Fundación Varkey en Latinoamérica: “En ningún caso creo que el tipo de sistema (nacional o federal) sea la definición última de los resultados educativos”

Diecinueve ministros de Educación de siete países de Latinoamérica se reunieron en Chile el 10 y 11 de octubre para profundizar sobre el panorama educativo de cada país, identificar soluciones posibles a problemas comunes y analizar políticas para la equidad e inclusión.

El encuentro fue organizado por Comunidad Araucaria, una red de ministros y secretarios de Educación que impulsa la transformación educativa desde hace dos años, con más de 50 funcionarios participantes de nivel nacional y subnacional (provincias, estados y municipios). La red es impulsada y solventada por la Fundación Varkey, conocida por entregar el premio al mejor maestro del mundo (Global Teacher Prize).

Entrevisté a su director regional para Latinoamérica, Agustín Porres, para hablar de la región y de la creciente injerencia de las organizaciones son gubernamentales en materia eudcativa.

-Durante los últimos años, en Argentina aparecieron diversos actores no gubernamentales para sumarse a la conversación sobre Educación. UNESCO, CIPPEC, Argentinos por la Educación, OEI, Educar 2050 y Fundación Varkey son algunos ejemplos. Pareciera que cubren la necesidad de generar consensos, investigación y evaluación que los gobiernos nacionales no han logrado. ¿Por qué cree que tienen tanta aceptación, o por lo menos, logran sentarse tan directamente en la mesa de políticas públicas en este tiempo? ¿Cree que se debe a que son externos, a que inyectan financiamiento que los gobiernos no poseen?
-Para nosotros es una buena noticia que haya nuevos actores. Las Fundaciones son más nuevas, los organismos ya tienen más de 50 años trabajando en la región. La educación necesita de todos. Como sociedad deberíamos asumir ese compromiso y esa demanda por una educación de calidad. Aunque nos falta mucho en ese camino, existen campañas de visibilización, esfuerzos por despertar el interés periodístico y reconocimientos nacionales y mundiales que ayudan a concientizar y a sumar nuevas voces.
A su vez, los desafíos de la gobernanza educativa requieren que los distintos actores del sistema se sumen a la mesa, no solo las organizaciones sociales. Es fundamental incluirlos para contribuir en la toma de decisiones, la asignación de recursos, la territorialidad. En ese camino diversas organizaciones hemos encontrado un lugar desde donde aportar y estar al servicio. Creo que cuanto más al servicio nos ponemos de las necesidades educativas, más espacio encontramos en la política pública. Es tan grande el desafío en nuestra región que la posibilidad de invitarnos a todos a la mesa es inteligente y necesaria para acortar tiempos. Todavia nos falta mejorar la coordinación y colaboración entre nosotros, pero más voces y más actores es algo bueno en este caso.

-¿Cree que la federalización de la educación ha afectado una “falta de rumbo”? Por ejemplo, dentro de la Comunidad Araucaria, ¿qué países tienen una gestión como la de Argentina y cuáles centralizan la Educación?
-No sé si comenzaría diciendo que hay falta de rumbo, al menos hoy que hay prioridades mucho más claras que antes. Quizás el rumbo es más claro en algunas provincias que en otras, pero hay rumbo, hay prioridades, hay más consenso que antes e incluso más foco. Todavía falta mucho, pero se sabe el “qué”; el desafío está en el “cómo”.
En este sentido, no diría que el problema es la federalización. En America Latina hay cuatro países que tienen un sistema federal similar al nuestro: Brasil, Colombia, México y Argentina. Cada uno con sus particularidades. Brasil también tiene un sistema municipal y Colombia tiene su sistema federal, pero con secretarías autónomas dentro de los estados, y eso hace que haya 96 administraciones de la Educación. México tal vez tenga el sistema más parecido al nuestro.
Cada país, dada su historia y cultura político institucional, tiene un tipo de sistema educativo. A veces dada la extensión territorial, lo favorece un tipo de sistema y no otro. Pero todo esto no responde únicamente al tamaño, sino también a la historia. En Araucaria reunimos a ministros y secretarios de toda la región, invitando a ministros provinciales de Colombia, Brasil, México y Argentina, y a ministros nacionales de los otros países. La convivencia se da sin diferencias: todos comparten los desafíos de administrar y gestionar un sistema, sin importar el tamaño, y en ningún caso creo que el tipo de sistema sea la definición última de los resultados que tienen.
Lo importante en la Comunidad es compartir aprendizajes. Eso es lo que hacemos en los encuentros en foco. Ya estuvimos en Mendoza, Argentina; Espírito Santo, Brasil y hace dos semanas en Santiago de Chile. Allí nos detenemos a mirar lo que funciona y lo que no, para acortar los plazos a la hora de dar soluciones. Y luego tenemos los otros espacios de encuentro una vez al año fuera de la región: Washington DC y Madrid.

-¿Qué problemas comunes y qué problemas particulares han podido observar dentro de la Comunidad Araucaria?
-Hay algunos desafíos comunes vinculados específicamente al rol que les toca ocupar a quienes están a cargo de la cartera educativa: necesidades urgentes, recursos escasos, múltiples desafíos técnicos y políticos convergen en un contexto educativo complejo. A ello se suma que los países latinoamericanos se ubicaron por debajo del promedio OCDE en las tres áreas evaluadas por las Pruebas PISA 2022 (matemática, lectura y ciencias).
Esto demuestra que es fundamental profundizar una transformación integral que permita mejorar los aprendizajes de los estudiantes. La precupación es compartida. Un tema común es cómo atraer la atención de otros; es muy desparejo y también muy bajo el apoyo de sus gabinetes. Los ministros están muy enfocados, pero es difícil que otros ministerios se involucren o que los presidentes se enfoquen en educación. Esto también es parte de la tarea diaria de los ministros y secretarios, no es únicamente administrar el sistema educativo.
El mayor desafío es que los chicos aprendan y todos, de una manera u otra, están respondiendo y buscando nuevas soluciones. Hay desafíos más específicos, pero en la dirección del primero. Uno recurrente a nivel sistema es la evaluación que permita recabar datos fundamentales para la toma de decisiones, y que se compartan con los directivos y docentes brindando los recursos necesarios para mejorar esos resultados. También encontramos desafíos comunes vinculados a la carrera docente, específicamente en la formación inicial y continua, y en el desarrollo de una carrera horizontal. Los estatutos son una tarea pendiente, no se discuten o cambian hace muchos años. Otro gran desafío es el bienestar socioemocional de los estudiantes y la convivencia en las escuelas. Destaco que frente a todos estos desafíos los ministros que participan de la Comunidad priorizan al estudiante, lo ubican en el centro de todas las decisiones que toman a diario.
Comunidad Araucaria surge como respuesta a esta realidad desafiante, bajo la certeza de que aceptar ser ministro de Educación tiene una cuota de locura, de generosidad, servicio y altruismo. Diría que hay coraje en quienes se animan a enfrentar estos desafíos.

-¿Hay diálogo entre la Comunidad Araucaria y el Grupo Atlantis, que reúne a ex ministros nacionales de países de todos los continentes?
-Claro que sí, y muy enriquecedor. El Grupo Atlantis es una red muy valiosa que hace de apoyo y mentoreo informal a la Comunidad Araucaria. Hemos tenido oradores del Grupo Atlantis en encuentros anuales de Araucaria y muchos de ellos se van conociendo y ayudando. El Grupo Atlantis es global y tiene representación de los cinco continentes. Araucaria tiene foco regional y solo abarca América Latina. La próxima actividad de Araucaria es el tercer encuentro anual que sucederá del 21 al 24 de enero 2025 en Washington DC, EE.UU. Y esperamos contar con el apoyo de miembros de Atlantis acompañando a los 30 ministros que participen de la experiencia.

-¿Surgieron ya acuerdos de cooperación mutua concretos?
-Sí, ya hay acuerdos formales que se vienen firmando entre localidades de diversos países. Entre la ciudad de Bogotá y Uruguay para mejorar el aprendizaje con STEM, acceso y permanencia en la educación superior, enseñanza de inglés, educación en artes y cultura, enfoque de derechos humanos en la educación. Entre Misiones y Uruguay, para fomentar orácticas entre profesores actuales y futuros, tecnologías y conocimientos de aprendizaje, trayectorias educativas, educación ambiental. Y otro entre Mendoza e Uruguay, con foco en la alfabetización y la enseñanza de inglés.
El más reciente es uno firmado entre dos estados de México, Guanajuato y Querétaro, para promover el desarrollo integral desde la primera infancia, compartir sistemas de actuación temprana para la permanencia escolar, fomentar el intercambio de estudiantes y el interés en las discipinas STEM (ciencias, tecnología, matemáticas, ingenierías).
Además, hay mucho diálogo y vínculo que se forja entre los ministros a partir de los encuentros de la Comunidad que no se formaliza en un acuerdo. Se llaman para pedir consejo, información, recomendaciones y más.

-¿Cómo se financia la Fundación Varkey? ¿Pide algún tipo de contraprestación a los gobiernos a los que asesora?
-La fundación tiene sponsors y aliados para financiar todos sus programas e iniciativas en Latinoamérica, como la mayoría de las organizaciones sin fines de lucro. En el caso específico de Comunidad Araucaria, a los ministros y secretarios no se les pide ninguna contraprestación. La fundación es responsable de financiar su participación sin que les signifique ningún gasto a los gobiernos.
El encuentro en Chile fue possible gracias a los aportes de CAF, Fundación Coppel, Incluyendo México, Georgetown McCourt School, Templeton World Charity Foundation y Universidad UNIR.

Ministros participantes del encuentro en Chile de la Comunidad Araucaria

Nacionales: Nicolás Cataldo (Chile), Virginia Cáceres (Uruguay) y Alegría Crespo (Ecuador).
Subnacionales: Argentina: Alicia Fregonese, de Entre Ríos; Dalmacio Mera, de Catamarca; Guillermo Araujo, de San Luis; Horacio Ferreyra, de Córdoba; Mercedes Miguel, de CABA; Miriam Serrano, de Jujuy; Práxedes López, de Corrientes; Ramiro Aranda, de Misiones; Silvia Fuentes, de San Juan; Susana Montaldo, de Tucumán; y Tadeo García Zalazar, de Mendoza.
Brasil: Ana Pacini, de Rondonia; y Roni Miranda, de Paraná.
Colombia: Eddy Reyes, de Boyacá; y Verónica Monterrosa, de Bolívar.
México: Martha Soto, de Querétaro.

Contacto con Fundación Varkey: http://www.fundacionvarkey.org/

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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