Gracias a ella, en Israel hay escuelas democráticas dentro del sistema educativo público

Entrevista en colaboración con Matías Knust, cofundador de CIFREP y ACHIENA

Llegó al Festival por los 100 años de Summerhill junto a Yaacov Hecht, pionero de la educación democrática con su escuela en Hadera y activista desde el primer día de IDEC, la conferencia internacional que desde 1993 tiene lugar en diferentes partes del globo. Yael «Yuli» Tamir fue ministra de Educación de Israel entre 2006 y 2009. Según se sabe, la primera funcionaria que tuvo la iniciativa de incorporarlas al sistema público y financiarlas con presupuesto estatal. También es cofundadora de la ONG Peace Now y dirige la Escuela de Gobierno Blavatnik en la Universidad de Oxford.

En sus intervenciones durante el festival, explicó que durante su gestión la guiaron dos principios: diversificar el sistema público sin forzar las decisiones educativas de los padres. Es que Israel tiene una larga tradición de escuelas ortodoxas, y las familias tienen la opción de elegirlas seculares, judías, islámicas o ultra ortodoxas. Ante la protesta de algunos docentes del evento sobre el derecho de los chicos a recibir una educación secular, ella reconoció el dilema pero explicó que lo resuelven dando cada vez más apoyo a quienes optan por salir de los entornos más ortodoxos.

Actualmente, junto con Yaacov Hecht y Sugata Mitra (colega suyo en la Universidad de Oxford), encabezan un nuevo programa experimental de formación de maestros. Según contó la también ex ministra de Ciencias y Tecnologías, tendrán un diálogo abierto con los profesores más experimentados para pensar juntos qué características debería tener un excelente educador en nuestros días. «Vamos a cuestionar o dejar ir muchas presunciones sobre la enseñanza que están empezando a caer, y nos comprometemos a ir compartiendo el proceso. Como ya somos viejos para ir a Summerhill, vamos a juntarnos como adultos a pensar y aprender libremente», le dijo como guiño al auditorio.

Entrevista en colaboración

Junto con Matías Knust entrevistamos a Yuli en los «pasillos» al aire libre del campo en Leiston donde se montaron las carpas para el Festival Internacional por los 100 años de Summerhill.

Yael Tamir y Matías Knust

-¿Por qué vino al Festival de Summerhill?

-Porque pienso que el movimiento de escuelas democráticas es muy importante para todo el mundo. Nos abre nuevos lugares para pensar la educación. Para entender qué necesitan niños y niñas, cómo pueden aprender y desarrollarse. Es un placer conocer a gente de todo el mundo que dedica su vida a la educación democrática. Es una experiencia maravillosa.

-¿Por qué, como ministra, le dio tanto apoyo en Israel?

-Por las mismas razones. Intentar abrir nuevas oportunidades para niños y niñas, hacer las cosas de manera diferente. Creo que la educación democrática ayuda a los niños, los escucha, que es algo muy poco usual en el mundo. Muy pocas personas los escuchan y les preguntan por qué van, qué quieren hacer, qué quieren aprender. El mundo está cambiando rápido y sus deseos y necesidades también, pero no respondemos como adultos porque no los escuchamos. Por eso, para mí este movimiento de democracia educativa se trata de escuchar. A los adultos, a los niños y a cualquiera que esté involucrado en educación.

-¿Quiénes la inspiraron?

-Yacoov, Neill. Leí el libro hace muchos años y fue una gran influencia para mí. Desde entonces que quiero conocer Summerhill. Tengo un sentimiento profundo de curiosidad, porque la gente dice que no se puede enseñar así, que en libertad no querrán aprender porque solo querrán jugar. Pero, al final, funcionó. Nos abrió una buena oportunidad para reflexionar sobre qué estamos haciendo.

-¿Llevaría a sus hijos a una escuela como Summerhill?

-Sí. Los míos fueron a una que, si bien no era democrática, sí algo intermedio, una escuela comunitaria con unas características muy especiales. Creo que las escuelas democráticas son buenas para los chicos.

-¿Cómo evalúa los resultados de su apoyo como ministra a la educación democrática?

-El resultado es que hoy la mayoría de las escuelas democráticas son públicas en Israel. Lo hice porque, si algo es bueno, debe ser para todos, no solo para los que pueden pagarlo. Desde mi punto de vista hacerlo público fue la forma de alcanzarla a todos los niños y niñas, a las familias que eligen ese tipo de educación.

-¿Qué piensa sobre la naturaleza como espacio de aprendizaje y del crecimiento del movimiento de educación en la naturaleza?

-En Israel vemos cada vez más escuelas que llamamos bosque. Aunque no tenemos muchos bosques, tenemos árboles. En cualquier caso, las escuelas al aire libre juegan un rol importante porque les dan a niñas y niños la oportunidad de estar y crecer en la naturaleza. En nuestro instituto de formación docente tenemos una unidad de agricultura que les enseña a los maestros cómo enseñar pequeñas cosas relacionadas con la agricultura. Ahora entendemos que es importante para los niños entender la naturaleza y cómo la intervenimos.

-Israel tiene un increíble patrimonio histórico y cultural para que los niños, niñas y jóvenes puedan interactuar, ¿se incorpora ese aspecto en las escuelas?

-Bueno, en realidad ese es el punto de las escuelas democráticas, que cada uno lo hace a su manera, aunque en general compartan las mismas prácticas. Depende de dónde están, qué cosas deciden enfatizar.

-¿Cree que la educación democrática y en la naturaleza contribuyen a un mundo más pacífico?

-Ojalá pudieran, aunque no estoy segura. Porque las personas que llevan a sus hijos a escuelas democráticas son las que ya tienen una mente más abierta y tolerante. Ojalá pudiéramos atraer a los sectores más fanáticos de la sociedad, pero eso no necesariamente sucede.

Mirá la charla TED donde Yael Tamir explica su visión de la evaluación estandarizada y propone otras formas de mejorar la educación:

Leé dos artículos sobre las escuelas democráticas en Israel:

https://www.jpost.com/in-jerusalem/democratic-schools-put-israels-kids-in-the-drivers-seat-573588

https://forward.com/israel/349217/in-israels-democratic-schools-kids-are-in-charge/

Esta nota forma parte de la cobertura periodística de AlterEdu en el Festival por los 100 años de Summerhill en Inglaterra, en Agosto de 2022.

Dolores Bulit

Nací en la Ciudad de Buenos Aires en 1972. Mi educación formal ocurrió en el jardín Casa de los Niños fundado por Elena Frondizi, la Escuela Normal Nacional en Lenguas Vivas “John F. Kennedy” y la Carrera de Comunicación Social de la Universidad de Buenos Aires. Mi educación no formal se amasó en una familia numerosa, presente, matriarcal en medio del patriarcado, de clase media profesional. Sin presiones curriculares o extracurriculares, con mucho tiempo y enorme oportunidad para el juego libre en la ciudad y en el campo. También me eduqué en mis empleos y en mis viajes, en mi pareja y con mi maternidad, con todas las personas que pasan por mi vida y a través de mi experiencia más reciente y transformadora con la gestación de Tierra Fértil, un espacio de aprendizaje basado en el juego y la autogestión con 8 años de historia.

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