Como en una paleta, se mezclaron dos colores para crear uno nuevo. El encuentro entre un gobernador que es además artista plástico y una ley nacional que contempla la educación de «gestión social y cooperativa» facilitó el nacimiento de las «escuelas generativas», un punto de referencia novedoso y caso de estudio para el ámbito de las innovaciones pedagógicas. Ocurre en San Luis, una provincia políticamente particular de Argentina, gobernada por la alternancia de dos hermanos reelectos desde hace décadas. El concepto es obra de Alberto Rodríguez Saá, que lo explica así: “Uno puede hacer un punto sobre el papel. No sabes cómo sigue, pero empezó a pintarse. Y eso luego llega a ser una obra de arte. Nosotros hoy sabemos que estamos acá, mañana no sabemos cómo sigue. Pero sí sabemos algo: que al finalizar vamos a tener obras de arte. De cada alumno de las escuelas generativas vamos a hacer una obra de arte. Que el alumno sea feliz en la escuela, ésa es la obra de arte. Eso es lo que tenemos que hacer”.
Los educadores y las familias que en Argentina quieren ser protagonistas de una transformación real, aquí y ahora, tienen que arreglárselas con poco o nada para llevar adelante sus proyectos pedagógicos. Rechazo, desinterés, trabas arquitectónicas y normativas de todos los colores, falta de presupuesto y hasta persecución absurda. Con ese panorama llama la atención el caso de San Luis, porque es la primera provincia en reglamentar la gestión social y cooperativa como política de Estado integral para facilitar el cambio pedagógico real en manos de la sociedad. Dándole autonomía para elegir a sus educadores, la orientación pedagógica, el tipo de formación y el uso del presupuesto.
El impulso y seguimiento de esta experiencia, que ya se concretó en 25 escuelas urbanas y más de 30 secundarios rurales en un lapso de 4 años, es atribuible directamente a Paulina Calderón y Victoria Vega (en la foto), quienes fueron ministra de Educación y secretaria de Innovación respectivamente durante el período de gobierno anterior. Según el documento que explica los objetivos, se buscó «un cambio real desde la reflexión sobre el rol de la escuela, aprendizajes, creatividad, flexibilidad, autonomía, tecnología y calidad». «Son escuelas de gestión social, públicas, gratuitas e inclusivas que replantean el sentido auténtico de la educación y de los aprendizajes para brindar oportunidades diferentes en diversos contextos. Una gran apuesta para disminuir las tasas de deserción escolar porque son alternativas que buscan acompañar a las y los estudiantes en la construcción de sus proyectos de vida para que su paso por la escuela no sea sólo una formalidad derivada de la obligatoriedad».
Conocido por sus esfuerzos para digitalizar en los últimos 20 años una sociedad que no supera el medio millón de habitantes, el gobierno provincial extiende sus propósitos y entiende a la innovación educativa como un “hacer y pensar distinto las prácticas, promoviendo cambios en las diferentes dimensiones del sistema educativo desde aspectos de la macropolítica hasta la dinámica diaria de las instituciones, reconociendo las características de los contextos específicos». El documento también cita las conclusiones del XII Foro Latinoamericano de Educación, donde se define a la innovación educativa como “la fuerza vital, presente en las escuelas, educadores, proyectos y políticas que es capaz de reconocer las limitaciones de la matriz educativa tradicional y alterarla para el beneficio de los derechos de aprendizaje de nuestros alumnos. Es alterar los elementos de un orden escolar que apagan o limitan el deseo de aprender de los alumnos (Rivas, 2017)».
El proyecto pedagógico amplio de todas las escuelas generativas es «estimular el ejercicio de la libertad personal para elegir entre varias actividades y experiencias según los intereses y los conocimientos previos de las y los estudiantes, la cooperación entre pares en equipos de trabajo, la inclusión del juego como disparador de la creatividad y como posibilidad de libertad, pensar al proceso de aprendizaje como permanente construcción, el conocimiento transdisciplinar para lograr una nueva comprensión de la realidad y el uso de la tecnología como herramienta transversal a los proyectos aportando mayor flexibilidad, eficiencia y aprovechamiento de los recursos». Sin embargo, cada escuela es distinta y su impronta y proyecto pedagógico está definido por la asociación de docentes que las inician.
«No hay dudas que el sentido de la escuela se vincula a su capacidad de «nombrar» a las y los estudiantes allí donde muchas veces no son nombrados por ningún otro significante. Es decir, sigue siendo el lugar que posibilita condiciones para el desarrollo personal y social de una comunidad. Sin embargo, los escenarios actuales desafían el statu quo del “hacer escuela” y demandan una institución que sea capaz de romper con la prisión del aula. ¿Cómo? desmantelando los dispositivos clásicos que históricamente constituyeron los formatos escolares: el currículum-uniforme, el grupo-aula graduado, el examen, la clase expositiva, el timbre, la norma-sanción, el horario rígido y la obligación burocrática de aprender». Toda una declaración de prácticas y didácticas.
Además de sus aires de cambio pedagógico, la iniciativa busca responder a la deserción escolar (el Censo Nacional de 2010 indicó que el 47,8% de los jóvenes de 20 años había finalizado el secundario) y la inequidad social. Se piensa a estas escuelas como «espacios de inclusión social con un fuerte acento en los aspectos comunitarios y en su capacidad de generar innovaciones en las formas de gestión», que «buscan acompañar a las y los estudiantes en la construcción de sus proyectos de vida para que su paso por la escuela no sea sólo una formalidad derivada de la obligatoriedad”, especifica la Resolución C.F.E Nº 33/07 Anexo 01 de la normativa, amparada a su vez por la Ley Provincial N° II-0035-2004 de Escuelas Experimentales y la reciente Ley II-1011-2019 «Escuela Generativa», sancionada el 10 de noviembre del 2019. Que, a su vez, se enmarcan en la Ley de Educación Nacional N° 26.206, que estipula en los artículos 13, 14 y 140 el reconocimiento, la autorización y el funcionamiento de instituciones educativas de “gestión social y cooperativa”, además de las de gestión estatal y privada.
El gobierno provincial también busca cubrir la falta de oferta de nivel secundario en las 149 escuelas rurales. Hasta hoy, se logró en 34, con una matrícula total de 358 estudiantes. «La propuesta generativa es una alternativa para la ruralidad dado que favorece la elaboración de iniciativas pedagógicas adecuadas a la diversidad de escenarios que plantean los ámbitos rurales en la provincia, garantizando que niñas, niños y adolescentes culminen la escolaridad obligatoria cerca de sus hogares», subrayan los planes oficiales.
¿Cómo nace una escuela generativa?
Si bien la experiencia surge de arriba hacia abajo, está pensada para ser gestionada de abajo hacia arriba. Una Asociación Civil es la condición básica para quien presenta el proyecto educativo Institucional Generativo (PEIG), que el Ministerio evalúa y autoriza. La propia Asociación es quien designa al equipo docente, un coordinador general y a razón de un coordinador de área cada 20 estudiantes. Esos salarios son cubiertos por el Estado Provincial, y al ser escuelas públicas, gratuitas y de gestión social, la asociación responsable de la escuela recibe una subvención (U.S.E.) para cubrir todos los gastos e inversiones necesarias en talleristas, recursos materiales, etc., bajo un reglamento de utilización y bajo una auditoría permanente por parte del Ministerio y el Estado Provincial.
Para sus promotores, la figura del docente es clave. «En las escuelas generativas se incentiva la conformación de equipos docentes con sólida formación pedagógica, predisposición al cambio y a la innovación para que puedan implementar metodologías de enseñanza alternativas en pos de la formación integral de las y los estudiantes. El docente generativo, llamado “coordinador/a” es capaz de analizar y resolver problemas mediante estrategias creativas, posee una actitud positiva para la capacitación permanente y para la adecuación de su desarrollo profesional al contexto propio de la institución y su comunidad», enuncian los documentos oficiales. Ya rondan los 200 docentes que se capacitan de manera permanente «en diferentes y variadas metodologías creativas en base a la impronta de cada proyecto, y se prioriza la formación en el uso de nuevas tecnologías y plataformas».
Le pregunto a la ministra si tuvieron alguna capacitación en particular o cuál fue el insumo académico que inspiró la experiencia. «Trabajamos con la experiencia de otras personas que trabajan en instituciones de la provincia (directoras de escuelas autogestionadas) y consultamos a formadoras/es (IFDC), sumado a mucha lectura de autoras y autores que cuestionan la escuela “tradicional”, como Axel Rivas, María Acaso, entre otros. Por el año 2016, cuando se gestaba la primer escuela generativa, se invitó a la provincia a la diseñadora Rosan Bosch«, describe, y aclara: «No obstante, la intención es que cada asociación elabore su proyecto con total libertad y teniendo en cuenta el contexto en el cual se insertaba la escuela. Eso ha permitido que cada uno sea único e irrepetible, incluso con la capacidad de repensarse y reescribirse una vez iniciadas las actividades con las y los estudiantes. Nosotras sólo trabajamos en unas orientaciones básicas y en la evaluación sobre la viabilidad de cada proyecto».
Lo mismo pasa con el criterio para elegir la formación continua de los educadores. «Tienen autonomía para elegir sus formaciones. Reciben una USE (unidad de subvención Escolar) y pueden hacer gastos de servicios y consumos por un 90% como máximo, y un 10% en bienes de capital como mínimo. Algunas han destinado a capacitación parte del porcentaje para servicios, y en paralelo siempre se ha brindado capacitación a través de la Universidad de La Punta y del mismo Ministerio».
Otras de las características de las escuelas generativas puntanas es la promoción de la gestión horizontal, la arquitectura y uso flexible de los espacios físicos y los tiempos. No suelen superar una matrícula de 120 estudiantes, no son graduadas y no hay curriculum fijo o formato uniforme para todos. Muchos clubes de barrio de la provincia se reconvirtieron y ofrecen una escuela con orientación en Educación Física, como la primera en inaugurarse: «Corazón Victoria». Otras eligen las orientaciones en Arte, Ciencias Naturales, Comunicación, Agro y Ambiente, Arte con especialización en Danza o Artes Visuales, Ciencias Sociales, Producción Agropecuaria, Turismo y hasta una que tiene al ajedrez como eje transversal didáctico. Hasta abril del 2019, a las escuelas generativas concurrían un total de 2687 estudiantes, de primaria y secundaria.
Santiago Amigo es el Coordinador General del Nivel Secundario de la «Luis B. Lusquiños», una de las generativas más grandes y más nuevas, que se inauguró en 2019 y tiene 400 estudiantes. Está en el barrio de viviendas sociales Serranías Puntanas, en el límite sur de la capital provincial. Separada en dos edificios, el de primaria está a cargo de otra coordinadora, Anabel Omodei, y el equipo para ambos niveles se completa con 18 docentes y 10 talleristas contratados. «Además, tenemos la fortuna de contar con tres psicólogos que integran el equipo docente, lo que enriquece aún más nuestro trabajo diario», agrega.
Quiero conocer con más precisión la organización interna, las tripas de la escuela. «Entre un inicio a mitad de ciclo lectivo de 2019 y el inesperado 2020, hemos ido buscando la forma de ser un nexo para nuestros estudiantes y no un obstáculo. Nos interesa generar escenarios de aprendizaje compartido: usamos proyectos como herramientas y recursos que nos permitan relacionarnos mejor no solo con los saberes, sino también con las personas. Buscamos una organización interna que nos permita trabajar en un sistema no graduado, y hasta el inicio de la «virtualización», logramos trabajar con 2 docentes por agrupamiento de estudiantes, algo muy valioso para nosotros y valorado por los estudiantes». El sueño cumplido de la pareja pedagógica. Pero, ¿cómo son esos agrupamientos que desafían la gradualidad etaria de siempre? «En julio de 2019 inauguramos respetando los años del sistema convencional, pero éste lo iniciamos con la propuesta no graduada en el ciclo básico, uniendo las agrupaciones que venían siendo 1o., 2o. y 3er. año (aproximadamente 100 estudiantes). Luego de una exposición organizada por los profes, donde se mostraban diversos temas para ofrecerles un abanico más cercano a sus intereses (viajes, cultura, tecnología, deporte, etc.), los reorganizamos en 4 agrupaciones divididas por temas, en un rango de edad de 12 a 15 años. El resto, 4o. y 5o., no llegamos. Creo que fue un primer paso, probablemente para 2021 podamos aprovechar esta experiencia para seguir buscando la mejor forma de integrar y replantear estas estructuras».
-¿Cómo es un día en la escuela?
-Un día pre-pandemia iniciaba temprano por la mañana, y se va armando una ronda a medida que llegan todos. A las 8.30 hacemos un saludo en conjunto y cada agrupación se dirige a su espacio. Nosotros, a diferencia de casi todas las demás escuelas generativas que adaptaron otros espacios existentes, contamos con dos edificios que construyeron originalmente para ser un centro educativo. Tenemos aulas grandes de 8 por 8 metros, con mesas grandes y sillas, y aulas aún más grandes, de 16 por 8 metros. Además tenemos un polideportivo cubierto, una cocina que usamos como «aula» para poder trabajar con cada agrupación en su espacio. Durante la mañana tenemos momentos en donde todos se reúnen en los espacios comunes, y al finalizar cada jornada el equipo docente se reúne para compartir las experiencias del día. Una vez a la semana generalmente nos reunimos con el equipo docente para repasar actividades programadas e intercambiar y reflexionar acerca de los sucesos más relevantes de la semana. Con más de 6 meses de clases no presenciales hemos pasado por varias estructuras organizativas. Para la secundaria actual hemos mantenido las agrupaciones como estaban formadas desde el inicio del año, dejando a un docente como acompañante «fijo» para cada agrupación (formada en promedio por 20 a 25 estudiantes). De esta forma, el seguimiento y el acompañamiento puede ser más enfocado.
En esta segunda mitad del año hemos planteado una serie de proyectos cortos, cada uno con una serie de actividades intermedias y un producto final, para integrar saberes de los diferentes espacios curriculares, y con el apoyo también de los talleristas distribuidos de manera rotativa: 2 profesores de Educación Física, 2 de Informática, 2 de Arte, 1 de Inglés y 1 Nutricionista. Ellos van más de la mano del proyecto, rotando por las agrupaciones. Preparamos tutoriales, encuentros virtuales, consignas y trabajos, y algo similiar paralelo y simultáneo con las familias. Entendemos que esto es fundamental para poder encarar cualquier tipo de actividad, por eso nuestro próximo desafío será implementar una forma de participación compartida entre docentes, estudiantes y familias al momento de elaborar nuestro Informe Anual de Progreso para cada estudiante.
-¿Qué ventajas ves en relación a las escuelas convencionales, en cuanto a lo que ves cada día en los chicos y las chicas, sus familias, la comunidad en general?
-No sé si una comparación sea lo más adecuado. Creo que ya de por sí hay en todas las escuelas grandes diferencias entre las intenciones que las crean y las manos y los corazones que las impulsan. Probablemente habrá escuelas convencionales que logren un vínculo de enriquecimiento mutuo estudiante/docente. Nuestra intención, y creo que la intención de todas la Escuelas Generativas, está centrada en ese vínculo. Con la estructura de base que tenemos y que aprovechamos, es muy difícil no conectar. Esto nos abre posibilidades inmensas, no solo de llegar a vincularnos con cada miembro de nuestra comunidad, sino también de hacer algo enriquecedor con ese encuentro. Nuestro deseo es seguir avanzando en esta dirección, poder hacer foco en los intereses de cada estudiante, poder trabajar en la generación de un ambiente de aprendizaje mutuo, compartido y construido por todos. De parte de los chicos y las chicas, lo que más fresco tengo en este primer año y pico de la escuela es un mensaje generalmente relacionado con la frase: «acá me dan bola», o cosas del estilo.
-¿Cómo evalúan, documentan o registran aprendizajes? ¿Hay normativa específica o tienen libertad?
-La evaluación es constante y multidireccional, un recurso que nos sirve mucho para saber si el rumbo que llevamos, en base a nuestra planificación, se puede mantener o debe ser reajustado o modificado. Venimos trabajando en un formato de co-evaluación, y nos sentimos con libertad para poder discutir y diseñar formatos genuinos de registro. A su vez, el sistema educativo nos espera con los brazos abiertos para que les entreguemos notas numéricas, analíticos y libros matrices, por lo que nos tomamos el trabajo de llevar un registro acorde a nuestras construcciones y de traducirlo a los requerimientos vigentes.
-¿Podés nombrar desafíos pendientes?
-Una de las cuestiones que aparecen respecto de estos intentos por replantear la escuela es el tema de las familias. Creo que el hecho de que un porcentaje importante no ha escogido nuestra escuela por su formato o su planteo pedagógico innovador, nos enfrenta muchas veces a reclamos. Hemos atravesado varios encuentros con padres que venían a la escuela a buscar calificaciones numéricas, grados/años convencionales, carpetas y trabajos compartimentados por materias. Creo que este tema sigue siendo complejo y nos interpela a invertir más tiempo aún estableciendo vínculos con las familias y con la comunidad educativa.
TESTIMONIOS RECOGIDOS POR EL MINISTERIO DE EDUCACIÓN DE SAN LUIS
De docentes:
“Cuando comenzamos a tratarlos y hablarles como seres únicos, donde les afianzamos su confianza de que ellos pueden aprender, que no existe una forma única de enseñar un conocimiento, que nosotros íbamos a encontrar la manera que ellos entiendan para proporcionarles una educación que permita afianzar su desarrollo y bienestar personal, allí se generó el primer quiebre con lo que conocíamos. Nuestro objetivo es acompañarlos para que pueda adquirir habilidades culturales básicas relativas a la expresión y comprensión oral, a la lectura, a la escritura y al cálculo, así como desarrollar las habilidades sociales, los hábitos de trabajo y estudio, el sentido artístico, la creatividad y la afectividad” (Verónica, docente de la Escuela Generativa GEA).
“Este nuevo modelo desafía y pone a prueba mis estructuras personales, pues somos producto de matrices de aprendizaje que al encontrarse con un modelo tan amplio para innovar genera ansiedad, dudas, incertidumbre, ¿que pasa con el error? Pues no pasa absolutamente nada, siempre y cuando este sirva para aprender” (Alejandro, docente de la Escuela Generativa Universo D-Mentes).
“Fue un gran desafío comenzar a trabajar en esta escuela con esta modalidad que es nueva en la provincia. La relación con los alumnos es muy buena, ellos son los que nos incentivan a mejorar las clases, a indagar en nuevos temas. La organización de la clase se basa en el interés de los alumnos, a partir de allí construímos y orientamos nuestra planificación. Somos una Escuela pequeña pero éste es un gran valor porque parece que somos una gran familia” (Fernanda, docente de la Escuela Generativa Etude l’Art Ballet).
De estudiantes:
“Estoy feliz de estar acá. Me escuchan, me hacen sentir bien, me ayudan en mis problemas y además subí bastante mi nivel académico. Acá me siento cómoda con mis compañeros y maestros. En esta escuela te escuchan y te ayudan” (alumna de la Escuela Generativa Etude l’Art Ballet).
“Me cambié de escuela porque me gusta hacer deporte y acá tiene mucho que ver. Me gusta mi escuela porque nos ayudan a socializar con todos los chicos, estamos sentados en grupos y no sentados lejos unos de los otros. Nos prestan las pelotas de básquet y no estamos aburridos nunca. También me gusta la enseñanza y cómo nos explican” (alumno de la Escuela Generativa Alberdi Club).
“Me gusta venir a la escuela porque puedo aprender y por primera vez me siento importante. Los profes son re piolas, me siento tranquilo y mis compañeros son re buenos” (alumno de la Escuela Generativa GEA).
“Mi experiencia en la Escuela Generativa es muy buena, muy encantadora. me siento muy bien de formar parte. Día a día lo vivo muy diferente porque hacemos cosas distintas todo el tiempo. Cambiamos de lugares para cada clase. Me encanta el folklore estilizado. Nos enseñan lo que queremos aprender, no sólo lo que es obligatorio. Tenemos nuestras opiniones y nos dejan expresarnos libremente. Yo entré tarde a esta escuela y mis compañeros me recibieron muy bien. Me siento muy conforme en el lugar que estoy” (alumna de la Escuela Generativa Etude l’Art Ballet).
“¡Esta escuela está genial! Ahora me gusta venir a la escuela, estoy aprendiendo cosas que antes me las daban pero no las aprendía. Me gusta como dan clases y los recreos. Hice muchas amigas y somos unidas. Otra cosa que me gusta es que no hay bullying” (alumna de la Escuela Generativa GEA).
De las familias:
“Mi hija tiene dislexia y en la otra escuela que iba le hicieron bullying. Hoy por hoy mi hija ama ir a esta escuela porque está contenida tanto con los profesores y compañeros hasta ha aprendido a juntar palabras y me lee lento pero ha aprendido en tan poco tiempo con ustedes. No le gusta faltar ni cuando está enferma no quiere perderse ni una clase a pesar que vivimos retirados de la escuela vivimos cerca del Barrio Santa Rita hacía mucho que no veía a mi hijos felices, activos con ganas de estudiar, hacer cosas, Vale ahora me come bien se ríe hasta ha cambiado en su forma de ser, reparte amor para todos. La verdad que no tengo palabras para agradecerles lo que han hecho por mi niña” (mamá de alumnos de la Escuela Generativa GEA).
“El equipo de la escuela generativa Jorge Newbery es genial. La verdad es maravillosa esta institución, totalmente inclusiva. Los alumnos felices con cada iniciativa, participan en todas las áreas y actividades propuestas por los docentes. Es una educación diferente, no sólo pasa por un libro, lápiz, mochila, goma y uniformes, es también mostrar lo cotidiano de compartir un tiempo fuera de los deberes y reglas. La institución también es un espacio de convivencia y contención (mamá de alumna de la Escuela Generativa Jorge Newbery).
“Apoyo totalmente a la escuela de mi hijo porque esta escuela lo ha ayudado y lo veo más feliz. Yo de mi parte pienso que todas las escuelas tendrán que ser generativas” (mamá de alumno de la Escuela Generativa GEPU).
“Lo que yo puedo decir es que a mí hijo lo cambio, ahora tiene ganas de ir a la escuela, de hacer los trabajos y se siente feliz, diferente a cuando iba a la otra escuela. Yo sí lo veo feliz a mí hijo, yo estoy feliz, y voy a apoyar a las escuelas generativa” (papá de alumno de la Escuela Generativa Alberdi Club).
Más información sobre las escuelas Generativas de la provincia de San Luis en: http://www.generativas.sanluis.edu.ar/
1 Respuesta
[…] Para saber qué son y cómo funcionan las Escuelas Generativas de la provincia de San Luis, se puede leer: https://alteredu.com.ar/2020/10/13/san-luis-la-primera-provincia-en-promover-reglamentar-y-financiar… […]