Tarea: una peli de terror

Ya les conté que mi hijo se adaptó bien en sus dos primeros meses de escuela, pero la pura verdad es que no le gusta. Es lógico, su cabeza y su forma de aprender se han formado estos años en un ambiente completamente diferente al escolar. Más allá de lo que yo creo que está mal de la escuela, trato de abstraerme y observar la experiencia concreta que está teniendo él.

Una de las cosas que precipitó su desgano es la tarea. Ya he hablado de esto, pero esta vez nos toca en primera persona. Si ya las cinco horas de escuela son pesadas, llevar eso a casa es una pesadilla. Medio día de escuela debiera alcanzar, y si no, hay que replantearse qué debe o no hacer la escuela con nosotros. Porque hay muchas cosas de la vida para aprender en lo que queda del día, y claro, el tiempo necesario para jugar, moverse o pasar el tiempo con amigos/as también es una necesidad para los que tienen más de 12.

La falta de lógica de la tarea escolar, especialmente en los primeros años de escuela, ya ha sido cuestionada en todos los ámbitos. El niñólogo italiano Francesco Tonucci cree que además de un error pedagógico son directamente un abuso. Para Alfie Kohn, un conocido crítico norteamericano del sistema escolar de evaluación, «no hay ninguna razón convincente para hacer que los estudiantes trabajen un segundo turno de tareas académicas en sus casas». Para él, y para muchas familias en la vida real, no hay derecho a que la tarea ocupe el tiempo de la familia o la comunidad en la vida de chicos y chicas.

La lista sigue. Como dice este periodista, las tareas escolares suelen recaer en las madres. Una cosa más para la doble o triple jornada laboral de las mujeres en sus casas. Las dinámicas familiares se enfurecen y terminamos todos peleados, o haciéndola por nuestros hijos para zanjar el problema. En España se hartaron e hicieron una campaña seguida de huelga de deberes en 2016. Eso fue un hito, porque mi acotada experiencia hasta ahora me dice que las tareas siguen siendo populares porque padres y madres nos afanamos por cumplir con la escuela sin cuestionarla. Veo como se apuran por conseguirla a cualquier hora, porque igual que sus hijos saben que suma y resta puntos. Y nade quiere verlos o verlas desaprobar.

Ayer me encontré con este meme en mis redes sociales y hoy decidí que la sola imagen justificaba un post. Yo también descorcho para soportar las estupideces del sistema escolar.

Texto: Dolores Bulit

Imagen arriba: Cosas de mamás

Imagen final: Dolores Bulit

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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