Priscila Martínez eligió la educación Montessori en casa para sus hijos, de 4 y 6 años. Pero decidió dar un paso más y abrir la propuesta para su barrio. Para eso, empezó a capacitarse en la Fundación Argentina María Montessori (FAMM) como Guía de 6 a 12 años. El proyecto toma forma en el Centro Comunitario de una iglesia que se llama «Casa de amistad» y es un plus para la juegoteca que ya existe en el lugar y que alberga a niños y niñas de 4 a 12 años, en la zona de Villa Diamante, conurbano de Buenos Aires.
«Mis hijos participan de este espacio con otros niñes, donde comparten tiempo juntos, juegan y aprenden. Durante la pandemia vimos que la necesidad de este espacio crecía, y si bien no podíamos abrir las puertas todavía, nos pusimos a preparar una sala más y decidimos crear espacios preparados para las necesidades de cada grupo, de 3 a 5 años, y otro para los más grandes, de 6 a 9 años. Creamos ambientes donde no sólo vinieran a jugar, sino que también pudieran aprender y crecer en aquellas cosas que les van despertando interés. Para eso decidimos trabajar con la filosofía Montessori, preparando los materiales que les ayudarán a adquirir los conocimientos de una forma más respetuosa, siguiendo el ritmo y el interés de cada uno/a», le contó Priscilla a AlterEdu.
«Para mis hijos es un lugar donde sin duda se sienten cómodos y donde son felices, que reconocen que es de todes y donde se pueden mover en libertad. Ahí ellos se sienten bien, y para nosotros brindar un espacio así a les niñes del barrio, dentro de un contexto de vulnerabilidad, es una satisfacción enorme», resume.
Dentro del centro comunitario conviven otras actividades, como una Primaria para adultos, el Plan Fines, clases de danza y atención psicológica. Sobre la sustentabilidad económica, cuenta que en este momento no recibe ningún apoyo, «todo va a pulmón». «La profesora de danza, por ejemplo, aporta para los servicios, pero no se cobra alquiler, ya que los espacios se comparten y usan para varias actividades. Recibimos ayuda de una cooperativa que nos ayuda con la limpieza y el mantenimiento», aclara.
En el centro también se enseña hidroponia, el cultivo con agua como sustrato. Un aporte importante para el barrio, teniendo en cuenta que allí la tierra está contaminada.
Este año, para los Talleres Montessori comenzaron a cobrar una cuota simbólica para los materiales. Además de la capacitación en FAMM, Priscilla está cursando el segundo año del profesorado de Primaria. Antes, trabajó en un jardín maternal y con adolescentes también, junto a su esposo.
Para conocer más sobre la propuesta, visitá en Facebook: https://www.facebook.com/pequedetallesargentina
Y en Instagram: https://www.instagram.com/casa_de_amistad_taller/
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