuelta de su último viaje a Europa, donde ayudaron a un grupo a montar un espacio para niños y niñas en la República Checa.
-¿Cómo fue que aceptaron este compromiso?
-Después de casi tres años explorando diferentes lugares y latitudes con el Laboratorio Autodidacta itinerante, al regresar a Costa Rica la vida nos ofrece una vez más la oportunidad de seguir acompañando y aprendiendo con niños, jóvenes y adultos. Los «mapadres» y acompañantes de procesos y actividades autónomas somos una parte fundamental en la crianza y educación de nuestros hijos e hijas.
Un día, mientras escuchábamos las olas del mar, sonó el teléfono. Del otro lado escuchamos la voz entusiasta de una persona que nos invitaría a continuar juntos una aventura de autodescubrimiento. A partir de esa invitación, iniciamos una serie de diálogos durante casi dos años que nos han permitido alinear nuestros corazones con lo que deseábamos: construir una educación articulada con una dinámica colaborativa.
-¿Cómo va tomando forma la escuela?
-Junto con Marat Omarov (CEO de The Ark) y los «mapadres» Bruno y Tatiana estamos asumiendo el considerable reto de integrar un núcleo educativo que contribuya a una visión y dinámica holísticas. Nuestro objetivo es aventurarnos una vez más en la creación de una educación que realmente respete el potencial inherente de cada niño, reconociendo su plan de desarrollo interno y diseñando espacios de aprendizaje que cultiven y activen eficazmente sus diversas capacidades.
Aunque mantuvimos diálogos frecuentes, sabíamos que hay una gran diferencia entre la reflexión y la acción. Por ello, decidimos empezar a contactar a las familias de forma práctica, realizando actividades que mostrarán una propuesta educativa diferente mediante un día de puertas abiertas en el sitio, comida juntos, cosechar en la granja, campamentos, trabajo con voluntarios y otras.
-¿En esa interacción, ya aparecieron preguntas?
-Como punto de partida, consideramos vital explicar qué es el aprendizaje autodirigido, qué significa un acompañamiento consciente. Una pregunta frecuente que inquieta a las familias es si este tipo de aprendizaje requiere total libertad para la toma de decisiones individuales y colectivas por parte de los niños. Siendo así, la siguiente interrogante es qué tipo de metodología se utiliza para lograr esto.
Para responder a estas inquietudes, era fundamental empezar por diseñar un ambiente favorable donde los «mapadres» pudieran visitar y observar directamente la actitud del adulto facilitador en este proceso.
-¿Podrías contarnos de qué forma están involucradas las familias?
-La participación activa de las familias es fundamental en Arkadia. Su apertura para aprender sobre esta propuesta educativa, sumada a su involucramiento directo en la gestión del proyecto, es crucial. La incorporación de madres y padres al equipo de coordinación, logística y administración nos ha brindado un impulso y una motivación invaluables para seguir adelante.
Con el proceso ya en marcha, habíamos consensuado el nombre de nuestro espacio educativo: “Arkadia”, que evoca una vida serena en profunda conexión con la naturaleza, un ideal que guía nuestra propuesta. Hemos notado un gran interés en la comunidad, ya que la mayoría de las familias que participan provienen no sólo de los alrededores inmediatos, sino de un área de influencia más amplia, lo que demuestra su interés en los nuevos paradigmas educativos.
En «The Ark», la dinámica comunitaria se vive en el día a día. Uno de los pilares es la “salud a través de la permacultura”, lo que permite cultivar alimentos orgánicos y, al mismo tiempo, cuidar y honrar a la Pachamama. Este objetivo también involucra a los niños de Arkadia, pero sin la expectativa de un resultado en la cosecha, porque creemos que comienzan a vivir los procesos intermedios de sembrar, cuidar, abonar y cosechar desde una perspectiva experimental.
-¿Cómo es la comunidad que va a albergar la escuela?
-Este proyecto de Comunidad intencional se conoce con el nombre de “The Ark” en inglés, o «El Arca» en español. Ubicado en Santa Teresa de Cóbano, provincia de Puntarenas en Costa Rica, a 1km de las hermosas playas que rodean la península de Nicoya, un lugar paradisiaco, en donde la selva y el mar confluyen en una fuerte vibración.
En ese lugar mágico se une el anhelo de aprender a convivir en armonía con la naturaleza, a respetar otras formas de vida, y a sentir que, a pesar de nuestras diferencias y cualidades únicas, somos una unidad cuando aceptamos y respetamos al «legítimo otro tal como es». Esto va más allá de una frase que a menudo pierde su significado antes de convertirse en realidad.
The Ark es la membrana protectora, dentro existen varios proyectos. Uno de ellos es Arkadia, que cada día vive su propia creación, que va adquiriendo forma e identidad y por ende se percibe armonía.
Sobre «The Ark«
“The Ark” tiene lotes dentro de un terreno de 80 hectáreas donde, aseguran, no se ha talado un solo árbol para construir. Es más que una propuesta inmobiliaria: “Nos motiva el deseo de crear una nueva forma para gente que busca una vida más conectada, cooperativa y confortable. Hoy en día nos movemos constantemente, lejos de los lugares donde nacimos, buscando crear sentido, una comunidad, una familia elegida donde todos nos ayudamos para tener un futuro mejor. Un ejemplo de cómo los humanos podemos prosperar juntos con la naturaleza, preservando un balance frágil. Queremos ser una plataforma para el crecimiento personal y communal, y un modelo a replicar en todo el mundo”, dice Omarov en la web del proyecto (ver más).
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