Guayacán espera convertirse en la primera escuela pública bonaerense inspirada en la Pedagogía 3000

Hace más de una década que la antropóloga nacida en Francia y radicada en Bolivia, Noemí Paymal, lanzó su propuesta educativa al mundo. La llamó «Pedagogía 3000», y rápidamente consiguió adeptos, especialmente en América Latina. Considerando los planes cortoplacistas de la política pública educativa en nuestro continente, su visión para el próximo milenio no puede menos que sorprender. Yo la conocí en 2011, cuando vino como una de las invitadas al ciclo de charlas que organicé para la comunidad de padres y educadores de San Isidro, en el conurbano de Buenos Aires. De todos los encuentros del ciclo -que bauticé «Otras miradas sobre la infancia y el aprendizaje»-, el de ella fue el más popular. Casi tanto como el de Francesco Tonucci. En el salón tipo establo del Taller de la Ribera, a orillas del Río de la Plata, no cabía nadie más. Ella hablaba y se movía con ese tono que usan los gurúes, desovillando una narrativa y armazón pedagógica basada en la necesidad de una nueva educación para unos nuevos niños y niñas. Que, dice, nacen con características que no se habían visto en generaciones pasadas.

La «Pedagogía 3000» logró armar una red de formación y difusión de material pedagógico, casi siempre gratuito, capaz de ser replicado tanto en las escuelas de espíritu holístico como en las convencionales, ahí donde haya educadores ávidos de mayor bienestar escolar. Así nació el proyecto pedagógico de la «escuela de los siete pétalos», una alianza de áreas consideradas imprescindibles para el desarrollo humano integral, con fuerte impronta permacultural. Existe, incluso, una «Cátedra libre de Pedagooogia 3000» en la Universidad Nacional de La Plata.

En Argentina, la profesora nacional de Educación Física Clarisa Ponce es una de las que más ha trabajado por hacer de esa escuela una realidad, ahí donde vive, en Los Cardales, partido de Exaltación de la Cruz, provincia de Buenos Aires. Con una picardía: le agregó al proyecto un octavo pétalo, el de las familias, porque una escuela se hace siempre en alianza con quienes maternan, paternan y cuidan. Después de años de acción, con paciencia y tesón de hormiga, la escuela «Guayacán» está siendo evaluada para una posible incorporación al sistema educativo público de la provincia de Buenos Aires (en San Luis ya hay algunas dentro del sistema de Generativas). Hablé con Clarisa para saber cómo es el paso a paso que podría convertirla en la primera inspirada en la «Pedagogía 3000».

-¿En qué momento del proceso está «Guayacán»?

-Hemos presentado el proyecto al área de Educación en Exaltación de La Cruz, donde nos han reconocido como una alternativa dentro de nuestro distrito. Luego, el Honorable Concejo Deliberante, por unanimidad, declaró a nuestra escuela de interés social y cultural, inspirada en la Escuela de los 7 Pétalos de Pedagooogia 3000. En este momento es la Inspección de escuela que está realizando el acompañamiento y evaluación del proyecto. Creemos de vital importancia para lxs niñxs, sus docentes o guías y las familias, incorporar estas herramientas holísticas e integrales en conexión y resonancia con la naturaleza, co-creando un nuevo paradigma educativo alternativo. hasta ahora, la escuela se sostiene en base a la colaboración de las familias, nunca hemos recibido ayuda de ninguna índole. Si logramos que nuestra escuela se siga gestando dentro del marco de la educación pública estatal, la llegada será por igual a todxs los niñxs y sus familias.

-¿Sería, entonces, la primera «escuela de los 7 pétalos» de gestión estatal en Argentina?

-Sí, sería la primera inspirada en la Pedagogía 3000.

-¿Cómo se organiza el tiempo, los espacios físicos y las actividades en «Guayacán»?

-Las actividades se organizan por horarios y están basadas en diversos proyectos que integran las diferentes áreas.

-¿Cuántas familias, educadores y niños/as forman parte de la escuela hoy?

-Son 28 niñxs. Diez del grupo Semillas y Brotecitos (4 y 5 años ); catorce Pimpollos y Pétalos (6 a 9 años) y cuatro Flores (11 a 14 años).

-¿Tu hija forma forma parte de este proyecto? ¿En qué medida ella fue parte de tu impulso?

-Nuestra hija siempre fue parte del proyecto por decisión propia. Hoy, claramente, es mi motor para seguir avanzando en este salto cuántico. Que nos invita a re-aprender, sanar, conectarnos con la naturaleza y la mirada ancestral bajo una cultura de paz. Este cambio de paradigma educativo es una maravillosa invitación para nosotros los adultos. Comenzar a transitarlo es volver a la base donde se encuentra nuestrx niñx interior.

-¿»Guayacán» cumple con los requisitos normativos?

-En este momento nos está acompañando el Inspector Jefe Distrital en la evaluación y valoración del proyecto, para poder remitirlo a la Secretaría de Inspección Regional. Y, de allí, a la Dirección General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires. Toda la comunidad está viviendo un momento de mucha emoción y estamos expectantes.

Guayacán acaba de compartir un video en sus redes sociales para compartir su entusiasmo ante las posibles buenas noticias y pedir apoyo. «Bajo una cultura de paz, construimos una escuela basada en la ecología, la sustentabilidad y la multicultura», proclaman. El video puede verse en: https://www.instagram.com/tv/CSPBK2Jnny2/?utm_medium=share_sheet

Contacto con la escuela «Guayacán»: https://www.facebook.com/eduguayacan

Otras notas de AlterEdu sobre Pedagogía 3000:

https://alteredu.com.ar/2020/06/29/la-escuela-de-los-siete-petalos-una-propuesta-practica-para-reorganizar-la-ensenanza-y-el-aprendizaje-de-forma-integral/
https://alteredu.com.ar/2020/09/16/escuelas-alternativas-de-argentina-y-colombia-se-apoyan-mutuamente-por-el-cierre-de-una-durante-la-pandemia/

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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