Cuando llegamos a la estación de Saxmundham, Tunde trataba de que el viento no se llevara el banner que señalaba la parada del bus al Festival de la Niñez de Summerhill. Le presté una cinta de mi valija para atarlo y, como habíamos llegado temprano, se ofreció a llevarnos hasta el camping en su auto. Resultó ser la madre de dos chicas educadas en la escuela democrática más antigua del mundo, esa que todos fuimos a celebrar desde distintos puntos del planeta.
En el auto viajaba también una maestra carioca que había trabajado en una escuela democrática en Londres, más un belga que es parte de Sadhana Forest, una comunidad vegana y regenerativa en India. Después de dos años difundiendo el Festival como embajadora voluntaria para Argentina, llegar al portal de la entrada fue todo un acontecimiento emocional para mí. Eso que hasta ese momento era un mito con 100 años de historia, se convertía en una realidad palpable. Como decíamos en el auto de Tunde, qué alivio estar entre nosotros. Poder hablar de educación democrática y que todos hablaran el idioma.
Acomodé las cosas en nuestra carpa y salí enseguida a recorrer el predio, un lote en el medio del campo alquilado para el evento a unos granjeros. Había poca gente todavía, pero mucho movimiento de voluntarios con sus camisetas celestes. Me ofrecí para ayudar y terminé picando cebollas para el almuerzo. Los ajíes le tocaron a una maestra de la escuela democrática francesa de Tarn. Escuché a alguien hablar en español y resultó ser Matías Knust, cofundador de CIFREP y ACHIENA, organizaciones civiles dedicadas a difundir la educación en la naturaleza en Chile y el mundo.
¡A comer!
Tanto cocinar, me dio hambre. Salimos a recorrer, pero los precios de los otros dos puestos de comida duplicaban o triplicaban al primero, que resultó ser una ONG y que era la responsable de las tres comidas diarias de los voluntarios. La cocinera premió mi trabajo con una porción gratis y desde entonces le fui fiel a sus arroces y guisos. Vito quiso probar las pizzas que había en un carrito atendido por italianos.
Las colas para la comida y las mesas compartidas eran una oportunidad para seguir conociendo gente, escuelas y proyectos fuera de la agenda oficial. Efectivamente, así nos encontramos a Sean Bellamy, que amigablemente arrancó la conversación mientras se sumergía en su pizza. Era el fundador de Sands, otra escuela democrática inglesa que funciona desde hace 35 años en Devon. Le pregunté su opinión sobre el proyecto parlamentario que intenta agregar controles a las familias que educan sin escuela (en Inglaterra se dice elective home education en vez de homeschooling). Cree que es probable que la reforma ocurra y que, por lo tanto, conviene ver el lado bueno: que haría más visibles a los chicos educados fuera del sistema para que el Estado pueda resguardar sus derechos. Los detractores del proyecto creen que el Estado ya tiene otros canales y registros públicos de la niñez que le permite protegerlos. Sospechan que la reforma tendrá, en la práctica, efectos restrictivos más que incentivos para una práctica completamente legal en el país. Piden, en cambio, mejor acceso a los exámenes, actividades compartidas con escuelas, entre otros. Bellamy cree que esta amenaza puede ser una oportunidad para que tanto las escuelas alternativas como los padres puedan mejorar y profesionalizar sus formas de explicar cómo aprenden sus estudiantes o sus hijos.
En la carpa destinada al cine proyectaban una entrevista virtual. Derry Hannam, un conocido impulsor de la educación democrática en la escolaridad pública de Inglaterra, conversaba con Lucy Stephens, directora de la New School, una escuela democrática independiente y gratuita fundada en Londres en 2020. El hecho de no cobrar cuota permite una diversidad social que enriquece la convivencia, explicó Hannam, y destacó los informes favorables a la escuela emitidos por Ofsted (la oficina gubernamental que evalúa la calidad educativa en Inglaterra, la misma que quiso cerrar Summerhill en el año 2000), y la Universidad de Notingham.
Todos extrañaban la presencia de Hannam, que como otros «próceres» de la educación democrática no pudo llegar al festival (faltaron también Peter Gray, Sugata Mitra y Jerry Mintz).
Panorama de la educación inglesa: la reforma tory y una fallida libertad
Rob Higham es académico del Instituto de Educación de la Universidad de Londres. Como tal, investigó la reforma educativa que empezó en su país en los `80. Con entrevistas y encuestas realizadas desde 2010 concluyó que, con la narrativa de la libertad y la autonomía, lo que pasó en realidad es que las escuelas fueron obligadas a hacerse cargo de sus resultados y sus recursos. Muchas tuvieron que empezar a comprar y vender servicios para poder funcionar, al tiempo que las agencias nacionales de control tomaron protagonismo y reemplazaron a las agencias locales, que conocían más de cerca sus realidades. «Es un sistema de meta-gobierno: el Estado intentando timonear a la sociedad con métodos más complejos que la jerarquía gubernamental», concluyó.
Pero Rob no había venido a Summerhill solo para exponer las fallas del sistema educativo que todos los que estuvimos ahí ya conocemos. Lo trajo el entusiasmo de haber pasado unos meses con su hija en la Playa Escuela El Médano de Tenerife, España. «Ahí, más que como investigador estaba como padre. Pude ver felicidad en un ambiente muy atractivo, porque la naturaleza tiene la capacidad de ofrecer constantes puntos de interés. Y no observé ningún conflicto que no pudiera ser resuelto por los propios niños», le contó a la audiencia.
The boss
Cecelia Bradley es australiana. La conocí online porque dirigía las reuniones con los embajadores de todo el mundo, encargados de difundir el Festival. Por su experiencia y persistencia en la organización de las Conferencias Internacionales de Educación Democrática (IDEC) la reconocen como la jefa, a pesar del rechazo generalizado de las jerarquías que propone este tipo de educación. Presentó las actividades de la carpa de IDEC, principalmente las asambleas de las ramas de Europa, Asia-Pacífico y América.
Aunque abominen del título, Zoe Readhead y su familia se ganaron la jefatura mundial de la educación democrática. Sostener por cien años el legado de tu padre y abuelo no es poca cosa. «Papá hubiera estado encantado y a la vez asombrado de que hayamos llegado tan lejos», dijo la actual directora de la escuela fundada en 1921 durante la inauguración del evento. «Quiero que este Festival no sea sobre Summerhill sino sobre sus valores. La escuela ya no es solo nuestra, sino que pertenece a la humanidad. Es por eso que queremos construir el archivo y centro de investigación, para que nuestros aciertos y errores puedan ayudarlos en sus proyectos si alguna vez desaparecemos», enfatizó.
Solo un océano de distancia
El cierre del día no lo marcó la puesta del sol, que ocurría en general a las 10 de la noche. Fue la música, que tomaba el escenario cada tardecita con bandas, solistas, talleres de baile o danzas étnicas. El escenario, muy bien equipado, estaba estratégicamente ubicado al lado del bar. Nos habían avisado que no habría fogones por la sequía, pero la tercera noche nos sorprendió con un fuego custodiado por dos bomberos que pisaban cada chispa que osaba llegar al pasto.
Por las mañanas se podía ver gente meditando o haciendo yoga. Durante todo el día, talleres de arte y artesanía y juegos para todas las edades. Había un pedazo de bosque y un junkyard playground para los más chicos.
Estaba muy lejos de Argentina, pero desde ese primer día me sentí como en casa. La autogestión, las conversaciones democráticas y el formato de agenda abierta, las charlas informales en la fila para la comida o la ducha, la celebración de la diversidad, no eran nuevas para mí. Son habituales durante el Encuentro Plural de Educaciones Posibles (EPEP), la convocatoria nacional de alternativas educativas de Argentina que se organiza una vez al año desde 2013. Las búsquedas, las dificultades, los hallazgos y las maneras nos hermanan.
Mirá el programa completo del Festival acá: https://summerhillfestival.com/?fbclid=IwAR1VeZJF_R2nH9l0rMRywpKe2ndQigr3yk1CuJ_LbUx0SDboa8IVlVgUJkI
Esta nota forma parte de la cobertura periodística de AlterEdu en el Festival de la Niñez por los 100 años de Summerhill, celebrado en Inglaterra en Agosto de 2022.
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