Después de un año de trabajo colaborativo, se acaba de formar legalmente la Asociación Chilena de Educación en la Naturaleza (ACHIENA), integrada por Paula Araneda Parischewsky de Kawansh Bosque Escuela; Matías Knust Dragunski y Daniela Ivars de la Fundación CIFREP; Valentina Alliende Basterrica de Fundación de Educación Holística en la naturaleza – Forest School Chile (FEHN); Antonieta González de Jardín de la Naturaleza Waiwen Matanzas y Katherine Olivares de Escuela Bosque Laguna Verde (Fundación Heurística). El puntapié inicial lo dio a principios de 2020 la Fundación CIFREP, que convocó a representantes de diferentes organizaciones que realizan educación al aire libre en la naturaleza con niños, niñas y jóvenes en Chile.
ACHIENA nace de un análisis de las diversas necesidades sociales, económicas y culturales de las futuras generaciones del país y del planeta frente al cambio climático. «Estamos convencidos de que niños y niñas deben ampliar urgentemente la cantidad de experiencias en los patios de los jardines infantiles y escuelas, conectando además con su entorno natural y social cercano. Esta voluntad debe ser central en las políticas educativas en Chile, las cuales deben contemplar experiencias internacionalmente exitosas y que han sido integradas como parte de estos sistemas educativos. Solicitamos la inclusión de escuelas en la naturaleza, escuelas bosque, jardines infantiles en la naturaleza, en la playa, en cerros y ríos, y al mismo tiempo pedimos fomentar el acercamiento de los jardines infantiles y escuelas urbanas, hacia el entorno natural mediante el desarrollo de patios robustos en naturaleza y elementos naturales, además de incluir salidas pedagógicas hacia la naturaleza y la ciudad como parte integral del curriculum y de la práctica educativa cotidiana», piden en el comunicado de lanzamiento.
Le hice algunas preguntas a Matías Knust, uno de los Fundadores de ACHIENA, especialmente porque creo que es una iniciativa a imitar en todos nuestros países.
-Cuando afirman que la voluntad de ampliar e incluir experiencias de educación en la naturaleza debe ser política pública en Chile, ¿cómo creen o sugieren que el Estado pueda hacerlo? ¿Tienen ideas de acciones, normativas, presupuestarias, o de colaboración pensadas para implementar o modificar ?
-Nos referimos a que los jardines infantiles y las escuelas públicas deben realizar experiencias pedagógicas fuera del aula, en patios, parques y plazas cercanas, así como también en lugares naturales, dentro de las posibilidades de cada lugar. En este sentido, creemos que el sistema educativo chileno, desde la primera infancia, debe promover las experiencias en cada uno de los territorios donde se encuentra, conectando la vida al aire libre con la educación, desde el juego libre al modelo de educación basado en proyectos. Esta gestión del Estado no implica grandes gastos, solo mejoramiento de reglamentos y normativas que dificultan la salida de grupos educativos fuera de los recintos y algunos gastos en formación y difusión de los beneficios. Esto que puede ser realizado a través de un trabajo colaborativo con diversas instancias, ya sean propiamente educativas como el Colegio de Profesores, así como también a través de alianzas con medios de comunicación, una vez incluidas estas propuestas en la Ley y los reglamentos. Hoy en día como Fundación CIFREP estamos desarrollando convenios de colaboración con diversas instituciones del Estado y también privadas, para fomentar la Educación en la Naturaleza.
-¿Creés que estas políticas tienen más que ver con el cambio de hábitos y paradigmas que con el presupuesto o las políticas públicas? O si piensas que ambas, ¿en qué medida cada una?
-Sí, la política educativa conectada con la naturaleza es un cambio de paradigma, entendiendo a la educación como un proceso y no como algo que sucede en un lugar determinado, como es entendido el aula hoy. En este sentido, tiene que ver principalmente con la incorporación de nuevos hábitos educativos que buscan conectar a niños, niñas y jóvenes con su territorio, con la naturaleza y así promover una formación de personas responsables con el medio ambiente, con las comunidades y conscientes de que todos y todas podemos aportar para formar una mejor sociedad donde cada uno encuentre su lugar. En este sentido, el presupuesto pasa a ser secundario, pero bien invertido, puede contribuir al aceleramiento de una educación de mayor calidad y mejores beneficios para los y las estudiantes, docentes y familias.
-Supongo que el hecho de unirse en una asociación tiene que ver con la búsqueda de aunar miradas y, de alguna manera, lograr incidencia política. ¿La ACHIENA llevará sus ideas y necesidades a los convencionales constituyentes o crees que el debate es posterior? Es decir, ¿hay algo que pueda ser asentado o modificado en la Constitución Nacional que aliente a la educación en la naturaleza?
-Hoy la constitución incluye el derecho a educación y a vivir en un medio ambiente limpio, a la educación libre. Los derechos están consagrados, ahora el problema es llevarlos a la práctica. Niños y niñas en Chile tienen el derecho a opinar en todos los asuntos que los involucran, pero en general son poco escuchados. Por ejemplo, el currículum nacional señala la importancia del protagonismo de niños y niñas en sus aprendizajes, pero pasa que son las y los docentes quienes determinan qué debe ser estudiado. En consecuencia, aunar miradas en una Asociación que busca entregar protagonismo real a niños y niñas, donde sus intereses guíen los aprendizajes, donde los ritmos de cada uno sean respetados, busca justamente apoyar el movimiento de una educación vertical en el aula, a una más horizontal al aire libre. ACHIENA busca contribuir al debate y en ese sentido estamos contentos en poder apoyar a convencionales que consideren necesario incluir estas visiones en la nueva Constitución. De incluir algo, la nueva constitución debería incluir la experiencia educativa en la naturaleza como un derecho que une educando, sistema educativo y naturaleza de manera integral, cotidiana. Buscamos que la Educación en la Naturaleza sea algo normal, no la excepción, pues los beneficios son demasiados y hoy niños, niñas y jóvenes no se están beneficiando de este tremendo potencial que entregan los territorios. Así como tampoco los docentes están aprovechando todas estas oportunidades educativas fuera del aula.
-Las escuelas y jardines en la naturaleza pueden funcionar hoy en Chile debido a la libertad de enseñanza enunciada en la Constitución, que les permite no tener que adaptarse a un curriculum único, y a que en Chile la escolaridad sub 6 no es obligatoria, ¿verdad?
-Efectivamente, pueden funcionar pero no son reconocidos por el sistema, que obliga a ciertos mínimos en infraestructura. En este sentido, hace falta observar la educación como proceso, algo que sucede constantemente. Adquirir el hábito de visitar una biblioteca puede ser mucho más poderoso que el lograr que alguien aprende a decodificar símbolos y pueda leer. La Ley no solo debe permitir su existencia, sino que debe reconocerlos y fomentarlos, promoverlos. En un mundo al borde del colapso total, con pandemia de obesidad, pandemia de salud mental, pandemia con sobre exposición a las pantallas y destrucción del planeta debido a una voracidad humana desatada, proyectos educativos ligados a la naturaleza en forma cotidiana son fundamentales para asegurar un futuro. No se trata de educación ambiental entendida como una clase más en aula, se trata justamente de su experiencia cotidiana. Para eso es necesario comenzar la experiencia educativa en forma placentera y conectada con la naturaleza fuera del aula.
-¿Las escuelas y jardines en la naturaleza en Chile, funcionan como escuelas privadas, es decir, se gestionan con aportes de familias, o de qué otras formas? ¿A qué cantidad de familias, educadores y niños/as agrupan estas escuelas, aproximadamente, en Chile?
-Efectivamente, las Escuelas y Jardines Infantiles en la Naturaleza son todas iniciativas privadas, basadas en el trabajo de fundaciones y ONGs, así como la agrupación de familias que buscan un espacio más libre, donde hay una visión diversa sobre la importancia del desarrollo integral de niños y niñas. El financiamiento es generalmente asumido por las familias, aunque a veces también hay colaboración con el mundo empresarial que entiende los beneficios de esta pedagogía. Hoy por hoy existen alrededor de entre 15 y 20 proyectos educativos de este tipo en Chile. Si bien tenemos un catastro, al no estar en ningún registro público, puede ser que hayan varios más, cada uno con sus procesos particulares. Como ACHIENA lo que buscamos es dar un marco de acción, ciertos mínimos comunes, construidos a través del diálogo con las diferentes comunidades y en ese sentido potenciar su visibilización y potencial en un país lleno de riquezas naturales, de escenarios maravillosos para disfrutar y aprender al aire libre.
Contacto: achiena.chile@gmail.com
Foto de portada: Fundación Cifrep, en Santiago, Chile.
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