Maribel y Gustavo están sumergidos en una novela judicial desde 2023, cuando les llegó una citación. El fiscal adjunto contravencional de su ciudad, General Pico, en La Pampa, los acusaba de abandonar el derecho a la educación de su hijo, los intimaba a escolarizar, a pagar una multa y hacer trabajo comunitario. En realidad, cuando su hijo terminó el jardín, nunca lo anotaron en la escuela porque decidieron hacer educación en casa.
No eran la primera familia denunciada, pero decidieron seguir hasta donde hiciera falta para demostrar que no estaban haciendo nada malo. Sus defensores oficiales reunieron las pruebas y los testigos meticulosamente y, después de cuatro días de juicio, fueron “absueltos libremente de culpa y cargo de los cargos de sustracción al cumplimiento de obligaciones legales de asistencia a su hijo y de descuido o abandono de la educación de su hijo, previstas y reprimidas en los inc. 1° y 6° del art. 120 del Código Contravencional, por las que fueran acusados”. En su fallo, el juez escribió que quedó demostrado que el niño recibía una educación “superlativa” sin ir a la escuela (ver nota y fallo).
Cuando por fin descansaban –habían tenido que aprender en pocos meses el lenguaje y los vericutos de la justicia-, una jueza de Santa Rosa revocó el fallo. Fue ahí cuando la familia decidió dar a conocer su situación en los medios de comunicación. Los rumores iban in crescendo, aunque ellos no se escondían de nadie. Están orgullosos de la forma de educar que eligieron para sus hijos, que no empezó con el menor sino después de años de ver sufrir bullying en la escuela a su hijo del medio.
Hace una semana, sus abogados defensores apelaron el fallo. Hice una videollamada con Maribel y Gustavo y esto es lo que conversamos:
-En materia judicial, ¿hasta dónde están dispuestos a seguir? ¿Cuál es la estrategia de su abogado?
-Tenemos dos abogados que son los defensores públicos provistos por el sistema judicial, Mauro Fernández y Alejandro Piñeiro. Han hecho un trabajo excelente, que quedó demostrado en los cuatro días de juicio, con abundancia de pruebas y testigos presentados. Fotocopiamos y presentamos todo el material de estudio de nuestro hijo desde primer grado hasta tercero, el cual fue evaluado por psicopedagogos. El resultado concluyente fue que no se notaba que no iba a la escuela, por lo que la instancia contravencional nos absolvió y dictaminó que nuestro hijo recibe una educación superlativa.
Sin embargo, la jueza María Eugenia Schijvarger de Santa Rosa decidió revocar ese fallo favorable, así que el lunes pasado nuestros abogados apelaron, alegando que no tuvo en cuenta todas las pruebas que se aportaron, los audios de los cuatro días que por obligación debe escuchar, ni los certificados de alumno regular de Royal Hollow con sus correspondientes apostillados de La Haya del primer y segundo grado, más certificados y declaraciones juradas de las distintas actividades que hacía y hace nuestro hijo aquí en General Pico. Tampoco tuvo en cuenta todas las fotocopias de su estudio y sus boletines de calificaciones. Es, incluso, una falta de respeto a todo el trabajo y el tiempo dedicado por los propios abogados del Estado que nos defendieron. Nosotros seguimos sosteniendo nuestro derecho constitucional a enseñar y aprender y a elegir lo que creemos es la mejor educación para nuestro hijo.
Creemos que este proceso es un abuso de poder por parte del fiscal adjunto contravencional Francisco Cuenca, es coacción. Y no sólo con nuestra familia, sino también con otras familias de General Pico que en estos años han sido denunciadas por el mismo motivo. Todas fuimos maltratadas, discriminadas, amenazadas por el mismo fiscal Cuenca.
Durante el juicio, él me preguntó si mi hijo tenía maestra. Le agradecí la pregunta, porque cuando antes él quiso interrogarla ella no se pudo presentar porque cuidaba a su mamá recién operada en otro pueblo. Su hermana se acercó a la fiscalía para notificar esta imposibilidad y fue maltratada: le dijo que no era un justificativo y que si no se presentaba a declarar enviaría a la fuerza pública a buscarla, diciendo que en pueblo chico la podía localizar fácil. También le pidió el teléfono de la maestra, la llamó y la asustó diciéndole que no podía darle clases particulares a nuestro niño, porque formaría parte de algo ilegal. Ella tenía una relación hermosa con nuestro hijo, pero me llamó para decir que dejaba de ser su maestra. Esa misma mañana hicimos una denuncia por abuso de su cargo y amenazas, que fue archivada en Tribunales pocos días después.
Esto se está volviendo muy largo y nos parece muy injusto, siendo que hay tantos niños que sí necesitan intervención de la Fiscalía y otros organismos públicos cuando sus derechos son manifiestamente vulnerados. Y aunque le ponemos toda la garra, se nos mueve el piso, es un sube y baja de emociones muy angustiantes. Somos personas comunes, somos comerciantes conocidos en nuestra comunidad, pagamos impuestos y nos ocupamos enteramente de la educación de nuestro hijo. Es una hipocresía que tus derechos puedan ser vulnerados, pero si sos parte del sistema educativo, nadie hace nada.
-¿Cómo se organizan con el aprendizaje en casa?
-Dos veces por semana va a una maestra particular y los otros tres días los trabajamos en casa. Usamos el mismo cuaderno, creamos una fusión hermosa, ella a su manera y en casa a la nuestra, ya que consideramos que todos tenemos distintas maneras de enseñar. Algunos sábados tiene torneo de karate o básquet. Pronto está por empezar un tallercito de lectura los sábados por la mañana. Él va contento a todas sus actividades, socializa y se relaciona con otros chicos de su edad, más grandes y más pequeños; tiene muchos amiguitos derivados de tantas actividades que hace: dibujo y pintura, orquesta infantil, percusión, lenguaje musical, básquet, karate, academia de inglés, huerta y comida saludable.
A la academia de inglés va una hora cuatro días a la semana y todos los meses toman examen. Viene y nos cuenta, ¡pero de una forma tan natural y despreocupada! Otras mamás cuentan que sus hijos se ponen nerviosos. El sale contento, como una clase más: la palabra examen para él no tiene ese peso de malestar o preocupación como la que aprendimos o sentimos nosotros.
Los viernes de Agosto empezó un taller nuevo que abarca huerta, cocina saludable y arte. Un día volvió a casa con muchas semillitas que había ganado por contestar correctamente resultados de multiplicaciones, donde jugaba con niños que van a quinto y sexto grado.
Esa es una de las cosas hermosas que vemos, que pueda compartir con niños de varias edades. Sucede lo mismo en el taller de dibujo, pintura, en la orquesta y en básquet y karate. Eso prueba que un niño no solo se puede relacionar con otros de su misma edad. En esos lugares al principio siempre le preguntan a qué escuela va, y él dice la verdad, que hace escuela en casa.
A esta altura se sigue creyendo que el único lugar donde uno aprende y socializa es la escuela. En nuestra ciudad se brindan muchísimos talleres de diversas actividades, incluso algunas de ellas son gratuitas. En nuestro caso, por ejemplo, percusión, lenguaje musical y ensamble infanto juvenil en la orquesta de vientos, cuerdas y percusión municipal de nuestra ciudad.
-¿Por qué creen que es importante difundir lo que hacen?
-Nosotros nos manteníamos en la postura de no salir a los medios porque esperábamos el resultado del juicio. Que terminó saliendo muy bien, con un veredicto de “educación superlativa” para nuestro hijo, dictaminado por el Juez Contravencional de la Segunda Circunscripción Judicial Dr. Maximiliano Boga Doyhenard. Pero cuando revocaron ese fallo y el defensor general de la provincia Martín Saravia en una nota radial expresó que era arbitrario y tenía irregularidades, decidimos mostrarnos (ver nota).
Porque acá nos conocemos todos, hubo titulares capciosos de diarios locales, sentimos que se nos estaba difamando haciendo creer a la localidad que somos un mal ejemplo como padres que no quieren mandar a su hijo a la escuela. Entendimos que la gente juzga porque no sabe lo que es el método de escuela en casa o escuela sombrilla, como tampoco la enorme responsabilidad que esto requiere como padres. Y lo que pasó es que salimos en la radio, pudimos contar la verdad de nuestro caso y recibimos apoyo de muchas personas que nos conocen como comerciantes y como vecinos. Hubo muchos comentarios a nuestro favor en los medios y las redes sociales.
Todos saben que hoy en día a una maestra se le hace muy difícil poder enseñar como realmente quisiera, encargada de veinte o treinta niños que traen muchas cosas desde la casa. Pero nosotros dejamos en claro que no estamos contra los docentes o la escuela. Es nuestro derecho como padres, progenitores y educadores primarios elegir la educación de nuestro hijo, y que ninguna ley o normativa contravencional está por encima del amparo de la Constitución Nacional ni de los Tratados y Convenios Internacionales.
Estamos en contacto con otras familias que también hacen la modalidad escuela en casa o escuela sombrilla. Pero la realidad es que tienen mucho miedo a ser denunciadas. Creemos que esta persecución aquí en La Pampa a las familias tiene que terminar. Cada día vemos los frutos de esta hermosa modalidad, lo hacemos desde el amor, es responsabilidad entera como padres, que se disfruta y se aprecia cómo genera una mayor comprensión sin necesariamente estar sentado tantas horas en un banco.
Tenemos tanta motivación, tanto impulso, que vamos a seguir. No queremos cambiar nuestra forma de vivir. No tenemos miedo porque no estamos haciendo nada ilegal, sino que nos guiamos por nuestro derecho constitucional a la libre elección de métodos racionales y probados. No vamos a bajar los brazos porque sabemos, además, que estamos representando a otras familias. Nos tienen que escuchar; no estamos en 1915. Aquí en General Pico existen muchas familias con esta modalidad, pero también somos un montón a nivel provincial. El miedo es algo que cuesta mucho romper, la intención desde ciertos estamentos estatales es asustar e intimidar, haciendo creer que es un acto ilegal.
-¿Fue alguna trabajadora social a su casa para comprobar cómo está su hijo?
-Esa es otra de las irregularidades. La primera es que nosotros nunca anotamos a nuestro hijo en la escuela, él estaba en jardín de infantes cuando empezó la pandemia y desde entonces aprende en casa. La segunda es que la citación del juzgado contravencional nos llegó tres años después. Se dio a conocer el primer día del juicio que se había realizado una denuncia atemporal de directivos de Jardín y escuela primaria en septiembre de 2022 en la Fiscalía Contravencional, que el fiscal Cuenca consideró a su criterio que no era de relevancia (en ese momento nuestro hijo tenía seis años). Y aunque esa demora es una falla e inoperancia de diferentes directivos del sistema escolar, no están sentadas en el banquillo de los acusados por incumplimiento de su deber.
Desde el primer día que se comunicaron con nosotros de la Dirección de Educación Primaria dijimos que hacíamos la modalidad de escuela en casa, que nuestra elección y derechos están amparados por la Constitución, y eso declararon varios directivos escolares frente al juez. También dijimos que estábamos disponibles para la visita ambiental ya que nuestro trabajo está en nuestro hogar y es de horario comercial mañana y tarde, pero nunca vino nadie a casa a corroborar como vive nuestro hijo.
Otra cosa importante para mencionar es que, durante los cuatros días de juicio, tanto los testigos aportados por fiscalía como defensoría, todos conocían algún caso de escuela en casa aquí en la cuidad.
-De las otras familias de Pico denunciadas, ¿alguna llegó a juicio contravencional como ustedes?
-Sí. Una familia contrató un abogado privado pero no tuvieron una buena defensa. Además, también sufrieron amenazas por parte del fiscal Cuenca. Los agotaron moralmente y volvieron a escolarizar a su hija por imposición.
-¿Cómo convive el entorno con ustedes y sus elecciones?
-Nuestra familia y amigos nos apoyan. En principio, el prejuicio social era que creían que aprendía todo virtualmente, sin relacionarse con otros niños, pero lo pudimos aclarar bien en la nota radial (escuchar acá).
Desde fiscalía contravencional se nos insistía con la presencialidad. Mostramos que él asiste de manera presencial a todas las actividades que realiza. Puede hacer la tarea a las 9 de la noche o las 11 de la mañana, en la mesa, en el patio o en la cucheta vestido de fútbol. Juega como una hora y después vuelve y sigue haciendo la tarea. Es increíble lo que tenemos que aprender como familias, porque le podemos traer un gran beneficio. En esto no hay otra cosa más que amor.
Opinión: estrategia legal
Aprovechando que mi papá y una de mis hermanas son abogados, los puse en contexto y les pregunté cómo creen que puede encaminarse el proceso judicial. En la segunda instancia los abogados defensores podrían esgrimir que el segundo fallo es arbitrario y exorbitante (exagerado, como opinó el fiscal de la provincia, instando a resolverlo con diálogo fuera del sistema judicial). Si la cámara de apelaciones resuelve en contra de la libertad educativa, se podría recurrir al superior tribunal de justicia de la provincia. Si falla en contra, se podría recurrir a la corte suprema de la Nación con un recurso extraordinario.
“Creo que es difícil llegar a esa instancia, pero en ese caso el debate debería orientarse en torno al derecho de la libertad de elegir cómo se cumple el deber de enseñar y el derecho de aprender y a la consecuente libertad de los padres de elegir cómo educar a sus hijos. Creo que debería evitarse en esa instancia la discusión de los métodos, porque eso lo dirime cada jurisdicción con su normativa”, me explicó papá. “Entiendo que nuestra Constitución protege el derecho a elegir dentro de un marco de razonabilidad a la hora de asegurarle el derecho a la educación a un niño. No hay que derribar las leyes de educación, sino cuestionar la forma en que se están aplicando. Plantear que hay otras formas de llegar a los mismos objetivos y que allí es donde la familia puede ejercer su marco de libertad. Mostrar que si el marco regulatorio es tan estricto y detallista, no permite que el otro exista: en realidad, se está anulando la posibilidad de elegir. Lo que sucede en la práctica es que no se permite la convivencia de distintos métodos, y este es un caso testigo”.
Cree que “tampoco debería de hacerse de esto una cruzada, donde cada bando queda dividido con su pancarta. Creo que se trata de una construcción en el tiempo, ladrillo por ladrillo. El mundo va cambiando y las leyes van quedando cortas. En esta contienda lo ideal es pararse en un marco superior al de los métodos educativos y defender las libertades civiles amparadas por nuestra Constitución. Blindar, de alguna manera, los derechos de los padres dentro de un marco regulatorio razonable donde se asegure, incluso controlado por el Estado, la adquisición de ciertos conocimientos, el desarrollo de la personalidad y todo aquello en lo que los padres y el Estado, los dos sujetos obligados, estén de acuerdo, cada uno por la vía que se adecue a su visión integral de la educación”.
¿Puede pensarse que este caso marca una época bisagra, como cuando la discusión de “la libre o la laica” en la Argentina de los ´60? En efecto, hasta ese debate, el único proveedor de educación escolar era el Estado, en la forma que consideró Sarmiento en su época, que era hacerla obligatoria. En ese momento fue la Iglesia quien pidió la educación escolar privada y ganó la pulseada. Muchos, seguramente, lo vivieron como una catástrofe. Pienso también en los luddistas o en la imprenta de Guttenberg, que algunos creyeron iba a destruir la inteligencia, las elites intelectuales y la cultura. Efectivamente, algunas cosas cambiaron para siempre.
¿En qué medida este caso sirve para sentar precedentes y ayudar a otras familias que eligen esta forma de educar en otras provincias de Argentina? “En nuestro país la normativa se construye en los actos legislativos. En países como Inglaterra o Estados Unidos es diferente, porque también tienen peso de ley las decisiones judiciales. Que generalmente también se basan en el derecho consuetudinario, de usos y costumbres. Es lo que se conoce como common law, que se traduce como lo que rige en ausencia o complemento de ley escrita. Acá en Argentina hay que dirimirlo caso por caso, sin perjuicio de que los fallos de la Corte Suprema conllevan un peso sustantivo en la adecuación, vía interpretación, de las leyes y reglamentos”, aclaró.
La línea divisoria
En estos años que llevo de observar el sistema educativo público habiendo pasado por la experiencia personal de educar sin escuela, este tipo de noticia siempre me trae a las mismas preguntas: ¿quién marcó la línea entre la educación formal y la educación no formal? ¿Por qué el Estado monopoliza la educación en vez de permitir la convivencia de sistemas y garantizar el acceso voluntario a la evaluación, con instancias donde certificar los aprendizajes, sea donde sea que se hayan adquirido?
He leído varios tipos de defensa de ese monopolio. Uno, que garantiza la cohesión social. Creo que en nuestra época es necesario especificar y describir si ese supuesto bien mayor sigue vigente. Dos, que obligando a educar en escuelas se compromete al Estado a garantizar un derecho, construyendo sus edificios y pagando a sus maestros. Me pregunto si en los hechos eso está bien garantizado, si se construye suficiente, se paga bien y se asegura la calidad. Tercero, que de liberarse aún más, la educación se mercantiliza. Respuestas ingenuas y perezosas, porque la Educación ya es en verdad una industria, con clientes cautivos y proveedores encorsetados por normativa ineficiente, arbitraria, antigua e inflexible.
Imágenes: FM 100.5 / Pampadiario.com
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