Crianza y educación al aire libre (apuntes sobre el taller «La naturaleza como escenario pedagógico»)

Durante los ´70 y los ´80 pasé las vacaciones y casi todos los fines de semana de mi niñez y adolescencia en contacto estrecho con la naturaleza. Teníamos ella y yo una relación habitual y prolongada, como dijo Katia Hueso en su taller «La naturaleza como escenario pedagógico» cuando definió a las escuelas-bosque (más información en esta nota).

En los primeros años, ni siquiera había luz en el campo. Las cuatro hermanas jugábamos afuera, con frío o calor. Acompañábamos a papá arreglando cosas en el galpón, juntando leña o andando a caballo para controlar pasturas o vacas. No era una escuela ese rancho que mis padres arreglaron a pulmón, ni eran ellos maestros, pero estaban esos otros dos ingredientes que Katia considera esenciales: el juego libre y el sentido común de los adultos.

Yo no fui a una escuela bosque, pero estoy segura de que esos días tuvieron más influencia en mi sensibilidad y mi personalidad que la escuela a la que iba en la ciudad. Hoy, que los beneficios del desarrollo infantil en contacto estrecho con la naturaleza están estudiados, se dice que también mejora nuestras habilidades cognitivas.

Reitero: no se llamaba escuela ese campo, pero aprendíamos. Yo sabía distinguir pelajes de caballo y razas de vaca. Sabía los nombres de plantas, pájaros y bichos: escarabajo torito, chinche verde, grillo, mangangá, culebra, bicho canasto, mosca de los cuernos.

No era solamente que mi vocabulario crecía. Las vivencias sensoriales son indelebles: el viento y el registro de su intensidad, de cuándo empieza y cuándo para. El agua helada de las canillas o el alivio de la sombra de un paraíso en pleno verano. Los cantos de diferentes pájaros según la hora del día. Caminar enfocando el piso para buscar tesoros: un fruto raro, un hongo, algo que brilla, un sapo o renacuajos en las zanjas. Ninguno de nuestros sentidos tenía descanso cuando estábamos afuera.

Éramos tan ricas en sensaciones y emociones. Y no se trataba sólo de estar afuera (¡que hoy ya es bastante!), sino de convivir con todo lo que había. Con las hermanas de distintas edades, los primos y amigas que venían seguido, los vecinos. Tomando micro decisiones a cada paso, porque la mayoría de las veces los adultos no estaban mirando.

En retrospectiva, mi escuela de cuatro horas, de lunes a viernes, palidece ante la exuberancia y la libertad de esa otra vida. Por eso, cuando oí hablar de la educación en la naturaleza como movimiento pedagógico, abrí grandes los ojos. Podía entender con todo mi cuerpo de qué estaban hablando.

Imagen: https://www.instagram.com/sercriancaenatural/

Pedagogía ecocéntrica

El Proyecto Educativo Buscabichos tiene base en un campamento costero de Guazuvirá, Uruguay. Además de su trabajo con niños y jóvenes, desde el 2023 empezó a ofrecer formaciones para docentes. El último fin de semana de Julio la invitada fue Katia Hueso, co fundadora en las afueras de Madrid del Grupo de Juego en la Naturaleza «Saltamontes».

Conversaron sobre las bases pedagógicas de las escuelas al aire libre, los beneficios para la salud y el desarrollo, la ecoalfabetización, el juego natural, sus materiales y ambientes, el modelo de aprendizaje autónomo, la pedagogía del riesgo y el rol de la naturaleza en la inclusión. El campamento docente también incluyó talleres sobre literatura, juego y el espacio como tercer educador, a cargo de Leticia Riolfo, Lourdes Verde, Fabián Vila y Nora Taret. 

Yo la conocí a Katia el lunes siguiente en el taller que dio en el Colegio Armonía de Campana. Habló de la importancia de correr riesgos, hoy mala palabra para padres y seguros escolares. Me acordé de la vez que me picó un abejorro metiendo dedos en las cañas, de cuando mi caballo Tobiano «se disparó» y me caí sobre un monte de cardos. De cuando me corté la pierna con un alambre juntando choclos o mi hermana quedó con el ojo negro bombeando agua.

¿Cuál es la diferencia entre criarse y educarse en la naturaleza? «El valor agregado es que hay una mirada pedagógica: se observa, se analiza y se acompaña», aclaró. «Más que enseñar, lo que hacemos es acompañar aprendizajes. Aprender es vital; enseñar, no, dijo Aristóteles». Para los docentes, nos contó, el desafío más importante es aprender a estar en la naturaleza, ya que están muy acostumbrados a sentir que deben hacer y organizar. Estar y hacer no es lo mismo.

¿Pero acá se aprende algo?, preguntan los interesados en las escuelas bosque. Yo podría intentar contarles eso que escribí más arriba, pero viene Katia al rescate y, como buena bióloga, explica el loop de método científico que ocurre naturalmente en la cabeza de los niños sueltos al aire libre: observan, exploran, indagan, experimentan, formulan hipótesis y extrapolan a otras situaciones.

¿Por qué cuesta tanto salir?, fue otra de las preocupaciones que quedaron a la vista. El papelerío, el seguro, las familias y los inspectores, respondieron los docentes. Por suerte, la inspectora zonal estaba entre el público y animó a todos los presentes a cuestionar lo dado y salir más.

En 2025, Katia Hueso estará de vuelta en Sudamérica con sus talleres sobre educación en la naturaleza. Para conocer las fechas, seguí las novedades del Proyecto Educativo Buscabichos: https://www.instagram.com/proyectoeducativo.buscabichos/

 

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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1 Respuesta

  1. Guadalupe Garcia Dupouy dice:

    Buenos dias, queria realizar una consulta. Mi hija de 7 anios, empezo este anio segundo grado en una escuela tradicional. al mes de empezar, decidi cambiarla a una escuela montessori de La Plata que no esta inscripta en la direccion de escuelas. Cuando fui a la escuela a pedir que cerraran el legajo de mi hija y les explique la situacion, no cerraron el legajo y me piden si o si un comprobante de que mi hija va a rendir libre para cerrar su legajo. El tema es que las inscricpciones son recien en noviembre, con lo cual no se como ceerar esta instancia con la escuela publica. Me podrias indicar donde puedo informarme para saber como solucionar esto con la escuela? gracias