El Nido: un espacio Waldorf que empezó con un grupo de juegos y hoy construye la casa propia en Traslasierra

En 2007 un grupo de cinco familias con sus cinco hijos de dos años convocó una maestra para armar un grupo de juegos. Así nació El Nido, respondiendo a esa necesidad, en una casita muy pequeña en el centro de Villa de Las Rosas, en el valle de Traslasierra de la provincia de Córdoba.

La casa quedó aún más chica cuando empezaron a llegar nuevas familias. Se mudaron a un garage, y en 2012 lograron alquilar una más grande, que albergó a 35 niños de entre un año y medio y seis años. La mudanza siguiente ocurrió en 2018, y fue en ese momento que se gestó la idea de crear una Asociación Civil, vislumbrando un crecimiento y la expectativa de tener espacio propio. En 2023 fundaron el nivel primario en un nuevo espacio. Y este año incorporaron una maestra nueva para primer grado y abrieron una sala maternal respondiendo, una vez más, a la necesidad de la comunidad. 

La propuesta está inserta dentro de una coyuntura local con sus particularidades. «Las familias llegan a vivir al valle de Traslasierra en una búsqueda que se relaciona con dos aspectos. Por una parte, la migración desde las ciudades para habitar un espacio pleno de naturaleza, rodeado de arroyos y sierras. Por otro lado, esa búsqueda tiene que ver también con una educación que haga foco en la espiritualidad», me cuenta Silvina Mikey, miembro de la comunidad educativa de El Nido.

«Este crecimiento demográfico focalizado nos propone desafíos. Intentamos dar respuesta a estas necesidades, conscientes de la realidad cultural actual que velozmente va envolviendo a las familias en un vacío de ideales, centrado en el crecimiento material como única meta posible. Por eso, ofrecemos charlas, talleres y grupos de estudio, buscando siempre elevar la mirada hacia la ciencia espiritual».

Pedagogía para el ser humano

«El cuerpo docente de El Nido es muy estable, crece y se forma en gran armonía. Una de nuestras maestras es Pedagoga Curativa, y contamos con una médica escolar que una vez por mes viene a observar a los niños. A partir de la suma de estas miradas organizamos los ateneos, centrando nuestras observaciones profundamente en cada niño en particular y visualizando en conjunto qué necesita de nosotras», detalla.

«Nos basamos en una concepción del mundo que abarca la naturaleza esencial del Ser Humano. Con la mirada profunda, seria y comprometida, abrazamos a los niños como seres integrales en cuerpo, alma y espíritu, para que puedan desarrollar cada uno su individualidad, sus propios dones y talentos, respetando su temperamento y su propia forma de llegar al mundo».

Me cuenta que es clave para el proyecto la constante formación de las maestras, que asisten a talleres, encuentros y seminarios de Pedagogía Waldorf, más especializaciones en música, labores, pintura y modelado.

Transición hacia la escuela

«Como contemplamos a cada niño en edad preescolar, brindamos la posibilidad de realizar la permanencia si todavía no arriba a la madurez necesaria desde los aspectos físicos, anímicos y espirituales, para ingresar a la escuela primaria. Por esta razón, que para nosotros es fundamental, no hemos realizado la oficialización y nos mantenemos independientes del Estado. Esto implica que, al finalizar la etapa de primaria, rindan un examen para ingresar a una secundaria oficial, ya sea Waldorf o pública», explica. «Hemos observado que esta transición funciona en otros impulsos de educación alternativa, sin generar mayores dificultades, ya que la maestra acompaña a sus alumnos en el proceso. Actualmente tenemos hasta tercer grado activo», detalla.

La casa propia

«Nuestra labor se ha visto teñida, a lo largo de los años, por el esfuerzo que implican siempre las sucesivas mudanzas, las adaptaciones a nuevas casas, y los costosos alquileres. Aún así, siempre logramos generar los ambientes cálidos y hogareños que los niños cada vez necesitan más. Pero sentimos la urgente necesidad de enraizarnos como Comunidad Educativa en un espacio propio, que nos permita crecer en profundidad», enfatiza.

Ya tienen un terreno. «Frente a las dificultades económicas particulares y generales, con el esfuerzo de las familias estamos avanzando en la construcción. Y eso nos llena de entusiasmo. Para el año próximo,  nuestra meta es mudar el jardín de infantes y sala maternal a nuestra casa propia». Con ese objetivo, la comunidad muestra los avances y está convocando a donantes para apoyar el avance de la obra.

Mirar los avances y donar al Espacio Educativo El Nido

Teléfono de contacto: +549 11 5414 0015

 

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