Con la psicóloga especialista en crianza Sofía Lewicki nos conocimos por las redes sociales cuando ella buscaba información sobre alternativas en Educación para compartir con sus seguidoras. Su primer libro me llamó la atención porque su título es la frase, pero cambiada, con la que me suelen responder los adultos que escuchan hablar sobre alternativas a la hora de enseñar y aprender. «Tan mal no salimos» es la muletilla perfecta para invalidar cualquier otra mirada sobre la vida con bebés, niños, niñas y adolescentes. Es la respuesta de adultos que, en general, han olvidado o han decidido ignorar qué se siente crecer en sociedades adultocéntricas.
Aunque la imagen remita al ladrillo en la pared, el libro no se centra en la escuela. Pero sí nos explica muy bien por qué deberíamos concentrarnos más en criar que en educar. «Los niños son el reflejo de siglos y siglos de pedagogía de la crueldad en una sociedad que se tranquiliza asumiendo la crueldad como forma de lazo “normal», asegura Sofía. «Es esencial entender por qué nos cuesta tanto la crianza. Para eso necesitamos saber de dónde venimos, ya que, históricamente, el acercamiento a las niñeces ha sido un intento de dominación», dice más adelante y dedica un capítulo a describir la visión de la infancia que ha ido eligiendo apuntalar la cultura occidental.
La historia de las nuevas generaciones es la de «personas que vienen al mundo con la carga de mejorar aquello que ningún adulto se ha preocupado por mejorar. O, mejor dicho, los adultos siempre han intentado “mejorar” o corregir a los niños mas se han olvidado de hacerlo con ellos mismos». La categoría “infancia” está llena de disciplinas pero vacía de personas, llena de información pero vacía de niños.
Siguiendo con el recorrido histórico, muestra cómo «de la indiferenciación pasamos entonces a la infancia controlada y dominada primero por el Estado y luego por la escuela-Estado: todos los alumnos debían ir a la escuela, lugar donde se educarían aquellos impulsos que podían llegar a poner en peligro el buen nombre familiar, la riqueza o la sociedad en sí misma. Una vez más, no se trataba de niños, sino que se educaban alumnos con un fin en sí mismo». Y aunque «sobre finales del siglo XIX aparecerá otro tipo de pedagogía más centrada en el niño: la corriente de la Nueva Escuela en Europa con la Casa dei Bambini de María Montessori en Italia y las escuelas al aire libre en Alemania, entre otras, este tipo de pedagogía no fue la que prevaleció, lamentablemente».
«¿Por qué elijo comenzar el libro por este recorrido histórico? Porque es muy importante que entendamos y profundicemos en las prácticas que refieren a la infancia en la historia. Necesitamos saber de dónde venimos para entender dónde estamos y hacia dónde vamos. Pero hay más: necesitamos saber de qué estamos hechos».
Una defensa de las nuevas madres
«A las madres de hoy ya no nos interesa entender qué hacer, sino también por qué hacerlo. Y no porque a las madres de antaño no les interesara, sino porque en la actualidad asistimos a la recuperación de nuestro deseo y a la descentralización de la información. Estamos conquistando aquello que fue expropiado por años: nuestros cuerpos, deseos e ideas».
«Crecimos con el mensaje de que nuestra voz no merece ser escuchada ni nuestro cuerpo respetado. Si hoy nos cuestan tanto los límites es porque no tenemos internalizados más modelos de relación con las niñeces que desde lo autoritario. Por eso se nos confunden los límites con las órdenes. Por eso se nos confunden los límites con la permisividad».
¿Y la educación escolar?
Cuando hablo o escribo sobre la otra educación posible, suelo usar este truco para que la gente se detenga a pensar. Les muestro situaciones que los chicos viven a diario en el jardín o la escuela y les pregunto si ellos, como adultos, lo soportarían en sus trabajos o sus vidas en general. Lo mismo hace Sofía en una parte del libro: «Les pido que traten de imaginarse un día de sus vidas en el que desde que se levantan hasta que se acuestan, el ochenta por ciento de sus elecciones se transforman en un no. ¿Cómo se sentirían? ¿Vieron esos días en los que no sale una bien? En los que no pudimos concretar ningún trámite de los que teníamos pensado, ni comprar la comida, nos olvidamos de pagar tal cosa. ¿Qué pasaría si eso se convirtiera en una seguidilla de días, semanas y meses…? Difícil de imaginar, pero eso mismo que a nosotros nos cuesta soportar en un solo día, es lo que viven los niños a diario… ¡Qué dura es la escuela de la vida! El adulto exige, pide y estimula cuando el niño aún no está preparado para ello, y cuando empieza a tener el deseo de hacerlo por sus propios medios, lo prohíbe, lo coarta y lo reprime. El mensaje inconsciente es: “Vos no podés, hay alguien que ya sabe hacerlo por vos”.
INDICE DEL LIBRO «TAN MAL SÍ SALIMOS»
Introducción
Capítulo 1: La figura del niño a lo largo de la historia
Capítulo 2: La revolución del puerperio
Capítulo 3: Otra mirada de la hermandad
Capítulo 4: Hacia una ética del reconocimiento
Capítulo 5: Nuevas ópticas, otras miradas
Capítulo 6: El camello, el león y el niño
Agradecimientos
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