La palabra quechua ¨munay¨ le calza perfecto a este espacio de juego y aprendizaje vivo en Ranelagh, la zona residencial y de quintas de Berazategui, al sur de Buenos Aires. Munay es el verbo de la voluntad y el deseo: el de Lucía e Iván de crear y sostener a todo pulmón un lugar donde niños y niñas tengan permitido ser. Y donde hay lista de espera porque todos quieren ir. También es el adjetivo de la belleza, y es cierto: todos los rincones de la casa y el jardín son hermosos. Pero sobre todo munay es un sustantivo que nos mueve a los humanos como ningún otro: el amor. El que hace falta en grandes dosis para aprender, educar y criar.
Con Iván y Lucía nos conocimos en un EPEP, los Encuentros Plurales de Educaciones Posibles que desde 2013 reúnen a los espacios de aprendizaje y escuelas que buscan transformar las prácticas que habitualmente llamamos Educación. En los hechos, la mayor red argentina de experiencias ¨alternativas¨, dentro o fuera del sistema escolar. También nos cruzamos en el grupo de Whatsapp y los encuentros que organiza un grupo de educadores de CABA y alrededores. Este fin de semana finalmente fui a visitarlos a la casa que fueron acondicionando y ampliando desde 2015, donde funcionan cinco grupos distintos de 0 a 14 años, de lunes a sábado, mañana y tarde.
La dinámica de los grupos es la habitual de lo que se conoce como educación viva o libre: hay guías adultos que acompañan actividades, juegos, conversaciones y conflictos de niños y niñas en los diferentes ambientes preparados. Romina, Belén, Victoria, Natalia, Laura y Agustina son también el corazón de Munay en los distintos grupos, y una parte esencial del proyecto es el trabajo personal y fuera de hora que hacen para poder acompañar con respeto el desarrollo infantil.
La mayoría de los niños y niñas de Munay va a la escuela, pero también están empezando a acompañar a familias que deciden educar de otra manera. En estos cinco años lograron crecer en base al boca en boca de grandes y chicos y a las recomendaciones de escuelas y terapeutas de la zona.
El objetivo central de Munay es, en realidad, acompañar a las familias en su tarea de criar y educar, tal como debería ser en todos los espacios que ofrecen educación integral. Este es el mensaje que se transmite, y aunque cada uno decida apropiarse o no, la idea es no seguir reproduciendo el ciclo de delegación de responsabilidades que solemos ejercer los adultos cuando ¨entregamos¨ nuestros hijos a alguna propuesta considerada educativa. Por eso los padres y madres de Munay tienen su propio espacio y tiempo en los talleres continuos y las charlas, que de manera muy ingeniosa lograron incluir en los los costos del abono mensual. De esa forma, pueden jerarquizarlas y mantenerlas sin tener que dedicar recursos y trabajo extra para organizarlas.
Otra cosa que admiro de Munay es la claridad y calidad de la comunicación. Miren si no su página web: https://espaciovivomunay.org/
Texto y fotos de Dolores Bulit
Me parece muyinteresante. Estaría bueno que lo legalizen
Me parece muy interesante. Estaría bueno que lo Legalicen