Tiene 17 años e hizo su jardín y primaria en una escuela convencional, pero después de los 13 rindió libre materias del secundario para finalmente estudiar de manera autónoma como homeschooler al amparo de una escuela a distancia que otorga certificación de un colegio internacional. «Creo ser objetiva al opinar que ninguno es mejor que el otro, ya que los pros y los contras aparecen en las tres metodologías, y cada persona decide cuál se adapta mejor a sus necesidades. Pero para elegir, primero hay que conocer. Y eso es lo que mis hermanos y yo hicimos: conocimos y experimentamos diferentes formas de educación hasta dar con la apropiada», explica esta joven en el sitio que creó su hermano con contenidos gratuitos de las diversas asignaturas.
El valor de su testimonio es enorme, teniendo en cuenta que son pocas las ocasiones que tenemos de escuchar la voz educativa directamente de sus protagonistas. Está ordenado en pros y contras, y se puede leer completo en: https://www.tuescuelaesonline.com/blog/homeschool/perspectiva-de-un-estudiante-los-pro-y-contra-de-los-diferentes-metodos-de-educacion/
Su mamá fue maestra de nivel primario hasta que empezaron a nacer los chicos. «No los sacamos porque tuvieran problemas en el colegio privado a donde iban, al contrario. Incluso a mi hijo le propusieron adelantar, pero nos pareció que sería una presión extra sin sentido porque él iba esencialmente para divertirse en los recreos», me cuenta. Pero tampoco les encantaba lo que la escuela ofrecía, así que investigaron un poco y les ofrecieron a los dos mayores probar de aprender como alumnos libres, a ver si les gustaba. Les gustó, así que rendían en secundarios estatales de la Ciudad de Buenos Aires, que conserva esa modalidad en su reglamento escolar. Hasta que vino la pandemia y decidieron sumarse a la escuela extranjera a la que ya estaba inscripto su hermano menor para evitar la complicaciones de un 2020 tan atípico.
El hermano «del medio» tiene 16. Empezó a rendir libre a los 13 y, como le gusta mucho la computadora y tenía tiempo, hizo tutoriales y armó una página donde volcaba lo que estudiaba. Le era más fácil para recordar los contenidos y, de paso, ayudaba a otros chicos. Lo que empezó a pasar es que adolescentes como él le pedían subir cosas que les interesaba o que necesitaban. «Le gustan mucho los libros de historia, así que los reseña en la página», cuenta su mamá. Además, ayuda en el negocio familiar.
La hija mayor termina pronto y está pensando en estudiar fonoaudiología. Le pregunté a la madre de los tres cómo hizo ella para compañarlos por esta ruta. «Yo soy maestra y me costaba salirme de lo tradicional, así que seguir un programa más autodirigido pero dentro de una estructura me pareció que era el termino medio entre las dos cosas. Me costó más a mí desescolarizarme que a ellos. Me ayudó mucho ir leyendo de todo en Internet. Hasta tuve la idea de armar alguna escuela distinta, pero es muy difícil encontrar personas que piensen igual», admite.
Le pregunto qué es lo que ella ve que más disfrutan de aprender sin escuela. «Poder elegir desde qué libro leer hasta el tiempo que le dedican a cada cosa, y veo que aprenden mucho más. La relación, el vínculo entre ellos, también mejoró», analiza. Los dos mayores son ya autónomos, así que ella pone algunas pautas y acompaña, sobre todo, al menor. «Se fue generando autonomía y rutina, que era a lo que apuntábamos en realidad cuando investigamos esta alternativa. A diferencia de la escuela, donde siempre estás dependiendo del docente para aprender», subraya.
Más recursos y apoyo para educar sin escuela en esta nota: https://alteredu.com.ar/2020/10/05/si-sos-homeschooler-o-unschooler-no-estas-solo-hay-redes-de-apoyo-para-que-educar-sin-escuela-sea-mas-facil/
Imagen de portada: Reconsidere (https://www.youtube.com/user/coletivoreconsidere) Instagram: @reconsidere
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